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Archivo para viernes, 15 de marzo de 2024

Al día siguiente de las elecciones

viernes, 15 de marzo de 2024 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar

En horas de la mañana del lunes 30 de octubre, un día después del desarrollo de la jornada electoral, me trasladé en un taxi, junto con mi hija Fabiola, al barrio La Candelaria, a donde íbamos a cumplir una diligencia. Por supuesto, el tema obligado fue el de las elecciones, que por fortuna habían transcurrido con relativo sosiego en gran parte del país. Colombia amanecía con un nuevo aire.

El taxista nos escuchaba en silencio. Notamos que le interesaba la conversación. De pronto, se integró al tema. Le preguntamos si había votado, y nos contó que lo hacía desde años atrás. Nos confesó que no creía en los políticos y, por lo tanto, había votado en blanco. Y entró a enjuiciar a la clase dirigente como la responsable de los desastres que ocurren en el país, causados por la corrupción, el saboteo de los bienes públicos, los abusos del poder, la impunidad y tanto desafuero que todo el mundo conoce y nadie castiga.

Quedamos sorprendidos con su discurso, que en verdad fue un gran discurso: incisivo, claro y vehemente. Lo hacía con absoluta convicción. Desde luego, nos habíamos equivocado con el personaje, a quien en principio consideramos un petrista más. Por el contrario, lanzó pestes contra el mandatario. Como nos quedó sonando lo del voto en blanco, le pedimos que nos explicara dicha actitud, que parecía insólita. Nos manifestó que sentía dolor de patria con la misma intensidad con que repudiaba a los políticos, y pensaba que ese era un medio legítimo de protesta, insatisfacción y rechazo de la conducta perversa que ejercen los gobernantes.

Pensé entonces que para el taxista seríamos nosotros –mi hija y yo– integrantes de la clase alta que él abominaba. Tal vez nuestro aspecto le creaba esa suposición. Sin embargo, sus palabras le fluían con respeto, con calma y sinceridad. Fue una charla útil y aleccionadora, cómo no, en la que vimos un eco del clamor nacional que aleja de las urnas a más de la mitad del electorado. Y nos hallamos frente al hecho excepcional de un taxista alejado del sectarismo y el conformismo y que tiene la entereza de utilizar el voto en blanco como una herramienta democrática, de opinión y al mismo tiempo de censura.

Ese voto sumó cerca de un millón de sufragantes en las elecciones que acaban de pasar. Es un resultado funesto que debe preocupar a políticos y gobernantes. Es la voz de la gente inconforme y apática que se suma a la abstención rampante que ha perdido la fe en la democracia. En Maicao y Gamarra el voto en blanco ocupó el primer lugar, lo que obliga a repetir las elecciones. En algunos municipios o departamentos obtuvo cifras elevadas, como rechazo a los aspirantes que, a pesar de todo, han llegado ufanos al poder. Ojalá la voz del taxista, que representa a millones de colombianos, sirviera como motivo de reflexión un día después de las votaciones.

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Eje 21, Manizales, 3-XI-2023. Nueva Crónica del Quindío, Armenia, 5-XI-2023.

Comentarios 

Lo que les sucedió a ustedes con el conductor del taxi me pasó a mí    en Cali con el taxista que me transportaba hacia el aeropuerto en las pasadas elecciones para presidente. Asumí que el señor era pero cuando le pregunté por quién sería su voto, me respondió que  votaría por Rodolfo Hernández, aun sabiendo que no era la persona   indicada, pero que lo prefería al peligro que Petro encarnaba.  Además, catalogó a Petro como uno de esos «politiqueros de                siempre», de quienes renegó casi todo el trayecto. Eduardo Lozano  Torres, Bogotá.

La mayoría de los taxistas colombianos son los mejores voceros de      los problemas en las grandes ciudades del mundo y es a este gremio  que han tenido que ingresar muchos profesionales por la escasez de  trabajo, exmilitares, pensionados y una que otra persona por                rebuscarse. Jorge Enrique Giraldo Acevedo, Fusagasugá.

Esta columna es una buena radiografía de lo que ocurre con muchas  personas. En los casos de Maicao y Gamarra, el voto en blanco            ganó porque así lo impulsaron líderes que no querían que en esa        jornada alguien ganara. A los que votan en blanco, con razón o sin       ella, con frecuencia los llaman “tibios”. En general, considero que el    péndulo viene de regreso. Mauricio Borja Ávila, Bogotá.

