Mi Thesaurus 1990
Salpicón
Por: Gustavo Páez Escobar
El cronista, que a final de año gusta repasar sus propios escritos, entresaca como homenaje a sus lectores algunas frases que definen hechos especiales o expresan pensamientos y emociones entrañables. El espacio de periódico es tierra abonada para sembrar ideas y fomentar la comunicación humana. Con un brindis de felicidad por el nuevo año, Salpicón aguzará la mente para redondear en 1991, dentro de este diálogo motivador con los lectores, nuevas cuartillas de esperanza en la suerte de Colombia.
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° El hombre, que nunca se sacia, ha cambiado el placer de la vida por la persecución del dinero. Vivir es más difícil que conseguir capital.
° La esclavitud del café es una victoria sobre la tierra. Y la pasión del café, como toda pasión, conmueve y estremece.
* (Sobre Alberto Lleras): Sin boato, sin cámaras ardientes –y majestuoso en medio de su pobreza regocijante–, ha llegado a una sencilla tumba, por él mismo diseñada, este coloso de América que le enseñó a Colombia el camino de la grandeza.
° Los grandes jefes colombianos del narcoterrorismo, que sobresalen en el mundo entero como los fabricantes más hábiles y más veloces de incalculables tesoros mal habidos, no cuentan con un metro de tierra de tranquilidad.
° Esta vitalidad asombrosa con que Germán Arciniegas arriba a la edad nonagenaria, como uno de esos bajeles de la conquista americana, se la otorga, y con creces, su espíritu joven.
° El escritor es animal de resistencia y de fuerzas increíbles, y tal vez su mejor comparación es con el buey, modelo de paciencia y mansedumbre, que entre palos y maltratos resiste sufridas jornadas y transporta pesados cargamentos.
• Termina el banquero y sigue el escritor, el que, por fortuna, no se dejó deshumanizar entre la frialdad y la seducción de las cifras. Esto es garantía de supervivencia.
° Medellín toca a duelo. La ciudad es una solemne plegaria que se repliega por las noches silenciosas, sólo alteradas por el fragor de las metralletas, pidiendo que vuelva la sensatez.
• Los pueblos sólo se desarrollarán y hallarán progreso si existe el sentido de la cooperación y la equidad.
• El furor de las multitudes, pero furor de paz, ha proclamado que Colombia rechaza la guerra y vibra con la alegría de un auténtico motivo de unión.
• De tanto repetir alcobas fugaces y mujeres livianas sin hallar el amor, el hombre –este azotacalles de los centros urbanos– se encontrará solitario.
• En Armenia todo se hace armónico, estructurado, sin vacilaciones. Su raza es de brío y visión. No conozco elemento más desprendido y generoso que el quindiano.
• No creo que exista arma más poderosa que la palabra. En ella está concentrada la mayor dosis de invención de que es capaz el hombre.
• Las discriminaciones sociales, las injusticias y los atropellos son los mayores causantes del malestar público. En muchos sectores parece que se viviera todavía en épocas de esclavitud.
* Hoy por hoy la sonrisa Hommes es sinónimo de acidez.
° La ética es virtud que ya no se practica. Y la moral, menos. De ahí nacen todos los problemas.
° El boyacense es por naturaleza un ser creativo, pero no se le estimula para crear empresa grande. Es necesario que pase de los hilados manuales a las fábricas tecnificadas.
° El país anda por las nubes. Con estas alzas progresivas el pueblo se resiente ante las medidas bruscas del Gobierno que se inicia. Comienza el malestar.
El Espectador, Bogotá, 19-XII-1990.