Acción edificante
Por: Gustavo Páez Escobar
Las hermanas Bethlemitas, vinculadas hace cerca de cien años a la ciudad de Armenia con su colegio del Sagrado Corazón de Jesús, realizan un gran aporte al reconstruir su vieja casa de estudios afectada en forma severa por el terremoto.
El trabajo fue realizado por el ingeniero Carlos Alberto Calderón Martínez, experto en sismorresistencia y patología de la construcción, quien ha aplicado técnicas novedosas para salvar la construcción y asegurarla contra futuros sismos.
Son tantos los adelantos tecnológicos a que ha llegado el mundo en este final de siglo, que ya se volvieron comunes y suscitan reducido interés. Sin embargo, son manos expertas como las del ingeniero Calderón las que acometen, con responsabilidad y eficiencia, trabajos de tanta envergadura como el ejecutado en el colegio de las Bethlemitas. Dicho en otras palabras, el viejo plantel educativo ha quedado exacto en su presentación externa, pero se le han cambiado los nervios para que resista otra embestida de la naturaleza, que ojalá nunca vuelva a ocurrir.
Aparte de aplaudir este acierto profesional, es preciso poner de relieve lo que significa para Armenia y el Quindío el aporte que hacen las Bethlemitas para el resurgimiento de una región abatida por el desastre. Dice la crónica de prensa que el costo de este trabajo ascendió a 1.800 millones de pesos, cifra considerable que debe traducirse como respuesta valiente y aleccionadora, digna de todo elogio, en esta hora de postración moral y material que agobia a la sociedad quindiana.
Ha sido el colegio del Sagrado Corazón de Jesús uno de los mayores elementos del progreso regional, como que en él se han educado las antiguas y las nuevas generaciones femeninas, en cuyas manos y cerebros ha estado la suerte de la comunidad y de los hogares quindianos. Grandes formadoras de juventudes, estas religiosas han ejercido el papel de guías de la sociedad en momentos tan conflictivos como los que determinaron la disolución moral de la región, y por consiguiente de la familia, en la era reciente del narcotráfico.
La hermana Berenice Moreno, que dirigió la vida del plantel durante varios años, dejó en la ciudad huella perenne como excelente orientadora del estudiantado. Merced a sus especiales atributos como maestra y sicóloga fue promovida a una destacada posición en la capital del país. Como ella, muchas de sus hermanas de religión y enseñanza han pasado por este colegio, comprometidas siempre con la superación de las alumnas y el bienestar colectivo.
La acción edificante de las Bethlemitas al reconstruir su sede será, sin duda, imitada por muchos, y así tendremos en pocos años –menos de los que predicen y predican los pesimistas– nuestra ciudad rejuvenecida, que volverá otra vez a ser capitana del civismo y el progreso.
La Crónica del Quindío, Armenia, 11-VI-1999.