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Colombia negativa

jueves, 31 de octubre de 2013 Comments off

Gustavo Páez Escobar

A menos de la mitad del período presidencial, Santos perdió la brújula. Increíble que esto suceda con un hombre de su experiencia, su disciplina y preparación, y que tantos signos alentadores dio en los inicios de su gobierno. Tremenda frase la que alguien ha lanzado para calificar la situación actual: “Este gobierno tiene poder, pero no tiene fuerza”.

Tal vez el Presidente se dejó halagar por los altos índices de popularidad, se dedicó a viajar demasiado por el exterior, no mantuvo la necesaria cohesión ni el suficiente empuje en su equipo ministerial, y así, poco a poco, el país se le fue saliendo de las manos. Los que no dormían eran los políticos, casta ambiciosa, voraz y ajena a los supremos intereses de la nación.

El espectáculo grotesco que presenció el país en los últimos días, cuando las tres ramas del poder quedaron involucradas en la creación de un engendro legislativo nunca antes visto, pone de presente el detrimento moral a que hemos llegado. Si los magistrados perdieron el pudor para negociar en la sombra ventajas en beneficio propio, es porque los dientes de la corrupción muerden en todas partes.

Todo vale, es la regla nefasta que ha arruinado los principios y desquiciado al país. La inmoralidad invade la vida nacional. Los negociados de la contratación y la corrupción de la justicia se convirtieron en frenos para avanzar por terreno seguro. Grandes proyectos de obras públicas están detenidos.

El Gobierno, que supo a tiempo la desviación que sufría su proyecto de reforma judicial, permitió que se consumara el adefesio, el que luego fue destruido por la opinión pública. El ministro de Justicia, funcionario actuante y decisivo en el trámite de la ley abortada, parece que hubiera cerrado los ojos ante la estocada final. Para guardar cierta compostura, se mostró como la víctima del naufragio, lanzándose a las aguas de la borrasca en que él mismo había participado.

Mientras tanto, los magistrados han guardado sospechoso silencio. Silencio culpable que de manera visible devela su culpa. Ya nada se puede ocultar en esta farsa de engaño al país y de traición de los sagrados deberes que impone tan alta dignidad. “Los magistrados no tienen la capacidad ética para estar en una corte”, sostiene Carlos Caballero Argáez, que dirige la Escuela de Gobierno de la Universidad de los Andes y es una de las conciencias jurídicas y críticas más respetables del país. Y afirma que el Presidente ha perdido la gobernabilidad.

Esto lo corroboran las últimas encuestas de opinión y los rumores que se escuchan por todas partes. Tal el ambiente de detrimento y confusión que hoy se respira. Así,  se ha llegado a esta dolorosa realidad, a este caos enervante y a esta incredulidad generalizada. Colombia está enferma de grave afección. Cuando falla la moral, se agiganta la corrupción y se atrofia la credibilidad en los gobiernos. Ahora, rectificar el paso no es tarea fácil. Habrá que buscar medidas heroicas, y ojalá se encuentren. Ese es el gran reto que aparece en el futuro incierto del país.

En otro sentido, la economía va por buen camino. Pero la sola economía no es suficiente. Tampoco pueden ignorarse los logros en el combate del terrorismo. Grandes golpes se han dado contra la subversión, si bien esta no muestra señales de querer ceder en sus fines destructores.

Desde el lado de la oposición, el expresidente Uribe arremete contra el Gobierno y le endilga todos los males que nos agobian, muchos de los cuales vienen de su propia administración. Por supuesto, él no está dispuesto a calmar su ánimo belicoso, y cada día será más tormentosa su actitud dentro del objetivo, que acaba de anunciar, de volver a conquistar el poder. Estos vaivenes y nubarrones de la política desconciertan al país. Erizan a la ciudadanía. Según Global News Intelligence Latinoamérica, Uribe representa la más alta fuente de información negativa del país, con el 40,2%, mientras la guerrilla apenas significa el 12,2%.

