La feijoa de Tibasosa
Salpicón
Por: Gustavo Páez Escobar
Este hermoso municipio boyacense, escogido por Eduardo Caballero Calderón para fijar su residencia Santillana (que se halla en vía de convertirse en centro de cultura), realizó en días pasados, al ritmo de la música de las regiones andina y llanera y con gran afluencia de turismo, su tradicional Festival de la Feijoa. Deliciosa fruta originaria del Brasil que llegó a Colombia en 1920. A Tibasosa la llevó en 1935 Antonio María Tamayo, y allí se consagró –lo mismo que hizo el dátil en Soatá– como emblema municipal. Hay frutos de la tierra que pasan a ser como dioses vernáculos.
Al mismo tiempo se verificaba el Primer Festival del Bambuco y el Joropo Carlos Martínez Vargas. Este personaje –agrónomo, compositor y periodista– dirige la actividad cultural de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. Ha incursionado en la vida pública como diputado a la Asamblea de Boyacá, concejal de Tunja, alcalde de Santa Rosa de Viterbo –su patria chica– y director de Cultura y Bellas Artes de Boyacá. Es uno de los grandes compositores de Boyacá, con importante acervo de discos grabados.
Maravilla el arte colonial que se preserva en Tibasosa como patrimonio de la comunidad. Desde que uno pisa la primera piedra del pueblo encuentra un aseo refulgente. Las flores abundan por todas partes, cuidadas por un grupo de damas cívicas que crean en el ambiente la grata sensación de la lozanía.
En los tres días de la fiesta regional tuvimos oportunidad de degustarvariados y exquisitos manjares que el ingenio y la técnica de los habitantes saben extraer, como una oración a la naturaleza, de su fruto tutelar. Hay que recordar que Tibasosa fue premiada en años recientes como el pueblo más lindo de Boyacá.
El Espectador, Bogotá, 31-VII-1993.