¿La cultura sin apoyo?
Por: Gustavo Páez Escobar
Leo en alguna noticia periodística que la Dirección de Cultura del Quindío se ha quedado sin oficio. Se le llama en esa misma información la invitada de piedra del equipo gubernamental. No quisiéramos pensar que se trata, más bien, de una dependencia de esas que vagan a la deriva por falta de iniciativas.
Sea lo que fuere, se necesita la presencia de la cultura en todos los entresijos de la administración como algo imprescindible para el desempeño humano. No es concebible una sociedad organizada que deje de estimular las expresiones del arte. Al oído del señor Gobernador, quien sin duda es susceptible a estas inquietudes, se traslada la preocupación de esa nota periodística que reclama mayor participación de la Dirección de Cultura.
El anterior gobierno departamental se distinguió por haber estimulado una serie de actividades culturales de la región. No queremos pensar que, sólo por el cambio de funcionarios, se eche en saco roto el inventario de iniciativas que dejó aquella administración. En corto tiempo estaremos festejando un nuevo aniversario de Armenia y para entonces han de celebrarse, como es tradición en nuestra ciudad, una serie de actos programados por la entidad a la que hoy se acusa de inactividad.
Valga la pena sugerirle a la distinguida dama que dirige la cultura regional que comience desde ahora a organizar las festividades con miras a estimular las creaciones artísticas. El escritor es un ser desprotegido por los estamentos oficiales y, corno ironía, uno de los elementos que más prestancia les da a los pueblos. Pensar en lanzar en las fiestas de octubre el libro de alguno de nuestros escritores no sería mucho pedir.
Desde esta columna se ha criticado la indiferencia que existe, por ejemplo, con la obra de Bernardo Ramírez Granada, el cronista mayor de la ciudad. Ha pasado el tiempo sin que ninguna entidad se apersone de esta iniciativa que ha debido tomarla, hace mucho tiempo, la Dirección de Cultura del Quindío. Las deliciosas crónicas de Dionisio, de tanto sabor lugareño, merecen el honor de la imprenta. Su autor es persona alejada de la intriga y con nulas pretensiones de celebridad, por lo cual su trabajo continúa inédito, no obstante saberse de sus eximias calidades literarias.
Está, además, la cuentística de Antonio Cardona Jaramillo, el célebre Antocar, de quien las generaciones presentes no se acuerdan. Eduardo Arias Suárez, a quien el Comité de Cafeteros acabó de publicarle la novela Bajo la luna negra, dejó inéditos sus Cuentos heteróclitos. ¿Por qué la Dirección de Cultura no le mete diente a estas obras famosas?
La Patria, Manizales, 6-VI-1981.