Después de los descalabros, el Gobierno debe recoger los platos rotos, despejar el camino y buscar mejores horizontes. La dura oposición de Uribe debe convertirse en acicate para hacer mejor las tareas. “Soldado prevenido no muere en guerra”, dice el refrán popular. En eso confiamos. Hay que respaldar al Gobierno, al que elegimos con alta votación. A Santos, hombre inteligente, pragmático, sereno y audaz, le corresponde convertir en positiva la Colombia negativa que tanto nos duele hoy.

El Espectador, Bogotá, 7-VII-2012.
La Crónica del Quindío, Armenia, 7-VII-2012.
Eje 21, Manizales, 7-VII-2012.

*  *  *

Comentarios:

Coherente, desapasionado y sereno análisis a la situación causada por la fallida reforma a la Justicia, la cual debió abortar el propio gobierno, al enterarse del adefesio que resultó de su proyecto original, por la voracidad del Congreso, la falta de carácter de funcionarios del gobierno y la mezquindad de magistrados de las altas cortes El desconcierto y pesimismo de los colombianos está más que justificado. Muy a fondo se tendrá que emplear el presidente Santos para retomar, con firmeza y seguridad, el timón de la nave, pues las aguas seguirán turbulentas. Gustavo Valencia, Armenia.

La reforma a la justicia era solo un pretexto para concretar un sucio pacto secreto: más impunidad para el Congreso y los altos dignatarios del Ejecutivo, a cambio de más gabelas para los magistrados de las altas cortes; sólo que como era de esperarse cuando se negocia con malandrines y avivatos, el Congreso no resistió la tentación y a última hora quiso doblarse la tajada. Ahora todos hacen pucheros. Jazu (correo a La Crónica del Quindío).

Qué buena columna, ecuánime y verdadera. Los colores perdieron vigencia y ya no hablamos de rojos y azules como en el pasado. Lo que nos falta es un verdadero centro-izquierda, porque la izquierda pura no parece funcionar en este país: veo en Fajardo el único que encarnaría esa tendencia.  Jaime Lopera, Armenia.

Excelente análisis de la política actual en nuestro país. Y veo que los colombianos están respondiendo con madurez de entendimiento a las canalladas de la lacra que se ha metido por ambición, y no por ayudar al pueblo, a pretender legislar en Colombia. Gloria Chávez Vásquez, Miami.

Santos jugó a ganarse a Dios y al Diablo y creó un engendro que ni él mismo sabe cómo deshacer.  Ojalá esto no sea la espada de Damocles que aniquile el gobierno de Santos y su reelección. Domingos da guìa (correo a El Espectador).

El castigo de los inocentes (1)

lunes, 28 de octubre de 2013 Comments off

Gustavo Páez Escobar

Este es el cuarto artículo que en menos de dos años escribo sobre la ola de fraudes bancarios que estremece al país, y que lejos de reducirse ha crecido con hechos cada vez más perturbadores, según se establece por las noticias de prensa y por los correos llegados a esta columna.

Hasta donde puede captarse la dimensión de semejante desastre público, puede decirse que este flagelo se convirtió en dolor de cabeza para las entidades financieras y en lastre para la tranquilidad de los hogares. La gente se siente insegura para realizar sus transacciones bancarias, y la banca carece de herramientas eficaces para contrarrestar las técnicas sofisticadas que utilizan los delincuentes para apoderarse de los dineros de la clientela.

Según manifiesta la Asociación Bancaria de Colombia (Asobancaria), los organismos financieros gastaron en los últimos dos años más de doscientos millones de dólares para evitar el delito. Es decir, para blindarse contra el avance de la delincuencia, la que siempre responde con superiores métodos de fraude dentro de este mundo inextricable de la cibernética. Algo se ha logrado, por supuesto. Pero el mayor perdedor es siempre el cliente, que no tiene cómo defenderse contra el asalto –impune, en altísima proporción– de que son objeto los dineros depositados en los bancos.