En realidad, la opinión de un hombre como ese taxista nos sirve de     termómetro para medir la opinión del pueblo pensante. Mercedes   Medina, Bogotá.

Al día siguiente de las elecciones

viernes, 15 de marzo de 2024 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar

En horas de la mañana del lunes 30 de octubre, un día después del desarrollo de la jornada electoral, me trasladé en un taxi, junto con mi hija Fabiola, al barrio La Candelaria, a donde íbamos a cumplir una diligencia. Por supuesto, el tema obligado fue el de las elecciones, que por fortuna habían transcurrido con relativo sosiego en gran parte del país. Colombia amanecía con un nuevo aire.

El taxista nos escuchaba en silencio. Notamos que le interesaba la conversación. De pronto, se integró al tema. Le preguntamos si había votado, y nos contó que lo hacía desde años atrás. Nos confesó que no creía en los políticos y, por lo tanto, había votado en blanco. Y entró a enjuiciar a la clase dirigente como la responsable de los desastres que ocurren en el país, causados por la corrupción, el saboteo de los bienes públicos, los abusos del poder, la impunidad y tanto desafuero que todo el mundo conoce y nadie castiga.

Quedamos sorprendidos con su discurso, que en verdad fue un gran discurso: incisivo, claro y vehemente. Lo hacía con absoluta convicción. Desde luego, nos habíamos equivocado con el personaje, a quien en principio consideramos un petrista más. Por el contrario, lanzó pestes contra el mandatario. Como nos quedó sonando lo del voto en blanco, le pedimos que nos explicara dicha actitud, que parecía insólita. Nos manifestó que sentía dolor de patria con la misma intensidad con que repudiaba a los políticos, y pensaba que ese era un medio legítimo de protesta, insatisfacción y rechazo de la conducta perversa que ejercen los gobernantes.

Pensé entonces que para el taxista seríamos nosotros –mi hija y yo– integrantes de la clase alta que él abominaba. Tal vez nuestro aspecto le creaba esa suposición. Sin embargo, sus palabras le fluían con respeto, con calma y sinceridad. Fue una charla útil y aleccionadora, cómo no, en la que vimos un eco del clamor nacional que aleja de las urnas a más de la mitad del electorado. Y nos hallamos frente al hecho excepcional de un taxista alejado del sectarismo y el conformismo y que tiene la entereza de utilizar el voto en blanco como una herramienta democrática, de opinión y al mismo tiempo de censura.

Ese voto sumó cerca de un millón de sufragantes en las elecciones que acaban de pasar. Es un resultado funesto que debe preocupar a políticos y gobernantes. Es la voz de la gente inconforme y apática que se suma a la abstención rampante que ha perdido la fe en la democracia. En Maicao y Gamarra el voto en blanco ocupó el primer lugar, lo que obliga a repetir las elecciones. En algunos municipios o departamentos obtuvo cifras elevadas, como rechazo a los aspirantes que, a pesar de todo, han llegado ufanos al poder. Ojalá la voz del taxista, que representa a millones de colombianos, sirviera como motivo de reflexión un día después de las votaciones.

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Eje 21, Manizales, 3-XI-2023. Nueva Crónica del Quindío, Armenia, 5-XI-2023.

Comentarios

Lo que les sucedió a ustedes con el conductor del taxi me pasó a mí  en Cali con el taxista que me transportaba hacia el aeropuerto en las pasadas elecciones para presidente. Asumí que el señor era petrista, pero cuando le pregunté por quién sería su voto, me respondió que  votaría por Rodolfo Hernández, aun sabiendo que no era la persona  indicada, pero que lo prefería al peligro que Petro encarnaba.  Además, catalogó a Petro como uno de esos «politiqueros de  siempre», de quienes renegó casi todo el trayecto. Eduardo Lozano  Torres, Bogotá.

La mayoría de los taxistas colombianos son los mejores voceros de  los problemas en las grandes ciudades del mundo y es a este gremio  que han tenido que ingresar muchos profesionales por la escasez de  trabajo, exmilitares, pensionados y una que otra persona por  rebuscarse. Jorge Enrique Giraldo Acevedo, Fusagasugá.

