El mundo de las revistas
Salpicón
Por: Gustavo Páez Escobar
Aleph y Nivel, las excelentes revistas dirigidas por Carlos Enrique Ruiz y Germán Pardo García, editada la una en Manizales y la otra en Ciudad de Méjico, amenazan suspenderse. Sostener una gaceta de cultura es tarea titánica, ignorada y desagradecida, en este mundo materialista donde ni gobiernos ni entidades o personas particulares se preocupan, con la atención y la largueza que merecen estos menesteres, por los afanes del espíritu.
Ambos directores luchan desde sus discretas y valerosas posiciones culturales por no dejar zozobrar sus empresas. Pese a sus esfuerzos no logran ya prolongar la vida de estos órganos en agonía.
Carlos Enrique Ruiz, catedrático de la Universidad Nacional de Manizales y hasta hace poco director en Bogotá de la Biblioteca Nacional, fundó a Aleph en 1966 en asocio de un inquieto grupo de estudiantes universitarios. Luego continuó solo en la dirección y gracias a su empeño y a su vocación de sacrificio la revista acaba de llegar a sus 20 años de existencia. Que de ninguna manera debiera ser a su partida de defunción.
Es ella un mensajero de nuestra patria por diversos países del continente y llega además a manos de distinguidos escritores de Europa. Es preciso preguntar: ¿Cómo es posible que desaparezca esta bandera de la inteligencia? ¿Permitirán los manizaleños la suspensión de esta brújula que pregona tan alto el nombre de la ciudad por los aires de otras naciones?
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Nivel nació en Ciudad de Méjico en enero de 1959. Su fundador, el poeta colombiano Germán Pardo García, la creó a instancias de su amigo el presidente Eduardo Santos. Es, como Aleph, revista de alto vuelo y dedicada sobre todo a difundir por el continente americano el nombre y la obra de los escritores y poetas de Colombia. Sin ella no se habrían conocido muchas de nuestras figuras de las letras.
Nivel es, por consiguiente, una prolongación de nuestra patria por los vientos de América. Ha realizado el milagro de 280 ediciones hasta octubre de este año. Esfuerzo denodado y poco reconocido. Pardo García, poeta excelso, nominado al Premio Nóbel de Literatura, es un luchador solitario que a pesar de su avanzada edad —85 años— no quiere rendirse en su empeño cultural.
Pero sus arcas personales, que no son otras las que sostienen la revista, están mermadas. El poeta se encuentra enfermo y se siente fatigado por su larga entrega a la actividad intelectual. La pregunta es obvia: ¿Será sensato que se interrumpa esta embajada cultural que tantos honores ha conquistado para Colombia?
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La revista Lámpara, que en forma esplendente nos regala ediciones de lujo bajo la dirección de Fabio Hencker Villegas y el patrocinio de la Compañía Exxon Colombiana, Intercol, la Esso y otras entidades afines, ha llegado al número 102. Esta publicación se distingue por la hermosura de sus páginas, la perfecta diagramación, la selección de los escritos y la diversidad de expresiones que hacen de ella una fresca galería de arte.
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Manizales, veterana revista fundada hace 45 años por los bardos Juan Bautista Jaramillo Meza y Blanca Isaza de Jaramillo Meza, es admirable ejemplo de constancia. Muertos ellos, se puso al frente del timón su hija Aída, escritora oculta, y sorprendió a los lectores con su inteligencia y el tino con que ha sabido sostener la herencia intelectual. Es la revista en circulación más antigua del país, con 547 ediciones, que se da el lujo de no haber tenido ninguna interrupción.
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Colombia cuenta con muchas revistas culturales. Todas ellas cumplen con la difícil tarea de mover ideas y elevar el nivel intelectual de la nación. Son medios civilizadores por excelencia, la mayoría ignorados por el grueso público, que contribuyen a la magna empresa de irradiar luz, crear inquietudes y combatir la mediocridad.
El Espectador, Bogotá, 4-I-1987.
Revista Manizales, No. 548, enero de 1987.
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Misiva:
Va de nuevo para usted mi profundo reconocimiento por tanta y continua solidaridad que es aliento en el peso de cuatro lustros que lleva la revista Aleph luchando por sobrevivir ante naufragios y desventuras. En buena parte gracias a sus llamados públicos en pro de Aleph un grupo de amigos han creado la Fundación Aleph para administrar y financiar la revista. Así ha salido la número 59, rescatada casi de las cenizas. Carlos Enrique Ruiz, Manizales.