Se dice que varias de las entidades financieras han contratado seguros suficientes para responder a la clientela por los fraudes. Es posible que así ocurra en algunos casos. Pero la inmensa mayoría de los colombianos estafados pierden sus reclamaciones ante las entidades, ya que estas suelen decir lo mismo, sin posibilidad de que el cliente pueda demostrar lo contrario: que la clave salió de la misma tarjeta entregada al titular, o del servicio de internet por él mismo manejado.

Es decir, que fue el cliente quien se descuidó y permitió que un tercero abusara de la confidencialidad de la clave. Esto no es cierto, y la banca lo sabe muy bien. Pero lo invoca para defender sus propios intereses. Como el caso se volvió común –y masivo, además–, existen formatos pregrabados para dar, en forma automática, la respectiva respuesta a la víctima del fraude. Es un engaño flagrante que de todas manera lo pagan los inocentes depositantes de la banca, que ven así asaltada su buena fe. Si se acude al defensor del cliente o a la Superintendencia Financiera, el resultado será el mismo.

Lo triste, lo aberrante, lo inequitativo, lo catastrófico, es que los defraudadores, ocultos en las sombras, son maestros en el manejo de tres sistemas demoledores: “phishing” (obtener información electrónica en forma fraudulenta), “phaming” (redireccionamiento de un dominio electrónico a otro fraudulento), “malware” (software “malintencionado”, o espía).

En los cajeros automáticos colocan cámaras invisibles y se apoderan de las claves. Copian la información de las bandas magnéticas, clonan las tarjetas, suplantan la identidad, ejecutan a su amaño la serie multitudinaria de robos financieros que ocurren en el país… Y nada les pasa. Todo sale del bolsillo de los clientes. Son ellos los grandes contribuyentes de esta red monstruosa montada al lado de la red cibernética que está distorsionando la vida económica del país y arruinando la paz y la salud de mucha gente.

Como corolario de este panorama sombrío –e inicuo–, por todos conocido, copio la siguiente carta, una más de las tantas que llegan a esta columna sobre el mismo tema:

“Soy una víctima de fraude bancario por el Banco de Bogotá por la suma de nueve millones de pesos, soy muy cuidadosa con mi tarjeta y en ningún momento la perdí, fue por internet pagando unas planillas de seguridad social de empresas, hubo muchas irregularidades del Banco que plasmé en la carta de reclamación (…) Después de casi dos meses me responden que el Banco no devuelve nada, que las transacciones fueron realizadas exitosas, o sea que yo las realicé (…) Mi situación económica no es buena, soy madre separada, tengo que ver por mis tres hijos, uno de ellos es especial y requiere de muchos cuidados y mi salud tampoco es buena. Pilar Bohada”.

El Espectador, Bogotá, 12-IV-2012.
Eje 21, Manizales, 13-IV-2012.
La Crónica del Quindío, Armenia, 14-IV-2012.

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Comentarios:

Gracias por llevar a la luz pública este grave problema de impunidad para los defraudadores y de «lavado de manos» de nuestros billonarios bancos. He sufrido el robo de dos de mis cuentas y es al banco donde han «entrado» electrónicamente para saber mis claves. Pero ni el banco ni el supuesto «Defensor» hacen nada para devolver el dinero y proteger las cuentas. Albamor (correo a El Espectador).

Gracias por tu buen artículo que revela el refinamiento de métodos delincuenciales en los que el fácil expediente del sector financiero es echarles la culpa a los defraudadores externos y alzarse de hombros. Alpher Rojas Carvajal, Bogotá.

Qué noticias desastrosas da esta columna. Pero gracias por dejarnos saber a quienes estamos lejos del país y tenemos alguna cuenta bancaria o de ahorro en Colombia. Colombia Paez, periodista de El Nuevo Herald, Miami.

Siempre el “paganini” es el cuentahabiente, comparable con los desfalcos de la contratación en que el pueblo paga con los impuestos y la justicia premia a los estafadores con castigos ínfimos tanto monetariamente como con mínima cárcel. Humberto Escobar Molano, Bogotá.