Esta columna es una buena radiografía de lo que ocurre con muchas  personas. En los casos de Maicao y Gamarra, el voto en blanco ganó porque así lo impulsaron líderes que no querían que en esa  jornada alguien ganara. A los que votan en blanco, con razón o sin ella, con frecuencia los llaman “tibios”. En general, considero que el   péndulo viene de regreso. Mauricio Borja Ávila, Bogotá.

En realidad, la opinión de un hombre como ese taxista nos sirve de   termómetro para medir la opinión del pueblo pensante. Mercedes   Medina, Bogotá.

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Las religiones según Soto Aparicio

viernes, 15 de marzo de 2024 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar

 Entre los libros controversiales que me faltaban leer de la obra de Fernando Soto Aparicio se encuentra la novela Y el hombre creó a Dios (ediciones Hombre Libre, 1998). En ella aborda el complicado tema de las religiones, que tanta discusión y choques ha causado en el mundo. Se estima que existen alrededor de 4.200 religiones, de las cuales el 80 % de la población global pertenece al cristianismo, el islamismo, el hinduismo, el judaísmo y el budismo.

Este enunciado indica la diversidad de creencias y prácticas religiosas en que está dividida la humanidad desde el comienzo de los siglos. Esto ha dado lugar a la creación de incontables dioses en todos los confines del universo, y así mismo, a los dogmas y antidogmas, a las pugnas y las guerras de que está llena la historia universal.

Este es el terreno que pisa Soto Aparicio en su novela. Para desarrollarlo, pone en escena a personajes bien caracterizados, como Marcos Aragón, el protagonista, y a un grupo de bellas y sensuales mujeres: Araluz, Flora y Floribel. Son ellos los que dramatizan la acción novelesca y le permiten al escritor explayar su pensamiento en el campo de la religión, del debate crítico y de los conflictos del alma.

Comienza él por rebatir la existencia del cielo y del infierno, y resalta el bien y el mal como la pauta rectora e ineludible de la conciencia del hombre. Y enfatiza: “No hay más religión que la propia conciencia de obrar bien”. No cree en otra vida, sino en la eternidad de la vida, y manifiesta que el hombre es un ser cósmico, que viene de la energía y regresa a ella.

Hace un recuento de la cantidad de guerras, masacres y abusos cometidos al amparo de la religión. Entre esas atrocidades se refiere a las Cruzadas, que tenían como meta dominante el fanatismo. “La Inquisición –dice– mató a centenares de miles de hombres, mujeres y niños en el mundo durante varios siglos”. E incluye a los millones de indígenas exterminados por la religión católica en América Latina.

En cuanto al judaísmo y la religión árabe, menciona la posición inferior y humillante que le adjudican a la mujer en la familia y en la sociedad. Allí la mujer ha perdido su esencia femenina y se le prohíbe dejarse ver por otras personas, para lo cual se estableció el velo, como si se tratara de una pecadora andante.

Frente a la realidad angustiosa que acompaña desde siempre al ser humano, se inventaron los dioses. Como el hombre tiene necesidad de protección y alivio para sus necesidades, acude a un ser superior. De ahí nace el título de la novela: Y el hombre creó a Dios. Ese Dios es una necesidad y una urgencia de amor. El verdadero amor, que implica la armonía y la paz del espíritu, es el eje de toda la obra de Soto Aparicio. Es la mejor religión.

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Eje 21, Manizales, 20-X-2023.  Nueva Crónica del Quindío, 22-X-2023.

Comentarios

 El libro de Fernando Soto Aparicio es interesante para entender la confusión del fanatismo alrededor de la religión. Lo que Dios menos ha querido es que el mundo se divida. Él profesa la unidad y el amor. Lo que pasa es el que el ser humano, inconforme por naturaleza, decide tener herramientas que lo llevan a vivir en violencia. Liliana Páez Silva, Bogotá.

Esto de las religiones y los dioses es un tema apasionante por la gran incidencia que ha tenido en la formación y desintegración de muchas sociedades y en el actuar del hombre en todas las épocas. Las religiones –no lo dudo– han sido causa desde siempre de guerras, destrucción y tragedia, pero infortunadamente la humanidad no ha aprendido a evadirlas. Eduardo Lozano Torres, Bogotá.

