La mujer doble
Salpicón
Por: Gustavo Páez Escobar
Próspero Morales Pradilla vino a descubrir con sus dos últimas novelas de tipo erótico, ya al final de su vida, la industria del best seller. Desde temprana edad cultivó las letras y se destacó como cuentista con los títulos Una muchacha discutible, Cianuro y otras bebidas y El último macho. Es además autor de otros libros de distinto género. También sobresalió como colaborador de periódicos y revistas, entre ellos, El Espectador y El Tiempo.
La verdadera nombradía como escritor la obtiene con Los pecados de Inés de Hinojosa (1986), novela de enorme éxito editorial, llevada luego a la televisión con el mismo resultado. La muerte lo sorprendió, en septiembre de 1990, sin permitirle disfrutar del que será su segundo best seller: La mujer doble, su obra póstuma, que, concluida el 24 de diciembre de 1989, acaba de poner en circulación la firma Plaza y Janés.
Los norteamericanos son expertos en esta industria del éxito en librerías. Ya existen hasta escuelas para fabricar best sellers bajo la firma de un autor cotizado. Para esto no importa, literariamente hablando, que el libro sea bueno o malo, sino que se venda. Hay dos filones que los norteamericanos explotan con resultados sorprendentes: el sexo y la violencia. Un amigo me contaba en Orlando (Florida) que al estadinense sólo le interesa lo que produzca utilidad. Estos temas, tan antiguos como la humanidad, han sido tratados por los novelistas de todos los tiempos. Pero en las épocas actuales se les dan ciertos toques obscenos o sangrientos, según el caso, para incitar las pasiones del hombre contemporáneo.
Próspero Morales Pradilla, gran sicólogo del alma femenina y de la pasión humana, conquista con sus dos últimas obras el misterio de la fama. Le da un viraje a su literatura y halla las técnicas para hacer sugestivos sus temas. El público le ha respondido, yo diría que con delirio. Por eso, su carrera de escritor ha alcanzado altas cumbres en los mercados del libro, propiciadas por la casa profesional en ventas gigantescas
La mujer doble es novela de acción e indudable interés, cuyo desarrollo gira en elmarco histórico de la Inquisición, y pinta una turbulenta época de piratas y suplicios, de brujas y sexo, de aventuras e intrigas. El lector penetra poco a poco en los teatros del aquelarre, siempre bajo la seducción del sexo, y en los dominios oprobiosos que ejercen tanto la Inquisición, bajo el mando eclesiástico, como el poder civil, tan siniestro como aquélla.
Carma, el sitio de los acontecimientos, es un pueblo amurallado, a orillas del mar. A lo largo de la narración se siente la incursión de los piratas y se va con ellos a las tabernas y los prostíbulos, mientras en otro ángulo se mueve la alta sociedad entre privilegios y maquinaciones. El novelista consigue el escenario perfecto de La Habana inquisitorial. Usa el vocablo apropiado, crudo en algunas escenas, y salpica el relato con finas dosis de humor. Tal vez hubiera podido morigerar cierto lenguaje de burdel, a lo García Márquez, pero es posible que así hubiera disminuido las ventas.
Mujeres sensuales como Pita Candela, Perla Yamurí, Carmita de Figueroa o la Trastienda son la permanente provocación de los hombres del pueblo, y lo son también del lector excitado. Y como se trata de descubrir en este grupo de mujeres compuesto por pecadoras y santas, como en todo pueblo del orbe, a la mujer de doble carácter sexual, el lector no cesa de darle cuerda a la fantasía. Al final aparece, como parte del mensaje enjuiciador del novelista, la locura lujuriosa de sor Catalina, vibrante personaje que no se sabe si pertenece a Dios o al Diablo.
Próspero Morales Pradilla entrega, a los tres meses de muerto, esta gran novela, retrato de una época tenebrosa, de persecuciones, lujurias, diablos y brujas. Lástima que la muerte le hubiera impedido gozar de su fama en ascenso, que ahora crecerá con el nuevo best seller, al que le auguramos larga vida.
El Espectador, Bogotá, 15-I-1991
Revista Cultura, Tunja, junio de 1991
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Comentario:
Felicito al ágil periodista Gustavo Páez Escobar por su artículo acerca de la obra brillante del desaparecido escritor Próspero Morales Pradilla, libro que ya disfruté y recomiendo a la vez por ser la obra representativa de la narrativa actual. Dagoberto Rodríguez Alemán, Mompox.