La voz del siquiatra
Por: Gustavo Páez Escobar
Entre los libros publicados por el Comité de Cafeteros del Quindío con motivo de sus 30 años de vida, y que he tenido la oportunidad de leer por amable envío que me ha hecho la entidad, se encuentra el titulado Reflexionar, crecer y compartir, del médico siquiatra Roberto Estefan Chehab.
Su autor, que en forma ocasional llegó hace pocos años al Quindío, aquí se quedó. Ostenta un sólido recorrido en el campo de la siquiatría, como médico, profesor universitario, miembro de varias asociaciones médicas y autor de columnas especializadas en periódicos y revistas. Se nota en él una constante actividad tanto en su ejercicio profesional como en el análisis de sus ideas sobre el poder de la mente.
Mantiene una columna fija en el periódico La Crónica, que leo con frecuencia. Desde que comencé a enterarme de su contenido, me interesaron sus tesis. Yo no sabía, en los inicios de esas lecturas, que Estefan fuera siquiatra y lo suponía, más bien, un escritor de reciente aparición en la tierra cafetera.
Al descubrir su profesión, me ha sorprendido que un especialista en siquiatría, a quien se supone a todo momento al frente de su consultorio, disponga de tiempo y sobre todo de disposición para exponer en su columna de prensa las tesis que con tanta propiedad trata en su espacio de La Crónica.
Tenemos, entonces, que el personaje posee dos profesiones casi reñidas: la de médico y la de escritor. Caso admirable.
La última actividad queda refrendada con el libro que aquí comento. No se trata de la simple recolección de variadas notas de prensa, sino que ellas estructuran una obra coherente sobre la infinidad de problemas siquiátricos y morales que agobian al hombre contemporáneo. Sin duda, el trato permanente con quienes acuden a su consultorio le ha permitido, con las dotes del escritor, trasladar al papel el escenario que vive en la intimidad de las consultas y en el ámbito de la cátedra universitaria.
En su libro aprecio una nota destacada: la afirmación de los valores, tanto los del espíritu como los de la ética y la moral. Es una obra de aliento y orientación. Aun sin conocer al autor, puedo asegurar que él posee la necesaria fuerza espiritual para transmitir consistencia a sus ideas. Si no fuera así, sus tesis serían frágiles o rebuscadas. Por el contrario, ellas aparecen firmes, nítidas, convencidas. Y además, transmisoras de un sano mensaje llamado a perdurar.
Su libro se lee con agrado y provecho Yo, que un día pasé por la comarca quindiana y también me comprometí con su gente y su cultura, celebro que una persona nueva e inesperada, como el doctor Estefan Chehab, haga obra en provecho de la región. Esto es positivo y merece franca ponderación.
La Crónica del Quindío, Armenia, 4-XI-1997