Categories: Novela Tags:

Novela de Gloria Chávez

viernes, 15 de marzo de 2024 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar

La escritora quindiana Gloria Chávez Vásquez, residente en Estados Unidos hace más de medio siglo, publicó en estos días la novela Mariposa mentalis, con el sello de la editorial Verbum, de España. Ha bautizado otros de sus libros, lo mismo que sucede con el actual, con títulos extraños: Opus americanus, Akum, Agmmandiel, Caliwood. Esto no obsta para que sus obras se lean con agrado y reciban elogios.

Su género preferido es el cuento. De hecho, se hizo conocer en el país con Sor Orfelina, cuento ganador de un premio dentro del concurso promovido, en 1971, por el periódico El Espectador. De ahí en adelante se dedicó al cultivo de sus otras aficiones literarias, entre ellas la novela, el ensayo y la crónica periodística, campo este en que se volvió profesional en varias empresas de comunicación. Ha obtenido diversos galardones y su nombre, al paso de los años, ha adquirido notoriedad y prestigio.

Obtenido su cartón de bachiller, viajó a los Estados Unidos y allí se quedó luego de superar las penalidades de la inmigración. No es fácil que se radique de nuevo en Colombia, toda vez que en el país norteamericano formó nexos difíciles de desatar. Pero vive pegada a sus lares nativos, a los que regresa con alguna frecuencia y se mantiene en contacto con su gente, sus tradiciones y sus problemas.

La novela se inicia en 1968, cuando se preparaba la visita de Pablo VI para las conferencias del Concilio Vaticano II, época de serios conflictos sociales y guerrilleros. Por aquellos días, el clima religioso de América Latina estaba perturbado por la Teología de la Liberación, y repercutían en diversos escenarios las voces que buscaban un mundo nuevo en el campo de la justicia y el desarrollo humano.

Me cuenta Gloria Chávez que desde mucho tiempo atrás le surgió la idea de escribir su novela, que fue madurando y estructurando hasta formar un grupo protagónico de monjas y estudiantes que se mueve en un colegio religioso. Agrega que la historia se basa en una situación real que ella trabajó con el recurso de la ficción. Se me ocurre pensar que, habiendo estudiado mi amiga en un colegio de monjas, fue allí donde le nació la historia. La realidad en la narrativa suele cambiarse con la imaginación, que es la que permite variar los hechos y las personas conservando la esencia.

Fue lo que hizo Diderot con su novela La religiosa, que frente a Mariposa mentalis guarda cierta similitud en algunos aspectos. La una y la otra se basan en hechos ciertos. El relato de Gloria Chávez está manejado por el misterio y el suspenso y describe un ambiente de pequeños y grandes problemas, donde afloran el odio, la venganza, la crueldad, la pasión, las preferencias, el lesbianismo. Y como telón de fondo está el caso de una alumna que se suicida, víctima de la maldad y el acoso.

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Eje 21, Manizales, 6-X-2023. Nueva Crónica del Quindío, Armenia, 8-X-2023.

Comentario

 Maravilloso saber de este libro de Gloria Chávez, a quien admiro en la distancia no solo por su tenacidad literaria sino por su posición frente a la región que la vio nacer. Eso he descubierto en tu columna para decirte que haces fáciles y familiares tus encuentros con la gente (caso de César Hoyos Salazar) y lo que tu vida te dejó como añoranzas de esta comarca. Jaime Lopera Gutiérrez, Armenia.

Categories: Novela, Quindío Tags: ,

César Hoyos, amigo del alma

viernes, 15 de marzo de 2024 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar

 A César Hoyos Salazar, que ejercía el cargo de secretario de Gobierno de Armenia, lo conocí en 1969, cuando llegué a la ciudad como gerente del Banco Popular. Han corrido 54 años. Desde entonces nos unió estrecha y sincera amistad. Lo recuerdo como persona sencilla, simpática y amable, que poseía además un don inapreciable que solo exhibía en grupos íntimos de amigos: el fino humor.

Con esta faceta gozábamos en alegres tertulias. Una de sus geniales actuaciones era la del culebrero de las plazas de mercado, que él interpretaba a la perfección. Nunca perdió el sentido de la hilaridad, de la gracia tonificante, del desdoble de la personalidad, no obstante el rigor y la circunspección con que manejaba las altas posiciones que ocupó en la región y en el país.

