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El Siglo, medio siglo después

lunes, 31 de octubre de 2011

Salpicón

Por: Gustavo Páez Escobar

La doctrina conservadora ha te­nido su principal tribuna en El Siglo, el periódico fundado en 1936 por Laureano Gómez y José de la Vega. Ha sido órgano combativo y po­lémico, que defiende sus principios con convicción y se mantiene en pie de combate, atento a los grandes sucesos del país. Esa fue la sangre que le inyectó su mentor, el doctor Laureano Gómez, de quien fue su vocero elocuente en los ardo­rosos días del ímpetu partidista.

Cuando desde el campo opuesto El Espectador y El Tiempo pregonaban las ideas liberales, en un país esen­cialmente político, el pensamiento conservador se canalizaba a través de El Siglo, otra trinchera erguida que no conoció la indecisión y, por el contrario, se caracterizó por su estilo vigoroso.

Como toda prensa libre que so­bresalga por su espíritu de contro­versia, El Siglo ha suscitado rechazos y adhesiones. Se le ha perseguido y también se le ha seguido. Fue clau­surado por la dictadura, cuando se volvió enemigo peligroso para el régimen. En aquella transición salió, en su remplazo, La Unidad, otro ba­luarte inspirado en los mismos pro­pósitos y que no cesó, a pesar de la censura implacable, en sus ataques enardecidos contra el despotismo.

Lo mismo ocurría con El Espec­tador y El Tiempo, también silen­ciados por el gobierno hegemónico. Fueron sus sustitutos El Indepen­diente e Intermedio, que al igual que su aliado de la derecha no cesaron en sus campañas de libertad. Estas tres casas periodísticas, de noble estirpe, han escrito para la historia grandes jornadas de lucha, de sacrificio y patriotismo.

El país puede sentirse seguro cuando cuenta con prensa digna. El periodismo de altura es de com­bate, de resistencia y brillantez ideológica. La democracia supone el juego de las ideas y éstas no pueden considerarse patrimonio exclusivo de ningún partido o grupo. Por eso es necesario que las ideas se enfrenten y se debatan para que salgan más depuradas.

En este medio siglo que ha supe­rado el periódico de la casa Gómez, nos encontramos hoy con un diario ágil y cerebral, confiado a la estruc­turada mente del doctor Álvaro Gómez Hurtado, curtido perio­dista que en ocasiones se fuga tras los señuelos de la política. Se advierte, al leer sus páginas, que ha ganado una nueva fisonomía. No sólo se han modernizado su sede y sus equipos sino que han sido confiadas sus columnas a expertos comenta­ristas de la actualidad. El doctor Gómez Hurtado ha tenido el acierto de poner a opinar en su diario a fi­guras destacadas de los dos partidos.

No se trata de un periódico volu­minoso —son por lo general 20 pá­ginas— pero se nota el poder de la síntesis que permite abarcar todo el mundo de las noticias y de las ideas. Esta brevedad es grata y provechosa. Hay sitios especiali­zados y dinámicos que resultan atractivos. Los domingos se lanza una magnífica página cultural, también dirigida por enfoques no­vedosos.

El Siglo ha entrado en nueva etapa. Busca ampliar su cobertura nacional. Gabriel García Márquez, que conoce el pulso del periodismo, quiso fundar su propia gaceta con el nombre de El Otro, para mover un estilo diferente. Al doctor Gómez Hurtado le gustó la idea. En su diario se ventila, como es su eslogan, «la otra opinión de los colombianos», y se conoce «la otra cara de la noticia». Son lemas lla­mativos que no se hallan lejos de la realidad.

El Espectador, Bogotá, 24-V-1987.
El Siglo, Bogotá, 28-V-1987.

 

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