Universidad Central
Salpicón
Por: Gustavo Páez Escobar
De plácemes se encuentra la Universidad Central con motivo de la celebración de sus bodas de plata. El importante centro docente de la capital de la República, dirigido por el doctor Jorge Enrique Molina Marino, ha querido resaltar este suceso con el lema «25 años con la democracia, la cultura y el humanismo», tres enunciados que caracterizan su razón de ser. Se trata, en efecto, de una de las universidades que más sobresalen en el país por su vocación cultural, la modernización de sus sistemas educativos y su afán de servicio social.
Fundada en 1966 con la intención de democratizar la educación superior, se buscó al mismo tiempo honrar la memoria de Bolívar y Santander, quienes en el gobierno de la Gran Colombia habían dispuesto la creación de tres universidades con el nombre de Central en cada una de las capitales de los departamentos de entonces (Cundinamarca, Venezuela y Ecuador). En la única parte donde había desaparecido la Universidad Central era en Colombia, y con el nacimiento de la nueva entidad se corrigió el olvido histórico.
Un aniversario no ha de significar tan sólo la simple suma de años, como sucede en muchos casos, sino que ha de consistir en la comprobación de hechos positivos, la revisión de políticas y el fortalecimiento de estructuras, para no quedar rezagados frente al reto de los nuevos tiempos y propender por metas superiores. Cumplir años es ocasión propicia para rectificar errores, robustecer los ideales y consolidar fórmulas de supervivencia. Es lo que hace ahora, con seria reflexión y creadora esperanza, esta universidad de los bogotanos que encuentra el porvenir despejado gracias a sus realizaciones y a su espíritu de lucha. Entre los proyectos de la hora se destaca la construcción de su moderna sede en el centro de la ciudad.
La cultura y el humanismo han sido afanes prioritarios de la entidad. Se distingue ella por su actividad editorial, gracias a la cual se ha visto estimulado el talento colombiano con publicaciones que enaltecen esta efemérides. Los escritores han recibido vigoroso aliento al obtener la difusión de sus obras, en número cada vez mayor, lo que se convierte en un reto para las rotativas oficiales.
Entre las publicaciones con que la Universidad conmemora sus años de vida, y sobre todo de servicio a la comunidad, se encuentran las siguientes: Germán Arciniegas: su vida contada por él mismo, sus confesiones de viva voz y una serie de documentos recogidos por Antonio Cacua Prada para celebrar, en diciembre pasado, los 90 años del Hombre de las Américas; Estampas pueblerinas, donde el sacerdote jesuita Manuel Briceño Jáuregui le canta a la patria en trescientos sonetos de agradable sabor costumbrista, y Diego León Giraldo: el cine como testimonio, obra que además tiene auspicio del Festival de Cine de Bogotá, donde se rinde homenaje a uno de los talentos de la cinematografía colombiana y se recopilan valiosos estudios sobre la materia.
El doctor Molina Marino, cofundador de la Universidad, ha sido su rector en dos ocasiones y hoy acumula veinte años en ese ejercicio. Su liderazgo es evidente. Las realizaciones en el campo docente son también palmarias. El porvenir, por consiguiente, se muestra promisorio para esta institución que ha cumplido «con la democracia, la cultura y el humanismo».
El Espectador, Bogotá, 12-VII-1991.
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Misiva:
Personal e institucionalmente agradecemos generosa nota publicada en tu importante columna de El Espectador, la cual nos enaltece por sus gallardos términos. La Universidad guardará en sus recuerdos de oro este hermoso y estimulante escrito. Jorge Enrique Molina Mariño, rector de la Universidad Central.