Discurso de Cantinflas
Por: Gustavo Páez Escobar
Hace 100 años, el 12 de agosto de 1911, nace en Méjico un personaje singular: Mario Fortino Alfonso Moreno Reyes, quien cambiaría su larga denominación por un solo vocablo: Cantinflas. Muere el 20 de abril de 1993.
El motivo para formar dicho apelativo hace parte de la leyenda que el actor creó en el cine mejicano. El que mejor parece descifrar el acertijo es Carlos Monsiváis, quien comenta lo siguiente: cuando el joven Mario Moreno fue a pronunciar un texto que debía decir en la carpa Ofelia, entró en pánico y olvidó su monólogo original. Ante semejante embrollo, prorrumpió en una serie de frases y palabras inconexas que hicieron reír al público. Esto le hizo descubrir su vocación para la comicidad. Algún asistente le gritó algo así como “cuánto inflas”. Con estas palabras se acuñó más tarde el nombre de Cantinflas.
El actor había pronunciado su primer discurso. Discurso que bajo diversas facetas repetiría en todas sus películas. Proveniente de los barrios pobres, perteneciente a una familia de doce hermanos, hijo de un humilde cartero, boxeador a la fuerza para ganarse la vida, Cantinflas es el vocero auténtico de los desprotegidos. A su gracia une su sensibilidad hacia las causas sociales. Caracteriza en el cine a un tipo humano en el que las grandes masas populares se sienten representadas.
Domina el arte de hablar sin decir nada. Sin embargo, se hace comprender de todos. Su trabalenguas se vuelve magistral y único. Se le llama el “Charlie Chaplin de Méjico”. Su fama lo lleva a participar en la superproducción de Hollywood La vuelta al mundo en ochenta días. Ejerció el cargo de presidente de la Asociación Nacional de Actores y fue el primer secretario general del Sindicato de Trabajadores de la Producción.
Su mejor actuación oratoria está en la película Su Excelencia (1966). Lopitos, la figura que representa, un burócrata de la república de los Cocos, es nombrado embajador y debe pronunciar el último discurso en una asamblea mundial. Se le presenta un problema al tener que tratar el conflicto entre los dos grandes bloques del poder: los Verdes (el sistema capitalista) y los Colorados (el sistema comunista).
Confiesa que su pequeño país no tiene poderío militar, ni económico, ni mucho menos atómico. Pero será decisivo en el triunfo de una de las dos potencias. “Estamos viviendo un momento histórico –dice– en que el hombre científica e intelectualmente es un gigante, pero moralmente es un pigmeo”.
Y se explaya en serias reflexiones, como las siguientes: “Tan fácil que sería la existencia si tan solo respetáramos el modo de vivir de cada quien” (…) “debemos luchar por derribar la barda que nos separa, la barda de la incomprensión, la barda de la mutua desconfianza, la barda del odio“ (…) “debemos luchar por el bien colectivo e individual, por combatir la miseria y resolver los tremendos problemas de la vivienda, del vestido y del sustento” (…) “el señor embajador dijo que el remedio para todos nuestros males estaba en tener automóviles, refrigeradores, aparatos de televisión, y yo me pregunto: ¿para qué queremos automóviles, si todavía andamos descalzos?”.
Del primer discurso en la carpa Ofelia, al de 1966 en un escenario mundial, Cantinflas ha evolucionado en dicción e ideas. Ahora es gran estadista. Pero no abandona su peculiar juego de palabras. Ahora habla más claro, para que lo entiendan los gobernantes del mundo.
Así concluye su discurso de hace 45 años, que es válido para el momento actual: “…si tan solo rigiéramos nuestras vidas por las sublimes palabras que hace 2.000 años dijo aquel humilde carpintero de Galilea, sencillo, descalzo, sin frac ni condecoraciones: ‘amaos, amaos los unos a los otros’, pero desgraciadamente ustedes entendieron mal, confundieron los términos y qué es lo que han hecho, qué es lo que hacen: ‘armaos los unos contra los otros’. He dicho”.
El Espectador, Bogotá, 19-VIII-2011.
Eje 21, Manizales, 21-VIII-2011.
La Crónica del Quindío, Armenia, 23-VIII-2011.
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Comentario:
Daba vueltas por la web tratando de encontrar la mejor descripción que pudiese sobre la genial película de Mario Moreno -Cantinflas-, Su Excelencia, y me encontré con ese gran artículo que usted escribió en Eje 21. Me he tomado la libertad de publicarlo en mi blog paseandoteporelperuyelmundo.blogspot.com, junto con la película completa que bajé de Youtube. Usted condensa toda la esencia de aquella memorable película en su maravilloso artículo, y por eso quería felicitarlo. Como lo he puesto con su nombre, espero que no le moleste que lo haya utilizado, pero no me resistí al leer una crítica tan bien hecha y que resume todo lo que cualquiera quisiese decir con tanta honradez sobre la película. Lucy Valdivieso, peruana residente en Estados Unidos, 10-I-2014.