Eso es abordar con autoridad un tema. Todo avance tecnológico presenta, siempre, una faz negativa. Así ha ocurrido desde que el hombre habita la tierra, pero no resulta justo que el usuario, casi en toda ocasión,  el de menos recursos,  termine siendo la víctima de la falta de controles de las entidades financieras y de los organismos de vigilancia de ellos. Gustavo Valencia García, Armenia.

Aquí se legisla para mantener y aumentar las prerrogativas de los bancos. ¿Cómo es posible que una chequera de 30 cheques valga $130.000, que en proporción a su tamaño es  más cara que un libro de medicina? Carlos Abdul (correo a El Espectador).

Si los bancos son obligados a responder, ahí sí se acabará este robo o fraude descarado, o llegará a la mínima expresión. Lira (correo enviado a El Espectador).

En días pasados me llamaron de la entidad financiera para ofrecerme el famoso seguro antirrobo de mi tarjeta de crédito. Esto me hizo cuestionar las garantías que me ofrece la entidad que me presta el servicio de crédito (Colpatria). ¿Cómo así que yo tengo que asumir el costo de protección? Encima de pagar una altísima cuota de manejo que me cobran,  encima del interés oneroso por los dineros utilizados, encima de las comisiones que me roban por pedir un simple extracto… Lo ancho para ellos, lo angosto para uno. Aristóbulo Socarrás (correo a El Espectador).

El doctor Conchita

sábado, 11 de febrero de 2012 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar

En entrevista publicada por El Tiempo, el 19 de noviembre de este año, se le pregunta a Tomás Concha Sanz, quien desde hace varios años trabajaba en el Programa Presidencial para los Derechos Humanos, cómo lo llamaba Lina María Castro Torres, empleada de dicho organismo que lo denunció por acoso sexual. A lo cual responde Tomás Concha: “A veces doctor, a veces Tomás y, en algunas ocasiones, doctor Conchita”.

Dice ella en su denuncia penal que él la sometía a acoso sexual desde  un año atrás, y narra actos aberrantes que se vio obligada a realizar ante el temor de perder el puesto. Él, por su parte, se defiende con el argumento de que se trataba de relaciones sexuales consentidas, afirmación que rechaza Lina María Castro, agregando que esta conducta de su jefe era la misma que ejercía con otras empleadas.

Se viene aquí al caso trajinado de las “relaciones consentidas”. No se sabe cuál de los dos dice la verdad, o la mentira, por tratarse de versiones encontradas. Eso lo  deberá dilucidar la justicia, si es fácil. Se extraña el hecho de que la agredida hubiera tolerado esta situación durante un año, pero por otra parte no puede subestimarse la razón que ella da para permanecer callada.

Lo cierto es que en los ámbitos del poder abundan los “doctores conchitas” que cometen descarados abusos sexuales contra sus subalternas y quedan impunes. Quedan en la sombra, porque esclarecerlos no es fácil. En el presente caso, el vicepresidente Angelino Garzón no renovó el contrato de Concha, que se venció el 30 de noviembre, y fue más lejos: rechazó todo tipo de “violencia, chantaje, abuso o discriminación contra las mujeres”.

La violencia masculina en materia sexual, sobre todo cuando se desempeñan posiciones de mando, es universal. Se da en todos los países y en todos los estratos sociales. Es una tara atávica convertida en azote de la humanidad. Presidentes, gobernantes, políticos, clérigos, magnates del dinero o de la vida empresarial, para hablar solo de las cumbres elitistas, se mencionan a cada rato como protagonistas de estos desenfrenos de la moral.

Un sonado episodio de actualidad es el de Dominique Strauss-Kahn, un adicto al sexo que, tras una cadena de abusos, terminó su carrera política, como posible presidente de Francia, por sus enredos con la camarera de un hotel de Nueva York. Allí fue privado de la libertad, pero salió libre gracias a la chequera solidaria y generosa de Anne Sinclair, su cónyuge, que pagó el millón de dólares por la fianza impuesta por el juez.

