Ministros renuentes
Por: Gustavo Páez Escobar
El exministro y exparlamentario Edmundo López Gómez se refiere en su artículo del pasado 27 de febrero en El Nuevo Siglo al proyecto de disminuir la cotización de salud de los pensionados del 12% al 4%, para nivelarla, como es de elemental justicia, con la cifra que pagan los trabajadores activos.
Esta vieja aspiración de los pensionados había logrado un avance, casi definitivo, con el proyecto de ley 183 de 2014, liderado por el exministro de Trabajo Rafael Pardo, el que fue aprobado en primera instancia por la Comisión Séptima de la Cámara de Representantes en mayo de 2014. Ya se consideraba ganada la batalla. Pero se atravesó el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, con el argumento de que dicho proyecto amenazaba la sostenibilidad fiscal.
En la campaña presidencial, el presidente Santos les habló así a los pensionados: “Hay un proyecto de ley en el Congreso de la República, y yo voy a aprobar ese proyecto de ley. Ustedes han sido las víctimas de un sistema lleno de dificultades, de burocracias, inclusive de corrupción”.
Y el aspirante a la Vicepresidencia, Germán Vargas, fue enfático en afirmar: “No hay derecho y no puede ser que cualquier trabajador colombiano esté cotizando en materia de salud el 4% y los jubilados el 12%. Vamos a unificar el régimen para que los jubilados coticen en igualdad de condiciones a como lo hacen todos los trabajadores del país”.
La decisión gubernamental, sumada al ambiente parlamentario, favorecía el trámite de la ley 183, pero no se contaba con la obstinada oposición del ministro Cárdenas. Él anteponía el afán fiscalista a la justicia social. El vicepresidente Vargas, que ha debido ejercer un papel fundamental, prefirió olvidarse de sus palabras promisorias en los días de la campaña.
El nuevo ministro de Trabajo, Luis Eduardo Garzón, reconocido exlíder sindical, se fue por el camino cómodo de no indisponerse con el jefe de las finanzas, y en lugar de abogar por la causa de los pensionados (que debería ser una de sus banderas en el ministerio), se convirtió en invitado de piedra, que ni opina, ni muestra el carácter de su alta investidura, ni da la pelea que debe dar. Ambos ministros se han comportado como enemigos de los pensionados.
Edmundo López hace esta revelación de suma gravedad: según informantes suyos, el ministro Mauricio Cárdenas “se salió de los trapos para amenazar con su renuncia si el Congreso aprobaba la nivelación de los aportes para la salud”. Por lo visto, este anuncio fue suficiente para congelar el proyecto de ley.
¿Dónde queda la palabra del Presidente? ¿Y la del Vicepresidente? Desconcierta saber que vale más un ministro prepotente que el propio Presidente, que en este caso ha terminado tolerando la voluntad de su ministro y guarda silencio frente a sus ofertas de la campaña presidencial. Increíble que esto suceda. Los ministros deben ser leales con el Presidente, y si no comparten sus órdenes, deben dejar sus cargos. Es lo que pide el columnista López Gómez dentro de este deplorable capítulo de la farsa nacional: que renuncien los ministros de Hacienda y de Trabajo.
En cuanto a la tesis de la “sostenibilidad fiscal”, olvida el ministro que ese argumento no tiene validez, por cuanto viola lo consagrado en el acto legislativo 03 de 2011 (que hace parte, por tanto, de la Constitución), donde se establece: “…bajo ninguna circunstancia, autoridad alguna de naturaleza administrativa, legislativa o judicial, podrá invocar la sostenibilidad fiscal para menoscabar los derechos fundamentales, restringir su alcance o negar su protección efectiva”.
El Espectador, Bogotá, 6-III-2015.
Eje 21, Manizales, 6-III-2015.
La Píldora, n° 175, Cali, abril de 2015.
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Comentarios:
Dos datos que aclaran la relación Santos-Cárdenas: Juan Manuel Santos durante varios años fue el representante por Colombia, en Londres, de eso que llamaban el Pacto Cafetero y Mauricio es hijo de un personaje que como presidente de la Federación de Cafeteros parasitó a los cultivadores durante muchos años. Ese parisitismo congénito es el denominador común de estos señores. Rabil (correo a El Espectador.com)
El ministro de Hacienda es el enemigo de los pensionados de Colombia. Ya es hora de que cancele los veinte millones de dólares que le debe al Estado el doctor Mauricio Cárdenas Santamaría, los cuales le imputó el Consejo de Estado cuando fue ministro de Transporte. Solo así dará buen ejemplo como ministro de Hacienda y aliviará el hueco fiscal del cual tanto habla. Benjamín Herrera.
Poco creo que Garzón vaya a hacer algo por los jubilados en este tema de jugársela por el derecho a la igualdad, sencillamente porque él es pensionado de Ecopetrol y por mandato de la convención colectiva de trabajo la empresa asume el pago de las cotizaciones por salud de los trabajadores activos y los pensionados. orlandotinoco0826 (correo a El Espectador.com).
Ojalá otras voces se unan para que una aspiración más que justa de los pensionados sea tenida en cuenta, pues no se trata de un regalo: se trata de corregir una injusticia que a pesar del insensible ministro Cárdenas no debe ser aceptada, pues la ley así lo determina. ¿Cárdenas es un dictador dentro del gobierno? ¿Hay acaso ministro de Trabajo que nos represente? ¿Dónde quedaron las promesas de campaña de Santos y Vargas? guicama (correo a El Espectador).
El columnista tiene toda la razón. No es posible que este país siga desmemoriado e inequitativo. Santos y Vargas Lleras deshonran la palabra empeñada durante la campaña presidencial. Y la Constitución aparece como letra muerta ante Cárdenas y ante Garzón. Cárdenas pertenece a la casta de los que tienen el poder para joder y Garzón es un traidor. Esta semana lo vimos fungiendo más como vocero de las petroleras que de los trabajadores de Ecopetrol, olvidando que fue presidente de la USO. Agualongo (correo a El Espectador.com).
Los ministros y el presidente parecen payasos burlándose de la gente de bien, de los pensionados que ya entregamos al país toda nuestra fuerza laboral y ahora ríen a escondidas y a costa de todo el gremio respetable de los jubilados. Y… aquí no pasa nada. Inés Blanco, Bogotá.
Muy bien: hay que cantarles las verdades claras a estos burócratas privilegiados que viven del sudor del pueblo. Jorge Mora Forero, Weston (USA).