El periodista Héctor Moreno
Por: Gustavo Páez Escobar
Héctor Moreno es, ante todo, profesional del periodismo. Dedicado a enriquecer su formación humanística con el estudio del hombre y su ambiente, atesora hoy profunda experiencia que lo sitúa entre los más destacados periodistas del país. Sin embargo, decir periodista en este momento donde tantos valores se han subvertido a merced de la deformación de esta carrera que tenía en otras épocas mayor prestancia, no parece cabal reconocimiento, a menos que quien lo sea, lo sea de verdad.
El periodista de antaño, moldeado en la tarea ardua del oficio que comenzaba a practicar al pie de las máquinas y entre tintas y lingotes, era el auténtico nervio del periódico, con enfoque acendrado para convertirse en el profesional que hoy pretenden graduar las universidades a marchas aceleradas.
Héctor Moreno, que aprendió el periodismo con reflexión, a golpes de sólidas experiencias, y que luego ascendió por sus propios méritos a posiciones claves de importantes diarios del país, ostenta el título de batallador de su noble profesión. Hay que rendirle, por lo tanto, honor a quien con el esfuerzo cotidiano ha sabido conquistar sitio de privilegio en el periodismo nacional.
Su carrera se ha afianzado paso a paso, desde niveles moderados hasta la jefatura de redacción de tres diarios, habiendo pasado por el oficio de reportero, que le brinda visión penetrante sobre el hombre y sus problemas. Fino catador de la noticia y atento observador de la evolución social, cosecha en su vida reporteril vivencias que fortalecen su personalidad y lo llevan a crear páginas de dimensión humana, donde sobresalen el enfoque certero y el análisis detenido sobre los temas y los personajes.
El periodista, testigo de su tiempo, solo lo será en la medida que logre transmitir diáfanas las imágenes que lo circundan. La crónica, la entrevista, el reportaje, unidos y vertebrados entre sí, guardan la común coincidencia de ir en busca del hombre. Quien penetra con acierto en las honduras del mundo y es capaz de descubrir facetas ocultas, contornearlas e imprimirles brillo y sabiduría, será maestro de la palabra.
Héctor Moreno mide la dimensión del tiempo y del hombre en doce crónicas que brotan espontáneas, trabajadas con lenguaje descriptivo y la necesaria nitidez de pensamiento para definir ámbitos que solo el escritor idóneo consigue rescatar para el futuro. Enfoques certeros, por ejemplo, como el que describe una faceta de Lino Gil Jaramillo a través de su socialismo humanista, pintan el estado del alma que no todos logran identificar. La muerte de Gardel, escrita con nervio y sensibilidad, se convierte en materia viva sobre aquel acontecimiento que perdura en la memoria pública, y que a pesar del transcurso del tiempo recuerda al ídolo de multitudes.
La crónica, con su característica de ensayo, es afortunado género literario para retratar el paso de los días. Este libro de Héctor Moreno, que acaba de salir con prólogo de Otto Morales Benítez, y que condensa perfiles vigorosos sobre hombres y hechos, constituye, a más de valioso aporte a las letras del país, el testimonio del periodista que se detiene con reflexión sobre el alma del tiempo en busca del hombre.
La Patria, Manizales, 17-VIII-1977.