La cultura en el Quindío
Por: Gustavo Páez Escobar
El 12 de noviembre de 2010 presentó Carlos Alberto Villegas Uribe la tesis de los estudios de doctorado en la Lengua, la Literatura y su relación con los medios de comunicación que había adelantado en la Universidad Complutense de Madrid. Acto seguido fue nombrado secretario de Cultura de la Gobernación del Quindío, cargo que acababa de ser creado.
Villegas inauguraba dicha posición antecedido de amplia experiencia en el campo cultural. Entre los años 1998 y 2000 había sido gerente de Cultura en el gobierno de Henry Gómez Tabares, y antes se había desempeñado como coordinador del Instituto de Bellas Artes de la Universidad del Quindío. En ambas posiciones cumplió excelente labor.
En el gobierno de Belisario Betancur fue asesor del Icfes en los programas de educación a distancia. También asesoró al Sena en programas dirigidos a las seccionales de Caldas, Risaralda, Quindío y Tolima. En el gobierno de Juan Martín Caicedo Ferrer como alcalde de Bogotá prestó sus servicios como asesor de comunicaciones.
El actual mandatario del Quindío, Julio César López Espinosa, al elevar la cultura al nivel de Secretaría de la Gobernación, pensó sin duda en las altas calidades de su coterráneo Villegas Uribe, quien no solo exhibía exitosa carrera en los cargos ejercidos, sino que coronaba un escalón más con el exigente doctorado en la Universidad Complutense de Madrid.
Sin embargo, Villegas renunció al cargo tres meses después de su posesión. Este hecho produjo desconcierto en los medios culturales del Quindío, que esperaban un impulso vigoroso de los programas en ejecución y de los que habrían de realizarse bajo su mandato. Él fundamentó su decisión en la falta de capacidad instalada en la Gobernación para enfrentar el reto de la verdadera secretaría de cultura.
Se encontró con una estructura muy técnica, pero carente de recurso humano para desarrollar los planes que permitan resultados positivos. Puede pensarse que luchó por cambiar ese estado de cosas y no lo consiguió. No es fácil mover el aparato burocrático, sobre todo cuando se trata de la cultura, que en gran parte del país se convierte en invitada de piedra.
Le pregunto a Villegas cuáles eran los proyectos más importantes que tenía al llegar al cargo, y él me los resume: desarrollar el plan decenal de las culturas; visibilizar la Biblioteca de Autores Quindianos, llevarla a la feria del libro y subirla a internet a través del proyecto colombiano Libro Total; fortalecer los consejos de cultura (departamental, arqueológico, patrimonio y de las áreas de danza, música, dramaturgia, literatura y artes visuales); recuperar la sala Roberto Henao Buriticá; defender el paisaje cultural cafetero del espíritu depredador de la megaminería (“una de las locomotoras del Gobierno Nacional –dice– que solo dejará un Quindío lleno de famélicos quindianos tiznados de hollín”). Sobre este último aspecto comenta que el 67 por ciento del territorio quindiano ha sido titulado para la minería.
Como las bases no estaban dadas para cumplir sus planes, prefirió retirarse a fin de que sea el gobernador López Espinosa –en quien reconoce un gran gobernador de la cultura– quien adopte las medidas que crea pertinentes para estructurar la dependencia. Mientras tanto, hay que lamentar que el Quindío pierda a un funcionario de tan elevadas virtudes para ejecutar las políticas culturales antes esbozadas.
En comunicación que me envió Carlos Alberto Villegas el mismo día de su retiro, a propósito de mi columna sobre la Biblioteca de Autores Quindianos, y cuyos términos deben servir para repensar la cultura regional, me dice:
“Por decisión personal y ética, me hago a un lado. Mi regreso a Colombia me ha comprobado, como lo aseveras en algunas de tus columnas, que Colombia padece un alto grado de desinstitucionalización. Y lo que era una hipótesis sociológica, se ha convertido en una realidad: navegamos al esclavismo. Y nadie dice nada, ni hace nada. Yo, al menos, renuncié”.
El Espectador, Bogotá, 3-III-2011.
Eje 21, Manizales, 3-III-2011.
La Crónica del Quindío, Armenia, 5-III-2011.
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Comentarios:
Resulta muy lamentable para la cultura regional que cuando llega a esa Secretaría un funcionario de las calidades académicas del señor Carlos Alberto Villegas Uribe, se retire casi inmediatamente del cargo por no encontrar el respaldo suficiente, de manera especial en el apoyo con recursos humanos, para poder llevar a cabo un programa tan amplio y ambicioso como el que podía y quería desarrollar. La cultura seguirá ocupando un plano inferior mientras no cambie la concepción cultural y la mentalidad de nuestros gobernantes, y mientras las sumas asignadas a la cultura sean migajas de los presupuestos oficiales. Gustavo Valencia García., Armenia.
Muy justa tu nota sobre Carlos Alberto Villegas, quien fue mi compañero de labores tanto en la Alcaldía Mayor de Bogotá como en el Instituto del Pensamiento Liberal. Él es un destacado intelectual de grandes iniciativas y un artista ingenioso, creativo y visionario. Es una lástima que la administración no haya valorado su talento y la politiquería reinante le haya puesto trampas a su embrionaria labor. Alpher Rojas Carvajal, Bogotá.
En estos países los creadores se dedican a las obras a pesar y en contra del Estado. Sólo unos pocos políticos (pensadores, reformadores y oradores de verdad) pasarán a la historia. Las pinturas, las novelas, los poemas, las composiciones quedan. Alister Ramírez Márquez, Manhattan.