La primera alcaldesa de Yopal
Por: Gustavo Páez Escobar
En lengua achagua, yopo significa corazón. Y es un árbol nativo de los Llanos Orientales cuya altura puede llegar hasta 15 metros. Yopal, hoy capital de Casanare, tomó su nombre de aquel árbol maderable, por haberse encontrado allí un bosque sembrado de yopos.
Hace 40 años, cuando era un caserío carente de energía eléctrica y otros servicios elementales, Carmenza Murgueitio de Riaño fue su primera alcaldesa. Por aquellos días comenzaba la mujer a ocupar los puestos antes reservados a los hombres. Ella no nació en aquel sitio, sino en Calarcá. Su marido, el ingeniero de sistemas Carlos Riaño Medina, había establecido en Yopal la fábrica Gaseosas del Llano, lo que explica su viaje a aquella lejana geografía.
El origen de Carmenza Murgueitio es de Cali por el ancestro paterno, y de Calarcá por el materno (Patiño). A los tres años de edad, su familia se trasladó a Cartago y después pasó a Cali. Casada con un boyacense, se estableció en Duitama, y de allí se trasladó a Yopal. Mujer de armas tomar, pronto sobresalió en la población llanera por su ánimo emprendedor y su espíritu cívico.
Con ese talante, impulsó la fundación del primer centro social del municipio, el Club Casanare. Cuando el gobernador de Boyacá pidió a los notables del pueblo, en una crisis administrativa de la localidad, que escogieran un alcalde, ellos la postularon sin la menor duda. Así se convirtió en la primera alcaldesa de Yopal.
Antes de asumir el cargo se dedicó a leer cuanto libro, norma o código le permitiera tomar conciencia del oficio que iba a desempeñar. Puso su propio estilo y su mejor empeño para salir adelante y no defraudar al vecindario. Como en el Llano estaba, demostró su destreza para montar a caballo en agotadoras jornadas de trabajo, o para pasar en una tarabita por los ríos azarosos de la pampa, lo mismo que su capacidad para resolver problemas y realizar obras de beneficio común.
En Marquetalia, el barrio de prostitución, vendían placeres baratos 12 muchachas taciturnas que en el día se encerraban en su recinto de pecado debido al repudio que les mostraban en el pueblo. No podían entrar a los almacenes, ni a los restaurantes, ni a la propia iglesia, porque se les miraba como una peste pública. Como un terror. Sin embargo, sus mayores clientes eran los notables del pueblo, que les pagaban sus servicios con vales de lenta efectividad.
Visto lo cual, la alcaldesa las visitó en su sede, les dictó una conferencia y las animó a salir a la calle sin temores, vestidas en forma decente y sin hacer escándalos públicos. Les impuso un control sanitario que ella misma vigilaba todas las semanas en el hospital. El ambiente les cambió por completo. Volvieron a ser personas. El pueblo se sociabilizó con el capítulo inevitable de la prostitución.
La falta de corriente eléctrica la solucionó en parte con plantas de ACPM. Aún estaba lejos la posibilidad de contar con los servicios básicos. Organizó varias secadoras de arroz y adelantó planes de la reforma agraria. En los dos años que duró su mandato, la población obtuvo avance significativo dentro de las precarias condiciones de entonces.
Yopal tenía menos de 10.000 habitantes. Hoy pasa de 130.000 y es la ciudad que muestra el mayor índice de crecimiento en el país. Es un centro pujante, favorecido con las regalías petroleras que permiten gozar de las ventajas del modernismo.
Al evocar los cuarenta años que han corrido desde su alcaldía, la amiga me comenta que nunca pensó, por supuesto, que aquel estrecho caserío iba a llegar tan lejos. Así evolucionan algunos municipios y se transforma el país. Y así dejan su huella personas que como Carmenza Murgueitio han hecho de la administración pública una tarea honesta y laboriosa al servicio de la comunidad.
El Espectador, Bogotá, 14-IX.2012.
La Crónica del Quindío, 15-IX-2012.
Eje 21, Manizales, 15-IX-2012.
* * *
Comentarios:
Excelente esta mujer, así es que debe actuar un gobernante. Yopal hoy en día sufre por el problema del agua potable. Según sus propios habitantes, hoy pasa por la situación que se vivía hace 20 años, es decir, un retroceso mayúsculo. ¿Donde están las regalías? ¿Por qué hay todavía paramilitares en Yopal? Las personas de bajos recursos no pueden adquirir lotes en el centro de la ciudad porque se volvió exclusivo y costoso. Los nativos no pueden acceder a los mejores centros educativos superiores porque no tienen los mismos ingresos que un petrolero, cuando en una ciudad que recibe regalías la educación debería ser gratis. Señor columnista, no podemos vivir del pasado. keichik1 (correo a El Espectador).
Fue tan grande lo que hizo esa mujer por esa hermosa ciudad que ni los últimos diez alcaldes han sido capaces de destruirlo, con todo el empeño y la corrupción desmesurada que han puesto en lograrlo. El que Yopal lleve dos años sin un acueducto decente dice más de la nobleza de su gente que de la pujanza de sus gobernantes. Solo han pujado en favor de su bolsillo. verdemangobiche (correo a ElEspectador).
Nadie es profeta en su tierra, pero sí héroe en tierra ajena, y aquí en esta anécdota del escritor Páez está reflejado el valor de la mujer, el sentido común y el compromiso social con una región que solo ha esperado que sus gobernantes gobiernen, pero no que roben, como lo hacen hoy. pachoconsumo (correo a La Crónica del Quindío).
Como hermano menor de la exalcaldesa tuve la inmensa fortuna de vivir esa odisea. El haber vivido varios años de mi juventud bajo la protección de Carlos y Carmenza en esa maravillosa yotrora idómita tierra tierra, llena de encantos y aventura, templó mi carácter, delineó mi futuro y todas las experiencias vividas dejaron perenne huella en mi persona y en mis recuerdos. Las ejecutorias que usted relata, y otras más, fueron muy valiosas para aquel pueblo que empezaba a descollar bajo el influjo de mentes que intentaron hacer industria y progreso en esas hermosas tierras. No se entiende por qué la página web de la alcaldía de Yopal no registra los nombres de aquellas personas que fueron sus dirigentes antes de ser Casanare departamento. Jaime Murgueitio Patiño.
Recuerdo tantas veces haber hablado con la familia de la experiencias increíbles de mamá en Yopal, y varias veces haber mencionado el escribir un libro, o que mamá se volviera cuentista para relatar las historias mágicas acerca de las creencias, cultura y experiencias que vivió. Pero el tiempo fue pasando. Ahora, con este artículo en el que ella se vuelve protagonista, siento orgullo al tener en mi madre a esa mujer de armas tomar que lo fue como alcaldesa de Yopal, y que sigue siéndolo en su vida privada. Es una linda historia que vale la pena compartir, para destacar que no todos los líderes son malos, corruptos o mediocres, y que también hay buenos y no sabemos valorarlos. Isabel Cristina Riaño Murgueitio.