Luego, él se defendió de la denuncia que en igual sentido le formuló en París la periodista Tristane Banon. En ambos casos adujo que se trató de relaciones consentidas. Otro “doctor conchita”. A la postre, su esposa ha dado señales de querer divorciarse en vista de tanto escándalo. Se cansó de la farsa.

El expresidente israelí Moshe Katzav, que se vio precisado a dimitir en junio de 2007, acusado por violación y abusos sexuales, acaba de ser condenado a siete años de prisión por tales delitos. Ya sin posibilidad de absolución, protesta con el conocido argumento de las relaciones consentidas. Otro “doctor conchita”.

En Afganistán, Gulnaz,  indefensa mujer violada por el marido de su prima, fue condenada a siete años de cárcel por el abuso que cometió el hombre. Increíble que esto suceda. Pero sucede en Afganistán: allí el caso fue calificado como adulterio, y la culpable de él (Gulnaz, y no el violador) representa una deshonra social que puede ser castigada con la muerte. Para evitar la cárcel, ella dice que se casaría con el violador, de quien tuvo una niña de dos años. Revela la ONU que en Afganistán ocho de cada diez mujeres son víctimas de violencia sexual. Mientras tanto, el violador de esta historia niega el hecho. Otro “doctor conchita”.

Al teniente Raúl Muñoz se le señala por sus propios compañeros de milicia en Arauca de agresión sexual contra dos menores de edad. Una de ellas fue asesinada junto con dos de sus hermanos. El teniente expone el mismo argumento, que no solo es colombiano sino universal: las relaciones sexuales consentidas.

Aleida, en la pluma de Vlado, exclama frente a este panorama catastrófico: “La víctima de acoso sexual es atacada en forma individual, sufre en el plano personal y es humillada en el ámbito social. ¿Hasta cuándo?”.

El Espectador, Bogotá, 9-XII-2011.
Eje 21, Manizales, 9-XII-2011.
La Crónica del Quindío, Armenia, 10-XII-2011.

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Comentarios:

Muy bien por denunciar este tipo de comportamiento social, que no por serlo deja de ser una conducta delictiva. En el caso reciente de Dominique Strauss-Kahn, hay que señalar que aparecieron publicados unos videos de las cámaras de seguridad del hotel en los que se observan escenas que ponen en duda el relato de la camarera. JDNA (correo a El Espectador).

Sin descartar que se hubiera podido presentar efectivamente un caso de abuso sexual, no es tampoco admisible que el columnista de todas maneras termine dando por cierta la versión de la supuesta víctima. La manera como se ha descrito el caso incluso por parte de la «víctima», el contexto, las características de ella, etc., da lugar a que se generen dudas. Hay que dejar que, ojalá en un fallo limpio y transparente, la justicia emita su fallo. También se conocen casos de mujeres que se aprovechan de ciertas situaciones para vengarse o hacerle daño a cierto tipo de personajes. Nicomedez Santacruz (correo a El Espectador).

Acertado el editorialista, independientemente de que uno u otro esté diciendo la verdad, asunto que aclarará el aparato judicial. Las formas de maltrato en el sector público, sobre todo, están a la orden del día, y no solo episodios de acoso sexual: acoso laboral, traslados injustificados, sobrecarga laboral; o en caso contrario, no asignar trabajo con el fin de buscar que el empleado se aburra, y otros por el estilo.  Domingos da Guìa (correo a El Espectador).

Comparto la preocupación y señalamientos del columnista, pero también hay casos como estos: 1) Relaciones de oficina que terminan y la mujer, por celos o despecho, acusa al varón de acoso; 2) Después del discotecazo, las jóvenes aceptan terminar el plan en un apartamento; 3) En su show de Brasil, Birtney Spears provocó a un joven poniéndole las piernas sobre los hombros, el muchacho amagó morder una pierna y los medios no lo bajaron de depravado; 4) Lo de DSK tiene todos los visos de un montaje, burdo por demás;  5) la misma niña Castro (Lina María) en las declaraciones iniciales sugiere coqueteos y vestimenta provocadora.  Anticlientelistascorruptos (correo a El Espectador).

