Tulio Bayer, el luchador solitario
Por: Gustavo Páez Escobar
En mayo de 2016 recibí una llamada del historiador Orlando Villanueva Martínez, quien me expuso su interés por investigar la vida de Tulio Bayer. Me buscaba por haber leído algunos artículos míos sobre el médico guerrillero, y pedía mi colaboración con el aporte de datos para llevar a cabo dicho propósito.
En efecto, yo era buen referente del personaje. Lo había conocido en 1958 como jefe del puesto de salud de Puerto Leguízamo, estrecho caserío sobre la ribera limítrofe con el Perú. Allí estaba yo vinculado al sector bancario. Desde que nos conocimos surgió una franca amistad que se prolongaría hasta el día de su muerte en París (junio de 1982). A esa sufrida lejanía llegamos casi al mismo tiempo, y regresamos a Bogotá un año después, él como director científico de los laboratorios CUP, y yo dentro de mi carrera bancaria.
Como secretario de Higiene y Educación en Manizales, Tulio Bayer había librado duras batallas contra los adulteradores de la leche y en general contra la corrupción pública. Pensaba que CUP sería el sitio ideal para ejercer su especialización en Farmacología y Toxicología adelantada en Harvard, pero se encontró con otro nido de piratas. Destapada la olla podrida que se escondía en su nuevo sitio de trabajo, denunció ante el país la adulteración de los medicamentos como grave atentado contra la salud.
Luego viajó al Vichada como médico indigenista, y más tarde se posesionó como cónsul en Puerto Ayacucho (Venezuela). En ambas posiciones chocó contra los poderosos de la región, explotadores de los nativos y usufructuarios de riquezas mal habidas. La pelea estaba casada, y esto determinó la agresión de las fuerzas adversas. Pidió ayuda al Gobierno, y su voz se perdió en el vacío. Al cerrársele todos los caminos, se alzó en armas.
Ese era Tulio Bayer: una conciencia social irreductible. Prefirió el destierro de la patria, el maltrato y el sacrificio de su tranquilidad, a la caída de sus principios. Siempre fue enemigo vehemente contra la deshonestidad y el abuso del poder. Su pensamiento queda reflejado en varios libros y en abundante correspondencia con sus amigos, e incluso con sus enemigos. Esa correspondencia permitiría hoy elaborar varios libros más –al estilo de Carta abierta a un analfabeto político, su mejor obra–.
Villanueva Martínez, doctor en Historia y profesor titular y emérito de la Universidad Distrital, ha puesto en circulación, luego de tres años de trabajo, el libro Tulio Bayer, el luchador solitario, editado por su universidad. Junto con esta obra sale un segundo tomo: Tulio Bayer: una vida contra el dogma. Correspondencia y otros escritos.
Villanueva Martínez se fue en busca de datos a poblaciones y entidades donde estaba escrita la historia, y por lo general permanecía oculta. Habló con la gente, revisó archivos, cartas, sumarios, documentos de distinta índole, tomó fotografías, y hoy saca a la luz sucesos inéditos y reivindicativos de la vida del médico.
Por otra parte, explaya la realidad de una etapa convulsa del país, en la que Tulio Bayer abanderó solitarias y valerosas campañas a favor de la gente desprotegida y en contra del atropello. Y chocó contra el poder arrasador de la clase dominante. En estas páginas emerge el Tulio Bayer que merece un puesto digno en la historia colombiana, como paradigma que es de la justicia y la equidad. Fulguran el literato y el intelectual, el ideólogo y el periodista, el ecólogo y el científico. Y ante todo, el luchador solitario. (Estos libros se consiguen en la Librería Lerner y en las librerías de las universidades Javeriana, Nacional y Distrital).
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El Espectador, Bogotá, 14-IX-2019.
Eje 21, Manizales, 13-IX-2019.
La Crónica del Quindío, Armenia, 15-IX-2019.
Comentarios
Celebro que por fin se pudo editar este reconocimiento a un verdadero revolucionario. Orlando Villanueva Martínez, Bogotá.
Tulio Bayer fue un hombre talentoso e inteligente que cumplió con su misión de crear conciencia. Sus libros son un gran legado, y ahora con esta biografía y tus artículos se asegura su puesto en la historia. Gloria Chávez Vásquez, Nueva York.
Con el brillante prólogo que escribiste para el libro de Orlando Villanueva, adquirí pleno conocimiento de los ideales del atormentado médico, de los motivos que tuvo para llegar a convertirse en guerrillero, de su valía como escritor y líder social y de su acrisolada personalidad. Y con tristeza, también pude comprobar una vez más la desidia, el desinterés y la abominable indiferencia de los gobiernos y clases favorecidas por los campesinos, indígenas y desposeídos. Eduardo Lozano Torres, Bogotá.
En mis trasteos lo primero que empaco en mi maleta de mano es el ejemplar de Carta abierta a un analfabeto político, en el cual, entre los varios subrayados destaco el de la página 24, de Ediciones Hombre Nuevo: “Si quieres un ejemplo personal y reciente de este fenómeno aparentemente contradictorio, te diré que en la llamada por mi coronel enemigo Álvaro Valencia Tovar la “campaña del Vichada” se gastó en perseguirnos unas diez veces más de lo que valía lo que nosotros estábamos pidiendo antes de levantarnos en armas. Lo pedí yo mismo siendo cónsul de Colombia en Puerto Ayacucho”. Javier González Q.