Biblioteca de Autores Quindianos
Por: Gustavo Páez Escobar
El mejor acto realizado por César Hoyos Salazar en el final de su alcaldía fue conformar una biblioteca regional.
La tarjeta con que se invitó a la inauguración de esta obra (se trata de una verdadera obra de gobierno, llamada a perdurar) reza así: «Siguiendo el mandato constitucional de proteger el patrimonio cultural e histórico de la nación, el gobierno municipal ha creado la Biblioteca de Autores Quindianos.
Doscientos títulos de libros de autores de nuestra tierra han sido recuperados y están a disposición de la ciudadanía para consulta e investigación. Forjamos la identidad cultural de la quindianidad».
Otros funcionarios sólo se preocupan en las postrimerías de su gestión por descubrir el mayor número de placas que exalten sus nombres en cuanto sitio se atraviese, comprendiendo las obras inconclusas que el sucesor volverá a inaugurar como de su propia administración.
La Biblioteca de Autores Quindianos es ya una realidad y representa más que las obras ostentosas que se bautizan entre aplausos postizos como tributo a la vanidad. El mayor patrimonio que les queda a los pueblos es el de la cultura.
Un pueblo sin cultura vivirá en el atraso y en la oscuridad. Son los escritores y poetas los forjadores por excelencia de la civilización. Hay departamentos modelos en este sentido, como Antioquia y Caldas, que mantienen políticas serias para imprimir de manera permanente las obras de sus escritores.
César Hoyos Salazar ha dado un paso ejemplar para despertar en adelante mayor interés oficial por las cosas del espíritu. Como segundo paso hay que recuperar los libros inéditos, y los de vieja data que ya no se consiguen, de famosos escritores quindianos.
Este es un reto para el gobernador del departamento y para la alcaldesa de Armenia. ¿Por qué no cambiar en el Quindío la cultura del aguardiente por la cultura de los libros?
Del gran escritor ruso Máximo Gorki es esta frase: «Les debo a los libros todo lo que es bueno en mí. Ya en mi juventud me di cuenta de que el arte es más generoso que las gentes. Soy un amante de los libros: cada uno de ellos me parece un milagro y el autor un mago».
La Crónica del Quindío, Armenia, 27-VI-1992