La verdadera mujer es la que hace respetar sus derechos y los respeta, la que es digna, trabajadora, estudiosa y puede conducir su vida sin la sujeción a un hombre, la mujer inteligente es la que busca un compañero en igualdad de condiciones, la que tiene un hogar modelo para la sociedad. No es la muñeca fatua, que se deja utilizar, ni menos la que cree que en la vida se escalan posiciones a través de su cuerpo y de su sexo. Esa es la verdadera liberación femenina. Karissa (correo a El Espectador).

Por la experiencia que tuve durante el tiempo que trabajé como agente administrativo en las urgencias del hospital donde laboro en la zona metropolitana de París, puedo asegurar que los casos de maltrato son  numerosos, por los cuales acuden mujeres a consulta médica, sobre todo en traumatología, por las contusiones y traumas severos que algunas presentan en diferentes partes del cuerpo, especialmente en la cara, y en consulta psicológica por los efectos del estrés causado por las humillaciones e insultos recibidos de sus cónyuges. También existen las mujeres que se victimizan y hacen denuncias falsas contra sus cónyuges, inclusive mostrando golpes y heridas provocados por ellas mismas, con el fin de sacar algún beneficio económico, o para encubrir una infidelidad. Álvaro León Pérez Franco, colombiano residente en París.

 

El flagelo cibernético

sábado, 11 de febrero de 2012 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar

Leí en estos días una página periodística donde se dice que Colombia es un país flagelado por los fraudes bancarios. La expresión es exacta. Cada día aumenta más este delito, y cada día la noticia asusta más a las personas que hacen sus operaciones con tarjetas plásticas o por internet.

Algunas entidades financieras han blindado sus sistemas de seguridad para protegerse contra los defraudadores y amparar a sus clientes. Otras no. Hay palabras nacidas en este campo que antes nadie conocía y ahora se volvieron corrientes: phishing, skiming, vishing, clonación, falsa lectora, virus troyano, ciberladrón… Muchos no saben qué quieren decir, pero sienten sus efectos arrasadores cuando les roban sus dineros en los bancos y sobre todo cuando estos no les responden por el fraude.

A raíz de la columna que sobre este asunto publiqué en julio de 2010, continúo recibiendo comunicaciones de gente lastimada por este flagelo público. Copio algunas de ellas:

«Yo perdí en el 2008 $ 19 millones de pesos de mi cuenta en el BBVA. Pagaron durante tres días cuentas de teléfonos celulares por ese monto. Yo nunca había efectuado un pago en línea. No valió todo lo que reclamé. Me dijeron en todos los tonos que yo le había dado a alguien la clave porque todas las operaciones se habían realizado exitosamente. Esta es la frase de cajón. La gerente de la oficina donde tenía mi cuenta sabía que soy pensionada del Banco de Bogotá y los últimos seis años fui gerente de una oficina de Granahorrar. Así que mal podría no saber las condiciones de confidencialidad y cuidado con las claves y las tarjetas. Qué injusticia». A. Bornacelli.

A mi esposa le hicieron cuatro retiros de su cuenta de ahorros por cajero electrónico de Barranquilla, cuando la cuenta es de Bogotá. Procedimos de inmediato a hacer el reclamo. Como usted lo dice, es una proforma dado que esto al parecer se presenta con muchos clientes. Carlos Orlando Ramírez Santana.

«En dos ocasiones hemos sido robados a través de internet. La cuenta es de Bancolombia, quien  previa investigación ha devuelto la totalidad del fraude a nuestra empresa. Sin embargo es muy importante que usted alerte a los lectores, porque este fenómeno aumenta cada día». Jorge Iván Arango H.

