Lotes y casas viejas
Por: Gustavo Páez Escobar
Es hora de que las autoridades municipales emprendan una campaña para obligar a los propietarios de lotes a levantar la respectiva construcción, o a venderlos. Se advierte en muchos casos poco interés por contribuir al progreso urbanístico de Armenia, lo que denota, al mismo tiempo, afán de lucro por lo que representa el lote ocioso que a la larga adquirirá importante valorización.
En el centro, sobre todo, existen viejas casonas que frenan el avance arquitectónico de este conjunto comercial que ha logrado adquirir características de gran ciudad en marcha. Son construcciones no solo deterioradas por los años y su falta de conservación, sino que además amenazan evidentes peligros.
Sitios privilegiados en donde deberían levantarse edificios vitales para el avance urbano permanecen estancados por la indiferencia de los propietarios que prefieren continuar engordando el capital. No es lo mismo que el inmueble se encuentre situado en la plaza de Bolívar que en un suburbio. Los sectores residenciales tienen tratamiento diferente a los comerciales. Cada lugar está sometido, por razones obvias, a determinadas reglas de construcción, y si en algunos sitios solo se permiten casas que no excedan de dos pisos para guardar la armonía del barrio, en otros se impone un mínimo de pisos para buscarle altura a la ciudad.
La piqueta debe avanzar en el centro de Armenia y sus proximidades. No debe hacer excepciones con personas privilegiadas que no contemplan la parte ornamental de la ciudad sino sus propios intereses. Demasiados lotes desocupados, que ni siquiera han sido encerrados, se convierten en parches que deterioran el ambiente y en obstáculo para proyectar la ciudad del futuro. Armenia es la ciudad del futuro. Tiene suficientes razones para llegar a ser uno de los centros más importantes del país.
Sorprende encontrar aquí y allá lotes sin cercar que se han convertido en basureros públicos. Son verdaderos nidos de infecciones que las autoridades deben erradicar con medidas severas. Se trata en otros casos de casas estropeadas, auténticas amenazas para sus ocupantes y los transeúntes.
La Alcaldía, a quien la comunidad encarga la misión de proteger sus intereses y buscar el progreso, debe ponerle coto al abuso que muchos propietarios cometen manteniendo lotes ociosos y casas desvencijadas por el paso de los años. ¡Adelante con la piqueta demoledora! Armenia no debe detenerse ante el egoísmo de los dueños de finca raíz que atentan contra el progreso. Son ellos estorbos para las conveniencias públicas: ni hacen ni dejan hacer.
Satanás, Armenia, 30-VII-1977.