Cuando lo conocí, le faltaba graduarse de jurista. Le propuse que al obtener el título me aceptara ser abogado de mi oficina bancaria. Tiempo después me encontré con él en Bogotá frente a un despacho postal, y repasando unos sobres que llevaba en la mano, me pasó el que estaba dirigido a mí. Era la participación que hacía del grado que acababa de conferirle la Universidad Nacional. Me dijo, sonriendo, que no había olvidado mi oferta. Y fue desde entonces el asesor jurídico del banco.

En Armenia actuó como director de Fenalco, profesor de la Universidad del Quindío y de la Gran Colombia y decano de la facultad de Derecho de esta última. Llegó a ser el abogado más prestigioso de la ciudad. Trasladado a Bogotá, estuvo al frente de la dirección jurídica de la Federación Nacional de Cafeteros, y más tarde pasó al Consejo de Estado, cuya presidencia desempeñó tiempo después.

Fue el segundo alcalde de Armenia por elección popular. Sacó a la capital de serias dificultades económicas y emprendió obras de vasto alcance. Su espíritu moralista dejó huellas memorables, como la destitución fulminante del secretario de Obras Públicas por utilizar maquinaria del municipio en trabajos personales, y la devolución de la parte de los viáticos que no utilizaba en gestiones oficiales. Difícil hallar un funcionario de semejante probidad, rectitud y ética. Practicando la moral, enseñaba a los demás a ser honrados, si bien esta pauta vive desterrada de las oficinas públicas. Pero algún efecto dejan.

César Hoyos era un estudioso de tiempo completo. Vivía metido entre códigos y textos especializados. El conocimiento era su mejor arma de superación y progreso. De esta manera conquistó las altas dignidades a que llegó. Poseía profunda sabiduría jurídica y humana, y en todas partes dejaba rastros de su disciplina y autoridad. El culebrero que llevaba oculto en sus intimidades era un recurso para reírse de la vida ceremoniosa.

Al conocer la triste noticia, llamé a su propio celular, por el que tantas veces me comuniqué con él. En los últimos meses, su voz era tenue, apagada, pero efusiva. No me contestó él, sino Elsa Marina, su fiel y valiente compañera de todas las horas. Me hice la ficción de que hablaba con el propio César. Quizás así se mitigaba la amargura de la despedida.

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Eje 21, Manizales, 8-IX-2023. Nueva Crónica del Quindío, Armenia, 10-IX-2023.

Comentarios

 Comparto el sentimiento de pesar que expresas por el fallecimiento del doctor César Hoyos, a quien tuve oportunidad de conocer y tratar. Y disfrutar de su parla, matizada de sencillos brotes de humor pero también de serios conceptos políticos y jurídicos. Sensible pérdida para el país y para el Quindío su desaparición, y para ti que disfrutaste de su amistad cotidiana. Augusto León Restrepo, Bogotá.

Los dos temperamentos y los valores inquebrantables del dúo entrañable de amigos hicieron clic desde el inicio de una amistad que sobrepasó los 50 años de compartir la vida. Viene a mi mente el verlos hablando largas horas cuando se encontraban.  Entendí que personalidades con características como las de mi papá y su gran amigo son las que aportan y son espejo imitable en el saber vivir. A César lo llevaremos en el corazón por siempre. Liliana Páez Silva, Bogotá.

Su muerte me conmueve y duele en el alma. Siempre fue tan cercano a la familia “banpopular”. Ser humano excepcional. Raquel Martínez Aguirre, Armenia.

Muy bello homenaje a un extraordinario ser humano. Josué López Jaramillo, Bogotá.

Un bonito recuerdo de tu amistad con César. Un hombre íntegro y un caballero; la partida de amigos como él nos produce mucha nostalgia. Esperanza Jaramillo García, Armenia.

Qué bueno y merecido tu recuerdo del gran ciudadano y amigo que fue César. Diego Moreno Jaramillo, Bogotá.

Bella página de amistad sobre el doctor Hoyos. Armenia y el Quindío no se han enterado aún de todo lo que han perdido con su muerte. Gustavo Álvarez Gardeazábal, Tuluá.

He leído con mucho interés tu página de despedida al amigo César Hoyos. Ha sido conmovedor leer y sentir el pálpito de una gran amistad; además de conocer logros importantísimos de su vida. Cuando los amigos se van, dejan un vacío que permanece y se colma, a la vez, de bellos recuerdos. Inés Blanco, Armenia.