«En el BBVA me robaron la suma de $2,3 millones a través de internet, transfiriéndola de mi cuenta a una cuenta de Santa Marta del mismo banco. Coloqué la denuncia en la Fiscalía, coloqué reclamación en el BBVA y en la Superintendencia Bancaria. La Fiscalía no ha hecho nada, y el BBVA me respondió que la culpa era mía y no me devolvió nada. La Superintendencia le dio la razón al BBVA». Ricosblanc.

«He sido víctima de un robo a través de cajeros electrónicos y tenía mi cuenta en Colmena. El robo se llevó a cabo en una ciudad que dista mucho de la ciudad donde resido y que no he visitado. Colmena me respondió haciéndome saber que la culpa es mía. Es muy probable que haya complicidad de funcionarios de la misma entidad». Andrés Vinasco Lalinde.

«Mi caso sucedió entre el 2 y el 3 de diciembre de 2009, en Colmena. Vivo en un municipio de Antioquia y la clonación y el fraude ocurrieron en Santa Marta. Hasta el momento no ha sido posible recuperar el dine­ro ($ 13’200.000), retirado por compras, retiro en cajero y por internet». Iván Darío Ruiz Rojas.

«De mi cuenta extrajeron una suma de dinero desde un cajero electrónico ubicado en una población del Atlántico, siendo mi domicilio la ciudad de Bogotá». Cristian Castillo.

«He sido víctima de dos robos en mi cuenta de ahorros de Colmena. La primera vez me robaron $1.000.000 en un cajero de una ciudad que jamás he tenido el placer de conocer (Barranquilla), mientras yo me encontraba en Manizales, y justo un año después me retiraron por internet desde mi cuenta $4.269.000, a lo que dicha entidad simplemente aduce no ser responsable por el manejo de tarjeta y claves». María Cristina Buriticá Galvis.

«Me sacaron $ 2.000.000 de mi cuenta del Banco Caja Social. He remitido cartas al banco y a la Superintendencia Financiera. Coloqué la respectiva denuncia en la Fiscalía. La verdad no sé qué más hacer». Mauricio Arturo Pineda Arias.

El Espectador, Bogotá, 24-XI-2011.
Eje 21, Manizales, 25-XI-2011. Eje 21, Manizales, 25-XI-2011.
La Crónica del Quindío, Armenia, 26-XI-2011.

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Comentario:

Así como “Colombia es un país flagelado por los fraudes bancarios”, también la regla es que los bancos se están especializando con todos los medios y los métodos para eludir la responsabilidad que les cabe. Y lo más triste es que aprovechándose del desconocimiento del común de las gentes y aun de quienes alcanzamos a medio distinguir la diferencia entre el fraude cibernético y la clonación, les ha quedado relativamente fácil a los bancos engañar a la mayoría de los clientes afectados, atribuyendo todos los fraudes a esta última figura. Luis Alberto Restrepo Gómez, abogado, Armenia.

 

 

 

 

 

Las uvas de Noé

sábado, 11 de febrero de 2012 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar

Sorprende el hecho de que, no obstante la severidad de las leyes que se ha acentuado en el país, siguen siendo numerosos y continuos los accidentes de tránsito que se producen por la conducción de vehículos bajo los efectos de las bebidas alcohólicas. En Bogotá, en lo corrido de este año, van 46 víctimas mortales por dicho motivo.

El periódico El Tiempo de este 29 de septiembre reseña varios hechos fatales.  El más reciente, el de una mujer de 38 años, cabeza de hogar y madre de tres hijos, que fue arrollada en la carrera 9ª con calle 120 por un conductor que viajaba embriagado, el que huyó luego de arrastrarla cuadra y media y producirle la muerte instantánea. Más adelante fue detenido por la policía. Al revisar sus antecedentes, se descubrió que hace dos años había sido inmovilizado su vehículo por la misma causa de la embriaguez.

