Brotes de delincuencia
Por: Gustavo Páez Escobar
Preocupantes los datos que suministra el comandante de la Policía Quindío sobre el crecimiento de la delincuencia en la región. El informe revela un aumento acentuado en homicidios, atracos, secuestros y asaltos a predios cafeteros, lo que pone de presente un peligroso clima de inseguridad. El Quindío se está dejando robar la paz tradicional.
Si en el año se presentan hasta treinta secuestros y sólo se denuncian dos, esta actitud de silencio estimula la acción de los facinerosos. No se acude a las autoridades por tres motivos principales: miedo, falta de fe en la justicia y temor a las represalias. Se prefiere el camino de la negociación secreta, que suele motivar el chantaje en las sucesivas intimidaciones. De esta manera seguirá creciendo la industria del secuestro.
En el estudio de la Policía hay este dato alarmante: el Quindío ocupa el primer lugar en el país por el número de hurtos y está entre los diez primeros por el índice de homicidios. Ignoro bajo qué parámetros se establece la comparación, y todo hace suponer que ella es proporcional al número de habitantes. Hay que abrir el ojo ante semejante realidad.
El aumento en homicidios, lesiones personales y hurtos es de 1.271 casos registrados en 1991, a 1.539 en los primeros ocho meses de 1992. De seguir esta tendencia, la cifra llegaría a 2.309 infracciones al finalizar el año, lo que significaría un incremento del 82% en los tres delitos citados.
El año pasado se incautaron 30 kilos de coca; este año van 153 y además 146 de marihuana. Con la llegada de mafiosos de Medellín, los mercados de la droga están haciendo su agosto en la tierra quindiana. Las causas de este deterioro moral son múltiples, y ojalá las autoridades y la ciudadanía las analicen con cabeza fría. Entre ellas está la concentración de la riqueza, el factor más desestabilizador de la paz.
El desempleo aumenta como un cáncer: el número de personas sin ocupación pasa de 14.000, entre ellas, cerca de 4.600 profesionales. Este año las cifras son muy superiores. Sin la colaboración general y sobre todo sin el liderazgo de la clase dirigente, el Quindío no podrá salir de esta encrucijada.
La Crónica del Quindío, Armenia, 27-X-1992.