Escritores de Sogamoso
Salpicón
Por: Gustavo Páez Escobar
La Casa de la Cultura de Sogamoso ha tenido el acierto de confiar al historiador Gabriel Camargo Pérez la escritura del primer libro con que se inicia la tarea de divulgación de los valores históricos, artísticos y literarios de la ciudad. Nadie tan indicado como Camargo Pérez, figura representativa de la cultura boyacense y que más ha profundizado en las raíces históricas de su comarca y en las dimensiones del hombre americano, para rescatar del olvido la trayectoria culta de Sogamoso.
Con el título de Escritores de Suamox, Ciudad del Sol, el académico boyacense hace un inventario, el más completo que se haya realizado, de los aportes culturales con que sus paisanos han contribuido al progreso de Colombia. Lástima que esta ciudad, que tanto sobresalió por sus hombres ilustres, haya desdibujado su pasado culto. Otros afanes diferentes a los del espíritu, sobre todo los de la estéril politiquería parroquial, invadieron los nuevos tiempos.
103 sogamoseños quedan registrados en el libro que comento. Sogamoso, por lo tanto, puede sentirse orgullosa de la fiebre cultural que allí se vivió, y ojalá estimulada para volver sobre ese hito que se borró en las épocas actuales. Hay que aplaudir en el doctor Alberto Coy Montaña, director de la Casa de la Cultura, y en el licenciado Jaime Vargas Izquierdo, rector del Colegio Nacional de Sugamuxi –el alma máter de la ciudad –, su interés por recuperar la dimensión espiritual que se dejó perder.
Es preciso mirar al pasado para salvar el futuro. La mejor manera de hacerlo es estudiando la historia. Gabriel Camargo Pérez inicia su estudio con la mención de los primeros periódicos que funcionaron en la ciudad, El Rejenerador (sic) y El Estudio (nacidos en 1873 y 1879), y con la aparición de los dos primeros libros, Recuerdos de un alcanfor (1682) y Manual de metrología comparada (1883).
Luego se dedica al repaso de figuras sobresalientes en el mundo de las letras, como Temístócles Avella Mendoza –autor, entre otras obras, de Los tres Pedros en la red de Inés de Hinojosa–, Joaquín González Camargo, Horacio Isaza del Castillo, Edmundo Rico Tejada, Humberto Plazas Olarte, Guillermo Plazas Olarte, Alfonso Patino Rosselli –magistrado sacrificado en la hecatombe del Palacio de Justicia–, Rafael Gutiérrez Girardot –uno de los filósofos más destacados del país–, Lilia Montaña de Silva, Jesús Bernal Pinzón, Eduardo Franco Isaza.
En fin, la lista es larga. En ella no se encuentra, y hay que lamentarlo, el arqueólogo Eliécer Silva Celis, nacido en el vecino municipio de Floresta. Pero debe incluirse como promotor valioso del desarrollo cultural de la ciudad desde su posición de director del Museo Arqueológico e investigador de las culturas precolombinas.
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Bien ganado se tiene Camargo Pérez el título de hijo dilecto de Sogamoso. Su obra historiográfica es fecunda, y así lo han reconocido academias e instituciones culturales, entre ellas la Academia Colombiana de Historia. Es autor, entre su ponderada bibliografía, del libro Sergio Camargo: el Bayardo colombiano, laureado en el primer concurso nacional de Historia. Ahora, con el repaso de los nombres que forjaron la historia cultural de Sogamoso –entre ellos, él mismo–, más se queda en su tierra.
El Espectador, Bogotá, 11-VII-1989.