De Héctor Ocampo Marín
(La República, Bogotá, 12 de febrero de 1978)
La capital del Quindío se ha convertido en importante mojón de la industria editorial. Mensualmente aparecen varios libros editados allí.
La editorial Quin-Gráficas de la ciudad de Armenia acaba de entregar al público colombiano en 220 páginas el bello glosario Alas de papel del banquero y columnista de El Espectador Gustavo Páez Escobar.
Más de medio centenar de glosas breves conforman la última obra del escritor aludido, oriundo de Boyacá. Cuadros ágiles, libres de todo barroquismo, dibujan con pinceladas rápidas los más diversos aconteceres del país. Páginas estructuradas con devota vocación de esteta, en ellas Páez Escobar nos entrega personalísimos y originales escorzos sobre singularidades de la conducta social, libros y escritores, personajes poco comunes y afectuosas rememoraciones de la vida y del diario acontecer regional.
El glosario de Páez Escobar tiene una secreta y subterránea coherencia que le da corporeidad orgánica. La gracia de una prosa agradable y limpia hace de Alas de papel un mundo literario armonioso y amable para este tipo de lectura descomplicada y amena que exige con insistencia el lector moderno.
Páez Escobar ha descubierto los esquivos secretos para capturar y encantar lectores. La capacidad para encontrar aristas nuevas en los asuntos que examina, la frase construida con la frescura que depara el buen uso del lenguaje, la forma novedosa y al mismo tiempo respetuosa de formular los conceptos, de imprimir acción y recurrir al adjetivo noble, hacen de la escritura un poco periodística y un mucho literaria de Páez Escobar, una de las más adecuadas y leídas prosas que hoy es posible encontrar en los diarios nacionales.
Saludamos, pues, una vez más al joven escritor en cuyas breves prosas es posible encontrar convergencias y aproximaciones, si no con D’ors y Larra, por lo menos con nuestro Luis Tejada, en cuya pluma donosa y profunda lo cotidiano logra aires de trascendencia y perdurabilidad.