Ernest Hemingway
Gustavo Páez Escobar
Nació el 21 de julio de 1899 en Oak Park, estado de Illinois, y murió el 2 de julio de 1961, en Ketchum, Idaho. Su extracción burguesa no influye, sin embargo, en su desempeño vital, que conoce días de pobreza y limitaciones. Vida intensa la suya, movida por la aventura, el oficio periodístico y la creatividad literaria. La guerra le deja una marca en el cuerpo y en el alma, y esto se manifiesta en varios de sus libros.
El poco afecto que siente por su madre se traducirá en su conducta despreciativa hacia las mujeres. En sus novelas aparecen dos prototipos femeninos entremezclados: uno, la mujer fuerte, la devoradora de hombres, y otro, la mujer sumisa y explotada por el hombre.
El trauma causado por la guerra lo conduce a ejecutar acciones osadas, a veces rayanas en lo heroico, como terapia contra el miedo que siempre lo acompañará. Miedo que no logra dominar y que cada vez se acrecienta más, hasta llevarlo al suicidio. Fue un ser angustiado, inseguro, con delirio de persecución, y que por eso mismo se refugiaba en la soledad. En medio de todos estos conflictos escribió sus grandes obras, en las que se reflejan los estados de su alma.
Entre 1921 y 1926 vive en París, con su primera esposa Hadley Richardson, la época más feliz de su existencia. Época de enorme pobreza y suma felicidad. París lo marca. Allí arranca su quehacer literario junto a una pléyade de escritores en ciernes, casi anónimos, afectados por la guerra, que constituyen la generación perdida, generación de bohemia, agitación intelectual y aventura mundana. Estos recuerdos quedan recogidos en su obra póstuma París era una fiesta, publicada en Estados Unidos en 1964 (tres años después de su muerte).
Su estilo literario es conciso, directo, expresivo, donde abundan las imágenes exactas, impactantes, sin rodeos, que cautivan a los lectores. La fuerza sicológica de sus personajes, que nace de su propio mundo interior, se acentúa, sobre todo, en Adiós a las armas, Fiesta brava, Muerte en la tarde, El viejo y el mar.
El Premio Nóbel, que le fue otorgado en 1954, no hace sino refrendar la valía de una de las grandes personalidades de la literatura universal.
Bogotá, 18-I-2012