Cultura quindiana
Por: Gustavo Páez Escobar
Varias muestras de la cultura regional llegaron a mis manos, por amable gesto de sus autores, en el acto de presentación en la Universidad del Quindío de mi novela La noche de Zamira. Para quien vivió durante largos años en Armenia y siguió de cerca el proceso cultural de la comarca resulta grato encontrarse con hechos tan positivos como los que encierran las obras a que voy a referirme.
Caminos desangelados, poemario de Laura Victoria Gallego, la insigne directora del Instituto de Bellas Artes, revela una vocación que se había mantenido oculta y que ahora alza el vuelo con este libro sorpresa. Fuera de los poemas aquí recogidos he tenido oportunidad de conocer buena parte de su cosecha inédita, que pronto entrará en circulación y acrecentará la valía de la nueva escritora.
Jairo Baena Quintero, veterano en las letras quindianas, afianza su nombre poético con el título Límites del corazón, hermoso canto al amor, la añoranza, los valores de la tierra y el universo de las emociones. Jairo es poeta de casta y ha estructurado una obra firme y perdurable.
Alfonso Valencia Zapata ha estado siempre comprometido con el proceso histórico de la comarca. Esa es su pasión. Varios estudios conforman su obra de historiador, y deja importantes fuentes de información en las que se basarán las futuras generaciones para entender las luchas y logros de esta tierra laboriosa. Su último libro se titula Quindío y su departamento, que fue publicado con motivo de los 30 años de independencia administrativa de la región.
La revista El Niño, fundada nace 44 años por Miguel Lesmes, representa verdadero ejemplo de supervivencia. Este defensor incansable de la niñez no cesa en su empeño de tener siempre prendida su antorcha espiritual, que por eso mismo le mantiene joven el alma. Encomiable caso de identidad con los valores del niño como forjador de la grandeza patria.
La revista Voces, dirigida por la historiadora Olga Cadena Corrales, es un semillero del pensamiento universitario y da albergue a variadas corrientes de opinión y de creación literaria. Su esmerado diseño y la calidad de los ensayos que he tenido oportunidad de leer en sus últimas ediciones ponen de manifiesto esta publicación de altura, que debe preservarse como insignia de la tierra culta y pensante.
La Crónica del Quindío, Armenia, 1-XII-1998