Un buen comienzo
Por: Gustavo Páez Escobar
Con magníficas perspectivas inicia el doctor Jesús Antonio Niño Díaz su segunda Gobernación. Sobre él habrá que decir que es, ante todo, buen administrador. Así lo ha demostrado en sus negocios particulares, y también en la vida pública, hace siete años, durante su primera Gobernación. Ha estado estrechamente vinculado al desarrollo de Armenia y es profundo conocedor de problemas y certero aportante de ideas y soluciones.
Llega con mayor experiencia y también con más libertad política. Consigue de entrada la aceptación de un gabinete conformado por personas sin demasiados nexos políticos, pero con la suficiente prestancia para haber despertado un entusiasta respaldo. Son sus colaboradores elementos serios y distinguidos. Varios de ellos sacrifican sus actividades particulares para prestar su concurso en momentos difíciles para la región y sobre todo para Armenia.
El Quindío necesita gobernarse, como el país, con representación política, porque esta es indispensable para mantener la armonía entre los partidos, pero primero ha de prevalecer el criterio técnico para poder dirimir con acierto los complejos retos de la administración. El anuncio del doctor Niño Díaz de que gobernará con criterio técnico y luchará contra la politiquería, es noticia saludable y a ella habremos de confiarnos.
Su propósito de dispensar la máxima atención a las dificultades que vive la ciudad de Armenia, sometida en los últimos tiempos a grandes deterioros, se recibe con regocijo y con esperanzada expectativa. Habrá que convocar a las gentes de buena voluntad, y sobre todo a los políticos de todos los partidos, para que salven a Armenia del caos a que ha llegado.
Se necesita una acción dinámica y de conjunto, sin egoísmos ni ambiciones personalistas, para buscar las fórmulas de emergencia que reclama en el momento esta capital frenada en su desarrollo y que exige para el futuro obras mucho más vertebradas.
Como hombre de buena voluntad, el doctor Niño Díaz, más curtido ahora de experiencias que en su primera salida pública y con excelentes relaciones en el alto Gobierno, se encargará de hacer una administración superior a la primera. Ese es el reto que recibe.
Cuando promete que será un gobernante para todos los ciudadanos, justo y equilibrado, se siente confianza en el porvenir. La opinión pública, que hoy lo elogia, también será severa para enjuiciarlo si mañana cambia de ruta. Nada tan deseable como esperar de él los mejores resultados.
La Patria, Manizales, 27-III-1981.