Centenario de Tulio Bayer
Por: Gustavo Páez Escobar
Nació el 18 de enero de 1924 en Riosucio, Caldas. Al presentar una grave anomalía en el momento del parto, que mostraba un peligro inminente de muerte, su abuelo paterno le aplicó el agua bautismal. El niño sobrevivió, y ante la duda de que el acto había sido imperfecto, tres días después fue bautizado por segunda vez en la iglesia del pueblo.
Más adelante se descubrió que había nacido con el síndrome de Marfan, que se caracteriza por el aumento desmedido de los miembros. Cuando lo conocí en Puerto Leguízamo, en 1958 –él como jefe del puesto de salud y yo como ejecutivo bancario–, me impresionó su figura monumental. Detrás de esa apariencia había un hombre simpático, culto, estupendo conversador, que se convertía en el centro de cualquier reunión.
Cuando nos hicimos amigos en Puerto Leguízamo, ignoraba yo que había sido secretario de Higiene y Educación de Manizales, se había graduado en Harvard en Farmacología y Toxicología y había librado duros enfrentamientos contra los adulteradores de la leche y los corruptos del sector oficial, que terminaron hostigándolo y lo obligaron a salir de la ciudad.
Y se fue a buscar suerte en un pueblo remoto, donde descubrió la miseria y el abandono en que vivían los pobladores. Allí se encontró con otra Colombia. Se solidarizó con la gente desprotegida, entendió la dimensión del hambre y la pobreza y acentuó la rebeldía que llevaba incrustada en su sensibilidad desde la capital caldense.
De vuelta en Bogotá, fue nombrado director técnico de los laboratorios CUP. Al poco tiempo salió a flote otra adulteración: la de los medicamentos. Se enfrentó con los directivos de la entidad, y la respuesta fue el despido fulminante de su cargo. Pero no se detuvo: denunció en la prensa la grave infracción que cometía el laboratorio, hecho que produjo escándalo en el país.
Bayer no podía permanecer callado ante el atropello, el abuso o la sinrazón. Luchó siempre por la justicia y el equilibrio social. Esto lo he analizado en los varios artículos que he escrito sobre él. Además, es el protagonista de mi novela Ráfagas de silencio (2007). Dada la vehemencia de sus protestas, se le calificaba de “conflictivo, revoltoso, locato, comunista”… La prensa le creó esta imagen falsa. Un día se levantó en armas, cuando se vio cercado por la clase influyente del país, y fue capturado en las selvas del Vichada.
Duró detenido un año en la cárcel Modelo de Bogotá sin que se le hubiera comprobado ningún delito. Luego de visitar varios países, se radicó en París y nunca regresó a Colombia. Allí murió, a los 58 años, el 27 de junio de 1982. Se cumple ahora el centenario de su nacimiento, y la ocasión es propicia para resaltar el sentido de sus luchas, que nunca se valoraron en su época. Hoy su nombre está revaluado, entre otros, por el historiador Orlando Villanueva Martínez, autor de los libros Tulio Bayer, el luchador solitario, y Tulio Bayer, una vida contra el dogma.
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Eje 21, Manizales, 26-I-2024. Nueva Crónica del Quindío, Armenia, 28-I-2024.
Comentarios
Qué bueno que no hayas dejado pasar desapercibida esta grandiosa fecha, 100 años del nacimiento del gran luchador que hoy sigue tan solitario y casi olvidado por la Historia y la Literatura colombianas. Solo un par de quijotes como tú y yo nos atrevimos a sacarlo del olvido y rescatarlo del muladar donde lo tenían sus enemigos. Orlando Villanueva Martínez, Bogotá.
En efecto, tenemos que sentirnos muy satisfechos por ser los defensores y difusores de este gran colombiano que hizo de la justicia y la reivindicación social el motivo de sus luchas sin cuartel, que lo llevaron a la cárcel y luego al destierro. Desde muchos años atrás he sido implacable en mi adhesión a la causa de Tulio Bayer. Luego viniste tú con los dos excelentes libros biográficos que seguirán pregonando esta personalidad solitaria y justiciera, cuyo significado, no lo dudemos, tiene lectores comprensivos de este hecho histórico. GPE
Creo que con este son tres artículos de tu autoría que he leído sobre la vida de Tulio Bayer y tu amistad con él. Lo desconocido para mí es el episodio de su despido de los laboratorios CUP por haber denunciado adulteración de medicamentos. Ese laboratorio fue fundado por el doctor César Uribe Piedrahita (otra vida interesante), que fue su propietario. Desconozco los detalles, pues él, hasta donde llega mi información, fue un científico y hombre recto. Busqué por internet información sobre este caso pero no encontré nada. Si tienes referencias acerca de ello o fuentes en donde yo pueda leer, te agradecería. Eduardo Lozano Torres, Bogotá.
César Uribe Piedrahíta murió en 1951, y Tulio Bayer llegó al laboratorio siete años después, cuando ya la empresa había perdido los principios inculcados por su fundador. Esto lo narra Bayer en forma muy detallada en su libro Carta abierta a un analfabeto político, y hace lo mismo el historiador Orlando Villanueva Martínez en las dos obras que cito en mi artículo. Por otra parte, comento dicho suceso en el prólogo Los motivos del insurgente que escribí para la biografía sobre Bayer de que es autor Villanueva Martínez. GPE
Gracias por compartir los comentarios acerca de la vida y obra del doctor Tulio Bayer. Los amigos y estudiosos de él, especialmente tú, hacen posible que conozcamos la importante trayectoria y el maltrato de que fue víctima todo un científico que luchó en procura de la justicia y el bienestar común. Inés Blanco, Bogotá.