El mundo de los niños
Por: Gustavo Páez Escobar
La Editorial Bedout, la gran empresa antioqueña que lanzó al país la idea del bolsilibro, con pleno éxito, publica trimestralmente la revista El Impresor, excelente medio cultural que se distingue por su pulcritud tipográfica y la calidad de sus temas. Como director se desempeña con lujo de competencia Hernando García Mejía, cuentista y poeta caldense que a base de tenacidad conquistó un puesto destacado en la literatura colombiana.
Desde joven se interesó por la poesía, hasta lograr, a los veintiocho años, la publicación de su primer libro, Entre el asfalto y las estrellas, muy ponderado por la prensa nacional. Como cantor del amor y de la mujer siguieron tres libros más de poesía romántica, uno de ellos laureado en un concurso en Barcelona (España).
García Mejía, a la par que vate lírico, cultiva la literatura infantil y con ella ha creado un maravilloso universo movido por su delicada percepción de las emociones del niño, campo nada fácil de dominar. Para poseer la delicadeza con que urde las pequeñas y sabias aventuras de sus personajes, se requierealma sensible para interpretar el mundo infantil.
El mismo autor se descubre así: «Porque, ¿sabes una cosa, pequeño? El niño y el poeta siguen siendo la misma persona soñadora. O, mejor: el poeta es un niño grande. Continúa siendo, a pesar de su forma adulta, de sus problemas y de la seriedad que le demandan sus tareas, el niño de siempre».
Pero sería falsa la presentación si sus fábulas no estuvieran accionadas por esos misteriosos resortes que manejan la fantasía sin afectación y hacen soñar educando. Difícil compromiso el del narrador infantil que debe ser, ante todo, un gran sicólogo para que sus lecciones penetren con sutileza y provecho a la mente del niño. Aparte de la técnica en el manejo del lenguaje apropiado, estará la capacidad para convencer y orientar. El mundo se está dislocando porque se olvida de los niños. «Conduce bien a un niño y harás un hombre», recomendó John F. Kennedy.
Cuento para soñar y La estrella deseada son dos pequeños libros de la colección Bedout salidos de la pericia de García Mejía para comunicarse con el mundo infantil. El último de ellos obtuvo en 1974 el premio Rafael Pombo, y esto ratifica la calidad del autor.
Hay que insistir en la necesidad de encauzar la juventud si se aspira a un mundo mejor. No sobra, y además es urgente, que los adultos lean esta literatura que muchos desprecian, si se pretende encontrar la propia alma que a veces se nos refunde por falta de orientación. No dejar nunca de ser niños es una fórmula salvadora.
La Patria, Revista Dominical, Manizales, 4-XI-1979.