En enero de este año, una joven de 18 años encontró la muerte en la carrera 7ª con calle 50 cuando pasaba la cebra y fue embestida por un vehículo que transitaba con exceso de velocidad y cuyo conductor iba embriagado. Por este hecho, un juez acaba de condenarlo a 4 años y cinco meses de prisión. Años atrás, en la calle 116 con avenida 19, un conductor también embriagado causó la muerte de dos hombres que viajaban en otro vehículo, suceso por el que el Tribunal Superior de Bogotá condenó al responsable a 18 años de prisión.

En cada uno de estas desgracias, y de las que por doquier ocurren a diario, se esconden dramas pavorosos que perturban el espíritu del simple lector de periódico y arruinan la tranquilidad de las familias involucradas en los episodios. Con todo, la gente irresponsable no escarmienta y sigue incurriendo en conductas criminales, como las anotadas, que pudieran evitarse si se acatan las normas y se respetan las vidas ajenas.

Cuando no son los accidentes de tránsito causados por el alcohol, son los crímenes pasionales, las venganzas a mano armada, las riñas en bares o en la vía pública, y la exaltación, en suma, de la mente perturbada por el licor que lleva a cometer inauditos exabruptos.

Según estudio reciente, los estudiantes empiezan a beber en el grado sexto (antiguo primero de bachillerato). Lo hacen por igual hombres y mujeres. Al preguntarles a los encuestados por qué lo hacían, el 66 por ciento dijo que por gusto. Y el 9,5 por ciento, por depresión. Los padres, tan permisivos en la era actual, tienen en este desvío social una alta cuota de responsabilidad. El trago mal tomado es camino fácil para llegar al consumo de las drogas alucinógenas.

Mala herencia recibimos de Noé. Según la Biblia, fue el único varón justo que mereció salvarse del Diluvio. Desde entonces, Dios estaba hastiado de la perversión humana, y por eso envió el Diluvio para castigar al hombre. Pero apartó a Noé en un arca donde además iba una pareja de animales de cada especie. Y los puso a navegar por las aguas. Cuarenta días después, regresaron a tierra y en ella no encontraron vestigio alguno de vida humana ni animal.

Hasta ahí todo perfecto. Pero a Noé se le ocurrió llegar hasta unos viñedos silvestres de donde tomó las uvas, sin duda en demasía, y se emborrachó. Luego perdió el uso de la razón. Sus hijos lo encontraron en deplorable estado, y con sus propias ropas cubrieron su desnudez. Por lógica, si hubiera ido al mando de un timón por las calles colombianas, el patriarca hubiera ocasionado desastres espantosos. El alcohol en la Biblia figura en muchas escenas y luego se copió en famosas obras de arte.

El instinto maligno del hombre nunca terminará. Si volviera a presentarse un segundo diluvio, sucedería el mismo capítulo de Noé. De ahí la necesidad de implantar códigos severos para reprimir los dramas sociales. Esos que vemos a diario por nuestras calles o en la intimidad de los hogares. Sin embargo, el hombre no aprende la lección.

El Espectador, Bogotá, 29-IX-2011.
Eje 21, Manizales, 29-IX-2011.
La Crónica del Quindío, Armenia, 1-X-2011.

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Comentarios:

Aquí nos embriagamos si estamos felices, deprimidos, si conseguimos empleo, si lo perdemos, por todo, pero la cultura y respeto por los demás no existe: asesinatos diarios, barras bravas en estadios….. Juvaqui7294 (correo a El Espectador).

Fabio Cardozo, candidato a la alcaldía de Cali, propone derogar la ley zanahoria (que elimina la vida nocturna) y reemplazarla por la ley remolacha: «Quien conduce no se emborracha». Ordep Adasop (correo a El Espectador).

Aquí es pan nuestro de cada día ese tema. Ahora mismo hay un escándalo en el que está involucrado un oficial de policía que se estrelló de frente en plena inter estatal con un carro que venía en la vía contraria, dejando heridos y escapando de la escena. Se irá preso por muchos años porque aquí eso es muy grave. Colombia Páez, periodista colombiana residente en Miami.