Golpe a la cultura boyacense
Salpicón
Por: Gustavo Páez Escobar
Se suponía que ya por esta época estaba solucionado el problema financiero del Instituto de Cultura y Bellas Artes de Boyacá. Pero la situación se ha dejado avanzar desde hace dos años, y ahora los empleados se han visto obligados a decretar un paro laboral como medio para presionar el pago de sus sueldos y llamar la atención sobre la decadencia del organismo por culpa del recorte presupuestal que le impuso el gobierno del departamento.
El presupuesto de la entidad, reducido en un 50%, no alcanza a sufragar los gastos. El personal no recibió este año, como los demás funcionarios del Estado, aumento salarial. Con esta economía, absurda e injusta, se buscaba nivelar las cifras, y como de todas maneras la restricción es drástica, los sueldos se atienden con demoras y los gastos de funcionamiento se hallan castigados con severidad, hasta el punto de que el pago de la nómina va a cumplir dos meses de retardo y la prima de junio está todavía sin cancelar.
A las cajas de previsión y de subsidio familiar no se les cubren, dentro de la misma política de errónea austeridad, los aportes que el patrono debe hacer para beneficio de los afiliados. Tampoco existe dinero para erogaciones tan elementales como el aseo. No ha habido recorte de la nómina pero sí renuncias de varios funcionarios que se han visto precisados a acudir a otros empleos. Esto equivale a una disminución de personal, ya que los cargos se han dejado vacantes.
Desde tiempo atrás se habla de una reestructuración del instituto y ésta no se ha visto ni se sabe en qué consistirá. Lo único cierto es que el gobierno seccional le ha propinado duro golpe a esta institución de tanto arraigo en Boyacá. La Escuela Superior de Música es la mejor de Latinoamérica y representa, no sólo para Boyacá sino para el país, título de honor más allá de nuestras fronteras. La Orquesta Sinfónica de Vientos de Boyacá tiene más de cien años de existencia y ostenta una de las tradiciones más ponderadas del arte colombiano.
El perjuicio no es sólo para el personal de la institución, que ha tenido que afrontar serios tropiezos para el sostenimiento de sus hogares, sino para los alumnos que se capacitan en diferentes disciplinas. Hoy está en peligro, debido a la huelga, la culminación del año académico de 450 alumnos que cursan estudios en música y en artes plásticas. Y si las cosas siguen como van, también se verá afectado el Aguinaldo Boyacense, uno de los espectáculos más celebrados en el país, por la ausencia de las escuelas de música del festejo popular.
Cuando se antepone el simple afán económico al concepto de cultura (y parece que en esto estriba todo el problema), suceden episodios lamentables come éste de Boyacá. No es sensato, ni conveniente ni patriótico, mutilar la vida de este organismo meritorio sólo porque no produce dinero. Y tampoco votos. Los gobernantes deben saber que la cultura está por encima de los menesteres económicos. Enderezar las finanzas del departamento sacrificando la cultura no tiene ningún mérito. La gracia sería hacer producir los organismos realmente productores del dinero. Y castigar (lo que también es producción) las manos que cercenan los bienes públicos.
Una junta de exgobernadores se ocupó en días pasados de este y otros apremios de la vida boyacense. Sin embargo, la enfermedad no ha sido atacada. Al señor gobernador, un joven inteligente y bien intencionado, le decimos: salve usted la cultura boyacense. Boyacá es tierra culta por tradición. No rompa usted, señor gobernador, tan bello legado.
El Espectador, Bogotá, 27-XI-1989.