Después de las fiestas
Por: Gustavo Páez Escobar
Acaso el mayor problema de la diversión consiste en que hace perder el ritmo de la vida y a veces la noción del trabajo. Lo cual, de otro lado, resulta un paréntesis saludable para aislar las asperezas del duro batallar.
Armenia ha realizado grandes festividades, con orden, altura, variedad de programas y representación popular. Parece como si nada se hubiera olvidado para que el pueblo pudiera divertirse a bajo costo. Nunca habíamos visto tanta profusión de actos culturales y tanta gente participando en ellos.
La esencia la puso la cultura. Una cultura que se extiende no sólo al realce en sí de los valores intelectuales de la región, a la difusión de la música nacional y a la presencia de figuras eminentes como Jorge Robledo Ortiz, Rodrigo Correa Palacio y Jorge Villamil, sino a las demostraciones de urbanidad y efusión de que hicieron gala los armenios. Es una manera de irradiar con simpatía y provecho la imagen de esta tierra cálida.
Grabado en el bronce perdurable ha quedado el soneto de Carmelina Soto dedicado a Armenia. Es como si el bello poema hubiera sido fundido en el propio corazón de la ciudad. Creo que por su simbolismo y proyección es el gesto central de las fiestas. El gobernador Silvio Ceballos Restrepo supo interpretar el sentimiento del pueblo y motivar a las generaciones futuras para que cuiden las expresiones del espíritu. De igual modo merecen mención las condecoraciones impuestas a dos intelectuales de la ciudad, lo mismo que el aplauso cívico a uno de los más caracterizados servidores de la comunidad.
La llegada del segundo canal de la televisión es un hecho destacable tanto por el beneficio en sí de este enlace, como por difundirse a los cuatro vientos la importancia de nuestra progresista región.
No siempre el pueblo había tenido facilidad para llegar a los espectáculos. Los licores y las boletas fueron controlados. Hubo sana alegría y además alegría económica. No ocurrió el menor incidente de sangre, cosa extraña en esta cita de multitudes, pero apenas consecuente con las medidas tomadas por las autoridades municipales y de policía.
Hay, en resumidas cuentas, un balance positivo que se debe, en primer lugar, al inteligente alcalde Hugo Gómez Gómez, y a la dinámica directora de Fomento y Turismo Nhora Villegas de Gutiérrez.
Después de las fiestas, a trabajar… Hay mucho por hacer. Se han despertado el sentido cívico, la vigencia de la cultura y el propósito de hacer una Armenia mejor. Esto último representa el mejor epílogo para la ciudad que ha tomado conciencia de sus proporciones.
La Patria, Manizales, 22-X-1980.