Ideas liberales
Por: Gustavo Páez Escobar
Con el titulo Origen, programas y tesis del liberalismo, Otto Morales Benítez recoge en sustancioso libro patrocinado por la Dirección Liberal los principies hitos de su partido a lo largo de la historia colombiana. Contando con la acertada diagramación de Vicente Stamato, la calidad del papel y las excelentes ilustraciones, y desde luego con los ponderados enfoques de Morales Benítez, se tiene una obra de alto contenido ideológico y certera divulgación política, útil pera liberales y el común de la gente.
No es fácil aglutinar en un volumen, por extenso que sea (530 páginas), los rasgos, programas y nombres más notables de una colectividad que, como el liberalismo (y lo mismo puede decirse del conservatismo), es columna vertebral de la vida democrática del país. Ambos partidos, que nacen desde los orígenes mismos de la República, con Bolívar y Santander a la cabeza, han coexistido a lo largo de los tiempos como dos propuestas y dos alternativas sociales que han dirigido siempre los destinos del pueblo colombiano.
A Morales Benítez, estudioso y practicante de las doctrinas liberales desde su más remota mocedad, se le consulta, sobre todo en los momentos de crisis, como la autoridad y la reserva que es de su partido. Y del país. Esas luces son las que resplandecen en las páginas de su libro. Recorre él, con el acopio de documentos y el análisis de los hechos, el paso de grandes conductores liberales por la vida nacional, desde Santander hasta Lleras Restrepo. Analiza el carácter de reconocidos caudillos del pueblo –Uribe Uribe, López Pumarejo, Gaitán, Lleras Restrepo– y los deja en la historia, a ellos y a varios más que forjaron épocas estelares, como paradigmas de la democracia.
No falta el juicio crítico. Se detiene en los pecados del clientelismo y la corrupción, prácticas nefastas que están carcomiendo las raíces de la doctrina liberal. La ausencia del liberalismo de los grandes problemas nacionales, disipados como están hoy sus dirigentes –a los ojos del país atónito– con los halagos de la burocracia y las corruptelas flagrantes, es síntoma aniquilador de los principios fundamentales.
El sentido de tolerancia, la divergencia y el libre examen, que otrora fue regla de oro, hoy se pisotea cuando se acallan las voces disidentes, y hasta se amenaza con expulsiones en una convención que se dijo liberal. El pueblo, entre tanto, vive desesperanzado. Y cuando la miseria es tanta, parece que vibrara la voz de Gaitán cuando proclamó: «No soy enemigo de la riqueza sino de la pobreza».
En fin, Morales Benítez reclama una cruzada de rectificación y depuración de las costumbres, para que su partido vuelva a ser una solución para las calamidades populares.
La Crónica del Quindío, Armenia, 16-II-1998