Jaramillo Ángel y Vargas Vila
Por: Gustavo Páez Escobar
Gracias al celo conyugal de Mercedes González Cifuentes se ha publicado la obra póstuma de de Humberto Jaramillo Ángel: Vargas Vila con otros escritores. Se trata de crónicas preparadas en los años 1990 y 1991, las que, frustradas por la muerte de su autor, quedaron bajo el cuidado de su fiel compañera.
Otto Morales Benítez, en el prólogo del libro, traza un esbozo certero sobre la personalidad literaria y humana de Jaramillo Ángel, sobre quien dice que “su peregrinaje no obedecía sino a un mandato: el arte y, en especial, la literatura». Toda su vida, en efecto, estuvo dedicada al noble ejercicio de las letras, bien como ensayista de limpia pluma, bien como vehemente crítico social y literario, bien como poeta y cuentista de castiza imaginación.
Uno de los personajes que más admiró en el mundo de las letras fue Vargas Vila. Lo leyó, lo estudió y lo asimiló. Sobre él publicó escritos diversos a lo largo del tiempo, y le dispensó el trato deferente de maestro.
Mejor: de su maestro. El demoledor panfletario y polemista que arremetía por igual contra el clero desubicado que contra los gobiernos despóticos, lo mismo que contra los falsos ídolos de la sociedad, tenía por qué ser maestro de Jaramillo Ángel, otro espíritu rebelde que hizo de la pluma un elemento de ataque y censura cuando de reprobar a la gente y sobre todo a los escritores se trataba.
Jaramillo Ángel manejaba, al igual que Vargas Vila, una prosa vigorosa y una mordacidad innata. Les venía de la cuna la insatisfacción social. Estaban hermanados dentro del mismo estilo y el mismo temperamento. Nunca desfalleció la ferviente adhesión del escritor calarqueño a su maestro, y puede decirse que llegó más allá de la muerte con su libro póstumo.
Estas crónicas presentan a Vargas Vila en su trato personal y literario con grandes figuras de las letras, tanto colombianas como de otras latitudes. Afloran allí amores y odios, afinidades y divergencias. Útil, sin duda, este escrutinio que hizo el escritor quindiano sobre las andanzas de su maestro por los caminos de la inteligencia. A los genios se les entiende mejor cuando se les ubica en su mundo cotidiano, y esto es lo que hace Jaramillo Ángel en los ensayos que por fortuna ha rescatado su esposa Mercedes.
Vargas Vila es uno de los escritores más fecundos del país, y de los más densos en ideas y de mayor expresividad idiomática. Creador de metáforas refulgentes y de original y castigado estilo literario –que por lo general iba en contravía de las reglas académicas–, sus libros, que llegaron al centenar, hacían estremecer a sus innumerables lectores de América y de Europa. Era ídolo de multitudes, genio del talento. El maestro Valencia lo llamó «el divino».
Hoy vuelven a aparecer sus obras en las librerías, editadas por la editorial Panamericana. Regresa otra vez a su patria el ilustre desterrado que hizo grande el nombre de Colombia por los aires del mundo.
La Crónica del Quindío, Armenia, 26-V-1998