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Los archivos en el Tolima

viernes, 11 de noviembre de 2011

Salpicón

Por: Gustavo Páez Escobar

El periódico Prensa Nueva, que dirige en Ibagué el señor José Carbilio Valderrama, denuncia un caso extendido de abandono, robo y saqueos de archivos en varios municipios del Tolima. Son noticias ocultas en la prensa, que llaman la atención. Si un archivo se pierde o es saqueado, no es noticia. Pero si el caso es repetido, sobre todo en la misma región, la situa­ción cambia de aspecto.

El periódico ibaguereño –centinela de la cultura– se refiere en primer lugar al abandono y desprotección en que han permanecido los archivos históricos del departamento. Esta circunstan­cia ha dado lugar al hurto de valiosos documentos públicos por parte de presuntos historiadores o antropó­logos con fácil acceso a anaqueles o depósitos que permanecen sin control. Hay archivos que duermen en cuartos viejos y en sótanos, a las buenas de Dios, y que por eso mismo son comida apetitosa de las ratas y las polillas.

Pero este no es el solo caso del Tolima. Lo mismo sucede en el país. Documentos importantes de los municipios, sobre todo relacionados con su vida histó­rica, se dejan sin protección y sin ningún ordenamiento. Más tarde algún funcionario ligero, encartado con esos legajos que afean las oficinas y reducen el espacio útil de la burocracia, los hace quemar o los entrega a los basureros.

Muchos municipios se quedan sin historia porque ésta desaparece en el basurero público. Los archivos guardan la memoria de los pueblos, pero hay autoridades que sólo se preocupan por el momento actual y no por el futuro histórico. Les parece oneroso gas­tar unos pesos en la conservación de importantes papeles, de libros o periódicos, y prefieren despilfarrar el presupuesto de la entidad en cosas fútiles pero de mayor apariencia.

Prensa Nueva revela casos concretos de esta cadena de descuidos en la tierra tolimense. En la Contraloría Departamental desaparecieron varios tomos de los periódicos El Constituyente y Gaceta del Tolima, de 1863 a 1882. En Natagaima fue arrojada al río Magdalena gran parte del archivo municipal. En Cajamarca desapareció la Biblioteca Municipal José María Rojas Garrido.

En Ibagué se desintegró la Biblioteca José Celestino Mutis que funcionaba en el primer piso de la Gobernación. En la misma ciudad se robaron, pertenecientes al archivo histórico, unos documentos importantes relacionados con un episodio sentimental de Bolívar. En el Instituto Tolimense de Cultura desapa­recieron unas encuestas realizadas en todo el departamento sobre bienes inmuebles, sitios históricos y otros aspectos culturales.

Y hasta las fuerzas de la naturaleza han sido ad­versas en el Tolima, en cuanto a la conservación de archivos se refiere. Un voraz incendio destruyó el archivo municipal de Cajamarca. Y la catástrofe de Armero borró la historia de la población.

El director de Prensa Nueva hace, con la protes­ta sobre esta serie de negligencias y atentados contra la cultura de su tierra grande, valiosa contribución para que las personas encargadas de preservar papeles y archivos históricos lo hagan con responsa­bilidad y los controles necesarios.

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Prensa Nueva lleva varios años promoviendo la cultura del país. Va a celebrar la edición número 100. Es un periódico mensual que lucha por su supervivencia y que amenaza con clausurarse por falta de apoyo oficial y privado. Su director, José Carbilio Valderrama, es un combatiente solitario en la noble causa de la cultura. No dejar ahogar su empresa debe convertirse en un compromiso de Ibagué.

El Espectador, Bogotá, 7-II-1991.
Periódico Prensa Nueva, Ibagué, febrero de 1991.

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Comentario:

La investigación sobre el estado y antecedentes de los archivos históricos del Tolima la realizó la Comisión de Archivos para el Plan de Desarrollo Cultural del Tolima (decreto 1000 de 1990, Gobernación del Tolima). La denuncia pública la realizó el coordinador de la Comisión durante una entrevista realizada por el señor Valderrama y transmitida por la emisora La Voz del Tolima a mediados de noviembre de 1990. El documento escrito reposa en el Instituto Tolimense de Cultura. Es de elemental sentido común dar el respectivo crédito a las fuentes que nos sirven como base para nuestros escritos, y a la Comisión de Archivos no se otorgó. Johnny Ovalle Pineda, fiscal junta de Cultura, Cajamarca.

 

 

 

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