Mundo curioso (1)
Por Gustavo Páez Escobar
Soy asiduo lector de la sección en la que El Tiempo recuerda algunos hechos ocurridos hace 100, 50 y 25 años. Allí se encuentra desde el suceso histórico hasta la noticia ligera, la frívola o la jocosa. Es un ágil recorrido por el tiempo, que el periódico entrega a diario para ilustración o simple diversión de los lectores. Esta lectura constante me ha permitido establecer que muchos de los sucesos actuales son los mismos, con otro matiz, que ocurrieron en otras épocas.
Un día me dio por guardar algunas de esas noticias con la intención de ventilarlas más tarde en mi propio espacio periodístico, para darme con mis lectores un viaje por el pasado, como una manera de recrear la vida. A partir de la presente entrega traeré a cuento varios casos curiosos, entreverándolos con mis notas habituales. Al principio de cada caso anotaré la fecha en que ocurrió el suceso.
(6/03/1917). El cura de El Espinal, Tolima, dispuso que los agentes de la policía tenían que confesarse. El único que no lo hizo fue Julio César Vásquez, motivo que dio lugar a que el director general de la Policía ordenara su arresto. Pero ni aun así se logró que el agente llegara al confesionario. A la postre, su familia intervino para que le dieran la baja.
¿Qué secreto guardaba Vásquez para negarse a la confesión? ¿Algún hecho grave que temía revelar? ¿Algún lío de faldas que no tenía por qué contarle al clérigo? Al preferir el arresto, el agente demostró sin duda que era hombre valiente en aquella época manejada por el fanatismo religioso. El mando policivo cometió un abuso de autoridad, pero esa era la norma del día. ¿Qué tal que a los miembros del Esmad, que han cometido desmanes en el paro actual, se les ordenara confesar sus culpas?
(11/10/1968). El único peluquero que había en el pequeño municipio de Puerto Inírida, Guainía, resolvió marcharse en busca de nuevos horizontes. Mientras llegaba otro peluquero, los vecinos se volvieron melenudos. Es lo que ocurre en la pandemia actual, en la que no solo ha crecido el cabello con apabullante velocidad, sino que muchos hombres han optado por dejarse crecer la barba, sin importarles volverse viejos antes de tiempo. Resulta fácil presumir que el nuevo peluquero de Puerto Inírida hizo su agosto desmontando las montañas de pelo acumulado, una fórmula de regeneración y vitalidad que hoy esperan los habitantes de Colombia.
(29/09/1993). Feliz se ve el presidente César Gaviria, de 46 años, acompañado de Ana Milena, su esposa, y del actor Anthony Quinn. Menos de un año le faltaba para concluir su mandato, en el que había afrontado serias dificultades, como el enfrentamiento contra los narcotraficantes, la apertura económica y la crisis energética. Así las cosas, se había ido a echarse una cana al aire en el restaurante Nanis de Nueva York, donde cantó rancheras y bailó el trencito rodeado de la aclamación de los asistentes.
Hoy, a los 74 años, ya no canta rancheras, pero sigue en el trencito –mejor, en el tren del Partido Liberal, del que es presidente–. Es ya una maquinaria obsoleta, pero él lucha por que no pierda la fuerza para subir la pendiente. Como el paso del tiempo trae olvidos, ya pocos se acuerdan de aquellos momentos de euforia, con gritos a lo mariachi, que hoy evoca con nostalgia. Y no quiere bajarse del tren de la política, aunque ha tenido que hacer paradas para tomar aliento.
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El Espectador, Bogotá, 22-V-2021.
Eje 21, Manizales, 21-V-2021.
La Crónica, Armenia, 23-V-2021.
Comentarios
Simpática idea de recrear, con base en datos de El Tiempo, hechos curiosos que sucedieron hace muchos años. Un toque de humor nos cae de maravilla. Como diría mi abuela: entre chiste y chanza vamos contando verdades. Inés Blanco, Bogotá.
Curiosa columna en un mundo que ya no es tan curioso. Gustavo Álvarez Gardeazábal, Tuluá.
Yo también leo diariamente la sección de El Tiempo en la que con sorpresa se encuentran situaciones de hace 100 años, por ejemplo, que se repiten actualmente con tozudez. Es ilustrativa. Se me hizo muy curiosa tu divertida nota de hoy, pues no es usual que deslices en tus escritos esos brotes amenos de buen humor. Eduardo Lozano Torres, Bogotá.
Respuesta. Hace ya buenos años escribí en El Espectador la columna Humor a la quindiana, así bautizada por el periódico después de haberle enviado varios artículos sazonados con sal y pimienta. Y tuvo buena acogida. En mi página web tengo abierta la sección titulada Humor, donde recojo aquellos y otros artículos. Gustavo Páez Escobar