Historia de Papas
Salpicón
Por: Gustavo Páez Escobar
Tal vez sea Germán Arciniegas el colombiano que conoce más la vida y las costumbres del Vaticano. No sólo ha tratado a varios Papas en persona y ha gozado de especiales deferencias de ellos, sino que se ha convertido en especialista de los temas italianos.
Fue embajador ante la Santa Sede durante los años 1976 a 1979 y antes lo había sido ante el Gobierno de Italia, circunstancia que le permitió acercarse a los pontífices reinantes y departir con ellos más allá del protocolo diplomático.
Es apasionado de la historia italiana y sobre ella ha escrito varios libros: Amerigo y el Nuevo Mundo, El mundo de la bella Simonetta, Italia: guía para vagabundos, Roma secretíssima, El revés de la historia… Con motivo de la visita papal a Colombia, la Editorial Planeta le publica el libro titulado De Pío XII a Juan XXIII –cinco Papas que han conmovido al mundo–, donde se recogen en agradables y disertas crónicas las experiencias de Germán Arciniegas como agudo observador de historia y curioso viajero de caminos.
Son semblanzas que concatenó al paso de los días y que, fundidas en este libro, representan valiosas guías para ahondar en las raíces y la manera de ser de estos cinco prelados que a lo largo de 40 años han deslumbrado al universo. Líderes en su momento, así fuera con la fugacidad de Juan Pablo I, que sólo alcanzó a calentar la silla pontificia por 34 días—, y sobre quien se dice que su reinado duró lo que dura una rosa—, todos ellos han escrito para la humanidad lecciones de profunda sabiduría.
De estilo y formación diferentes, casi todos de origen humilde, de recia personalidad los cinco, de temperamentos afables, y uno de ellos, Juan Pablo I, «humorista trascendental», como lo califica el cronista, estos Papas han ejercido influencia sobre su tiempo y han afianzado el sentido ecuménico de la Iglesia, expuesta hoy a grandes choques generacionales.
Pío XII, dotado de prodigiosa inteligencia, fue uno de los jerarcas más controvertidos de la Iglesia. Juan XXIII, el de la figura obesa y carismática, dejó señales de hondo reformador y hubiera acometido, de no habérselo impedido la muerte, sustanciales transformaciones. Pablo VI, el primer Papa que nos visitó y que dejó honda recordación en el pueblo colombiano, pasó a la historia como trabajador incansable —Arciniegas recuerda el despertador que siempre sonaba a las seis de la mañana para interrumpir breves horas de sueño—, y fuede espíritu sensible y atormentado por las desgracias del mundo.
Juan Pablo I, cuya vida se esfumó con la brevedad de la rosa, conquistó al planeta con su sonrisa y todavía continúa uniendo al mundo. Juan Pablo II, el Papa viajero por excelencia, testigo de una época bárbara, es el fino político que llena plazas con multitudes desbordadas y entusiasmos sublimes, y desafía, con su ternura, su palabra y ademanes convincentes, la acometida de las fuerzas del mal.
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Los Papas son consecuencia de su época y diríase que su elección representa una revelación sobrenatural. Los prelados de que se ocupa el historiador Arciniegas, surgidos de designios inescrutables (la mayoría no figuraba siquiera en las listas de pronósticos), asumieron su caudillaje en momentos cruciales para la supervivencia de la fe. La Iglesia flota en medio de serios temporales, enfrentada a otras iglesias y sobre todo a los conflictos del mundo en crisis. Tal circunstancia reclama mayor audacia, como la adoptada por Juan XXIII, de imperecedera memoria, para modernizar viejos cánones y contemporizar con la evolución de las costumbres.
Se sale enriquecido de la lectura de este libro que Germán Arciniegas, con la erudición y la gracia que le son características, entrega al lector como nuevo aporte de sus fecundas indagaciones intelectuales y de sus exquisitas dotes literarias.
El Espectador, Bogotá, 22-VIII-1986.