Presidente: ¡Salve usted al poeta!
Salpicón
Por: Gustavo Páez Escobar
Esta es una solicitud de auxilio, al más alto nivel, para un gran poeta colombiano que reside en el exterior. Es un llamado de angustia, de angustia de patria, señor Presidente. Este poeta, que tanta gloria le ha dado a Colombia, es Germán Pardo García. Hoy su vida se extingue entre dolores físicos y espirituales, olvidado de Colombia, en Ciudad de Méjico.
Su nombre fue varias veces postulado al Premio Nóbel de Literatura. Pero el poeta, esquivo a los laureles y que siempre se ha alejado de los pregones publicitarios, dice que «no nació para obtener premios, sino para la lucha y el dolor».
Se le conoce como el poeta del cosmos y su poesía, recogida en más de treinta libros, es considerada como una de las más bellas del mundo contemporáneo. Es el intérprete de la angustia universal. Hoy mismo se menciona su nombre en la Academia de la Lengua de Colombia entre la lista de candidatos al Premio Cervantes de España.
En 1959 fundó en Méjico, a instancias del presidente Eduardo Santos, la revista Nivel. En ella ha pregonado la obra de los escritores latinoamericanos, y sobre todo de los colombianos, por los países del mundo. Como sostiene la revista con su propio peculio, las dificultades económicas han sido enormes.
En una de ellas el doctor Belisario Betancur le llevó, siendo presidente del país, apoyo para que la gaceta no se interrumpiera. Agotada la partida, sobrevinieron nuevas crisis financieras, hasta que en agosto de 1989 llegó el que puede considerarse cierre definitivo.
El doctor Otto Morales Benítez, gran promotor de la cultura nacional, le gestionó varios auxilios, los que sin embargo no han sido suficientes para cubrir el costo de la edición, que se ha encarecido en forma alarmante, e imposible para las arcas agotadas del poeta.
El doctor Octavio Arizmendi Posada proyectaba adelantar una campaña para traer de Méjico al poeta y depararle la residencia final en nuestra patria. El doctor Armando Barona Mesa, periodista y político caleño, que viajó a Méjico a entrevistarlo, le preparaba un tributo nacional hace dos años. Pero Pardo García, que acaba de cumplir 88 años, no está en condiciones de movilizarse.
Desde hace varios meses se encuentra reducido a una silla. La parálisis que sufrió al nacer ha vuelto a torturarlo en la vejez. No dispone de recursos para subsistir. Y como el alquiler del apartamento que ocupa en Río Támesis se lo han elevado de manera astronómica, su situación es desesperada. La angustia, que es la columna vertebral de su producción poética, lo embiste por todas partes.
Su gobierno, señor presidente Gaviria, debe asignarle una pensión. Por sus servicios prestados a la patria. Y comenzar por protegerlo, en forma urgente, en su actual desamparo. Nuestra embajada en Méjico debe hacerse presente en esta calamidad. Transcribo, faltando a la confidencia, las siguientes dramáticas palabras de carta recibida de nuestro poeta afligido y olvidado:
«Amigos colombianos aquí residentes, y escritores mexicanos, enviaron larga carta al presidente Barco, pidiéndole auxilio para mí. El mandatario nos volvió la espalda por toda respuesta. Y yo trabajé por Colombia y su cultura más de treinta años desde las páginas de Nivel. El señor Barco me olvidó por completo. ¡Qué dolor! El humilde apartamento que usted conoció lo han elevado en forma exagerada, y esto me sitúa al borde de la tragedia económica (…) Paz y esperanza, Germán Pardo García».
El Espectador, Bogotá, 23-VIII-1990.
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Comentarios:
Prensa Nueva se identifica con un oportuno S.O.S de Gustavo Páez Escobar, columnista de El Espectador, para llamar la atención de quienes, de alguna manera, pueden hacer algo para mitigar los últimos días del poeta. Belisario Betancur, Otto Morales Benítez, Octavio Arizmendi Posada y Armando Barona Mesa, que no son tolimenses, se han preocupado por el bienestar del poeta. Ya es hora de que algún tolimense o el propio gobierno seccional tome la iniciativa. José Carbilio Valderrama R., director.
No puede entenderse por qué los colombianos, que están manifestando sensibilidad hacia los compatriotas presos en otros países, se han mostrado tan indiferentes ante la angustiosa situación que vive en México un gran poeta nuestro, Germán Pardo García. Los lectores de El Espectador hemos escuchado el clamor del escritor Gustavo Páez Escobar, su amigo personal (…) Irene Silva, Pitalito.
Después de leer el artículo Presidente: ¡salve usted al poeta!, nos llena de tristeza y queremos de alguna forma unirnos a su S.O.S por el poeta. Proponemos que cada uno de los colombianos enviemos un dólar a nuestro coterráneo, hoy día en la profunda miseria, después de haber sido uno de los primeros poeta de América. Para eso nos gustaría saber el número de la cuenta corriente donde se le pueda consignar el dinero. Alberto Ortiz González, María Mercedes Cristancho, Nubia Ochoa, José A. Ortiz C., Bucaramanga.
Todos los colombianos de buena voluntad adherimos a la gallarda invitación de Gustavo Páez Escobar a favor del maestro Germán Pardo García, que revela tanto los subidos kilates del gran corazón del columnista como el lamentable caso de una dolorosa injusticia social. Vicente Landínez Castro, Barichara.
El exilio que Germán Pardo García ha padecido con noble dignidad lo hace merecedor en su otoño de la franca solidaridad nacional. El 12 de octubre se colocará en el Concejo de Ibagué, al cumplirse 440 años de la fundación de la ciudad, una placa en honor a los tres grandes poetas ibaguereños: Pardo García, Camacho Ramírez y Juan Lozano y Lozano. Cuente conmigo para cualquier acto de justicia con el inmenso poeta colombiano. Alberto Santofimio Botero, senador de la República
Estuve hablando con la poetisa María Mercedes Carranza, directora de la Casa de Poesía José A. Silva. Fue tanta la receptibidad de ella, que me llamó telefónicamente para decirme que por el momento y dada la precaria situación de Germán Parda García le iban a enviar 2 o 3 mil dólares como anticipo (…) Parece, según la conversación que tuve con la señora Carranza, que ella se va a enterar, primero, por intermedio de nuestra embajada en México, cuánto sería el dinero que mensualmente necesitaría Germán para llevar una vida decorosa, y que una vez tenga el presupuesto le gestionarían una suma permanente. Entiendo que Belisario, que es el presidente de la Fundación José A. Silva, se interesó vivamente en solucionarle el problema económico a nuestro común amigo y eximio poeta. Álvaro Orduz León, Bogotá.
Dato curioso: Al año siguiente exacto de publicado este artículo, o sea, el 23 de agosto de 1991, murió en Méjico Germán Pardo García.