La causa de César Augusto
Por: Gustavo Páez Escobar
A distancia, pero con especial interés, sigo en Bogotá las noticias sobre las campañas políticas que se adelantan en el Quindío para la elección de representantes al Congreso de la República. A algunos de los aspirantes los conozco personalmente; a otros, de lejos; y de otros sólo he oído hablar por comentarios de los periódicos.
Voy a referirme en esta nota a una persona a quien he tratado y de quien conozco sus ejecutorias: César Augusto Mejía Urrea. Cuando en 1983 partí del Quindío, él estaba al frente de la Alcaldía de Armenia. Por aquellos días iniciaba sus pasos en la vida pública, pero ya eran evidentes su vocación de servicio y su preocupación por el desarrollo del departamento.
Era un espíritu abierto a cuanto acontecía en el Quindío. Lo escuché en reunión de amigos, hace más de 15 años, exponiendo los problemas palpitantes del momento y aportando ideas claras para resolverlas, y a la vez destacando los valores de la región. No muchos sabían que Mejía Urrea era un líder cívico que se preparaba con discreción para acometer las grandes causas regionales en que lo hemos visto comprometido en los últimos tiempos.
Como profesional de la construcción ha estado vinculado a importantes proyectos que han contribuido en forma sustantiva al progreso de Armenia. En la vida pública ha dejado rastros de su ánimo progresistas, de sus obras por el bienestar de la comunidad y de su conducta moral.
El Quindío es su bandera. César Augusto piensa siempre en función de su tierra. Será, por lo tanto, vocero auténtico de las necesidades quindianas al ser designado el próximo domingo, como parece que habrá de ocurrir, representante a la Cámara. Cuando en el pasado reciente sacrificó una prominente posición regional a fin de reservarse para el nuevo designio –donde tendrá mayor eco nacional–, sin duda supo elegir bien. Cabe esperar que el voto popular sepa escoger este domingo figuras idóneas como la suya que saquen la cara por la región. De lo contrario serán votos amañados que no representarán los intereses regionales.
El Quindío es para César Augusto una obsesión. Recuerdo un amable y provechoso encuentro que tuve con él en mi último viaje a Armenia. Al enterarse de mi presencia en la ciudad, promovió una reunión de amigos en el Club América y en ella me expuso valiosos puntos de vista sobre la problemática de la ciudad y del departamento, análisis de indudable interés para el quindiano de corazón que siempre me he considerado, a quien interesa sobremanera el desarrollo de su tierra afectiva.
En aquella tertulia pude apreciar no sólo su conocimiento sobre la vida local y nacional, sino su preocupación por los asuntos públicos. ¿Cómo no va a ser, por consiguiente, acertado personero de su comarca quien así se ha formado para la actividad pública? Me da la sensación de que la ciudadanía del Quindío sabrá elegir, por encima de maquinarias y mañas políticas, sus mejores cartas para el bien común.
La Crónica del Quindío, Armenia, 4-III-1998.