El banquero humanista
Reportaje de Gonzalo Villegas Jaramillo a Gustavo Páez Escobar, gerente del Banco Popular de Armenia
¿En qué estado se encuentra la labor literaria, en su concepto, dentro de las viejas y nuevas generaciones del Quindío?
El Quindío es tierra fértil para el campo literario. Siempre que se haga un inventario real de la cultura del país, habrá que incluir al Quindío como universidad de escritores, poetas, cuentistas, novelistas, periodistas, quienes les dan renombre a las letras nacionales y mantienen, a pesar de los pocos estímulos existentes, un nivel destacado como tierra de literatos. Se extraña que organismos como Colcultura no incluyan en sus tirajes a representantes de la inteligencia quindiana, y cuando lo hacen, solo sea de paso y no con la profundidad que merecen nuestros escritores.
¿Cree usted que es compatible la afición o vocación literaria dentro de la actividad bancaria?
No es muy frecuente el escritor en el campo bancario. Por el contrario, es muy escaso. Cuando alguien de la banca escribe, generalmente es sobre economía y temas fríos. Eso obedece a que el empleado bancario, y digamos más bien el gerente –que esa es la intención de su pregunta–, se maquiniza entre el rigor de cuadros estadísticos, encajes, créditos, lo que termina esterilizando la mente para producir ideas alejadas de la frialdad de un despacho de finanzas. El dinero deshumaniza. Por experiencia sé, sin embargo, que con disciplina es posible atender el mundo de las cifras y el mundo de las letras, y más aún, ser humanista a pesar de las rigideces y limitaciones de un campo tan árido como el bancario.
¿Para usted cuáles serían los autores de cabecera del Viejo Caldas?
El Viejo Caldas cuenta con una nómina preclara de escritores. No en vano se dice que el meridiano de la cultura pasa por estas latitudes. Y seamos justos. No es tan sólo Manizales, como se proclama, la cuna de la cultura. Es todo el territorio entregado a los afanes de la inteligencia y que da muestras de superioridad en el país. No quiero, por miedo a las omisiones, hacer nóminas de cabecera. Pero sí deseo manifestar que he pasado horas entrañables, de inmensas satisfacciones espirituales, leyendo a los escritores de los tres departamentos y viendo el ímpetu de una nueva generación que no deja decaer la cultura. Hay grandes talentos ocultos que deben rescatarse, como Jaime Buitrago Cardona, calarqueño, que dejó obra valiosa en tres novelas indigenistas que pocos conocen, o el de Eduardo Arias Suárez, de Armenia, maestro insuperable del cuento y vertido a otros idiomas, cuya obra anda dispersa y debe revaluarse.
¿Entre los géneros de ensayo, crónica, poesía, novela, etc., cuál es el de su predilección?
Todos los géneros de la literatura me seducen. Ojalá no se entienda esto como presunción o vanagloria. No es una evasiva ni la respuesta de una reina de belleza. Para ser humanista hay que apasionarse por la literatura en general. Para aclarar el concepto, le manifiesto que para mi gusto no hay preferencias acentuadas entre los distintos géneros de lectura, sino buenos o malos escritores, buenos o malos poetas. Tengo como hábito el de leer varios libros en serie, que voy alternando, de acuerdo con mi estado de ánimo. Tanto sabor, por ejemplo, le tomo a una crónica de Luis Tejada que a un cuento de Maupassant, y lo mismo a los Carnets de José Umaña Bernal, que leo ahora con verdadero deleite, que a Tiempo inmóvil de Carmelina Soto, que releo con igual complacencia. Me gusta la poesía profunda, la romántica, y detesto la moderna en general, la que pretende expresar el sentimiento con contorsiones más que con palabras. El gusto es el que manda. Lo importante no está en leer mucho sino en saber digerir. Yo saboreo los manjares para mi propio paladar, y rechazo los que me disgusten. Por fortuna, hace mucho tiempo que dejé de creer en los críticos. Mejor: en los seudocríticos, de que está poblado el mundo de las letras.
Armenia, junio de 1978.
(Este reportaje fue tomado para una revista bogotana que anunció una edición especial dedicada al Antiguo Caldas. No supe si salió dicho número. Pero quedó el reportaje. GPE).