Los 30 años de Nivel
Salpicón
Por: Gustavo Páez Escobar
En el Palacio de Bellas Artes de Ciudad de Méjico se rindió hace poco grandioso homenaje a Germán Pardo García con motivo de llegar Nivel, su espléndida y batalladora gaceta cultural, a los 30 años de existencia. Los escritores del país azteca y la embajada de Colombia testimoniaron así su admiración a este genio de la poesía que corona, con la tercera parte de Últimas odas –próxima a salir al público–, una de las producciones más laboriosas y fulgurantes de la poesía universal.
Germán Pardo García está considerado el poeta contemporáneo más importante del mundo. Según opinión de José Jurado Morales, es superior a Pablo Neruda. Diferentes instituciones culturales, tanto de Colombia como de otros países, lo han postulado varias veces al Premio Nóbel de Literatura, pero él, reacio a los honores, dice que no nació para portar condecoraciones sino para flotar entre sombras y adversidades. «Yo soy la gota de agua de la izquierda, la que cayó sobre terreno pobre», exclamaba en 1971.
Se halla próximo a cumplir 86 años. Nacido en Ibagué el 19 de julio de 1902, reside en Méjico hace 55 años y desde allí –la patria que lo acogió con calor maternal– ha lanzado a los vientos su mensaje monumental: una de las poesías más bellas que se hayan escrito en el mundo. Formado en los rigores del pensamiento griego, disciplina que ha sido la orientadora de toda su obra, desde los 16 años de edad era el escogido de los dioses que divagaba por el cosmos con su palabra iluminada y sus ideas audaces.
Su vocación no puede ser más nítida, ni su poesía más vigorosa. Con cerca de 40 libros publicados y con infinidad de versos que mantiene inéditos, ha sido uno de los poetas más fecundos y desconcertantes de la humanidad.
En 1958 le sugirieron la idea de crear una revista, y a los pocos días nacía este órgano independiente dedicado a divulgar los valores literarios de Colombia y de Hispanoamérica. Al no aceptarse en sus páginas avisos publicitarios ni contar con auxilios oficiales, ha sido el propio director el principal financiador de la revista. Su capital, en mengua permanente, ha tenido que hacer milagros para no dejar morir a su criatura espiritual, que es parte de su existencia.
El poeta ve con dolor que no puede prolongar por más tiempo la vida de la gaceta. Se siente ya incapaz de sostenerla, tanto por los quebrantos de salud que cada vez lo maltratan más, como por las duras circunstancias económicas que ha tenido que sortear en los últimos tiempos.
Breve y dramático mensaje que recibo con el número 297, así lo anuncia: “Nivel se acabó con su edición de abril. La ancianidad, el dolor, la pobreza me derrotaron. Paz y esperanza, Germán».
Sería para el mundo de las letras pérdida sensible la desaparición de Nivel; noticia dolorosa para quienes sabemos lo que ella significa como elevada cátedra del pensamiento y la belleza. Los escritores de Colombia, sobre todo, verían extinguirse una de las tribunas más solidarias con las luchas del espíritu.
Los médicos que hoy atienden a Germán Pardo García le prescriben, como ironía, que no suspenda jamás a Nivel, porque esa es la llama que le da vida. Es su propia sangre, su álter ego. El Gobierno de Colombia, a través de sus órganos de cultura, lo mismo que prestantes figuras nacionales que pueden hacerlo, deben acudir en protección de nuestro benemérito compatriota. Le falta oxígeno espiritual. Nivel también necesita apoyo económico para que no tenga este triste final.
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Germán Pardo García, el mayor poeta vivo del mundo, ha sostenido por 30 años, entre batallas y fortalezas, esta bandera colombiana que tremola por los aires universales como una afirmación de la patria. Nivel es Colombia.
El Espectador, Bogotá, 28-V-1988.