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La Corporación Financiera Popular

domingo, 2 de octubre de 2011

Por: Gustavo Páez Escobar

Entre los instrumentos útiles para el país se cuenta la Corporación Fi­nanciera Popular. Su función básica es la de fomentar la pequeña y la mediana industria, y con tal postu­lado se ha convertido en podero­so motor de la economía colombia­na. Sus directores, cons­cientes de su misión y compenetrados de la necesidad de elevar el me­dio de vida del pueblo, han hecho de este instituto un mecanismo ágil y eficaz.

Todas las instituciones tienen, por fuerza, que superar no pocos esco­llos antes de definir su imagen ante el público. La Corporación Financiera Popular, que se proyectó para cumplir una vasta labor en el desa­rrollo industrial del país, tuvo que sortear naturales contingencias tan­to de tipo operativo como económi­co para llegar a convertirse, como lo es, en abanderada de las inquietudes de esa inmensa población de peque­ños y medianos productores que no contaban ni con recursos crediticios ni con estímulos para desplegar sus iniciativas.

La entidad fue ensayando siste­mas, corrigiendo errores, simplificando formularios, adiestrando a sus colaboradores, aprovechando las capacida­des de estos y apoyándose en la ex­periencia para estructurar mejores planes. Se criticó en sus comienzos, y vaya esto como ejemplo, la com­plejidad de los formularios, ideados con tal abundancia de renglones, trabas y pormenores, que los peti­cionarios, generalmente personas ajenas a complicaciones, desistían, solo comenzando, de llevar a térmi­no los pasos de la operación. Hoy no solo están diseñados formatos fáciles, sino que se cuenta con fun­cionarios que ayudan al solicitante y le brindan, sin costo alguno, la asesoría necesaria para el acopio de los datos y el diag­nóstico de la real necesidad crediti­cia.

Estos asesores visitan al industrial en su factoría o en su incipiente ta­ller, revisan el proceso de la indus­tria, examinan sus necesidades y orientan el plan indicado. Bien es sabido que el crédito ina­decuado, lejos de traer beneficios, creará traumatismos. La Corpora­ción Financiera Popular es una con­sejera, una amiga del industrial. Su labor no solo es de crédito, sino también didáctica.

En esta forma se ejecuta una sa­ludable política de beneficio social. El país requiere un vigoroso incre­mento industrial. Lo está buscan­do. La Corporación, cada día más especializada, lleva su radio de ac­ción a todos los rincones del país; fomenta, con crédito cómodo, la vida de las industrias existentes; estimula la creación de otras; genera empleo e impulsa el progreso de la nación.

Es sano registrar hechos reales. Lamentablemente muchos eje­cutivos son más dados a la palabre­ría, a las declaraciones ostentosas, al incensario, que a las obras tangi­bles. Hay mucha farsa en anuncios demagógicos, en planes ficticios, en propósitos imposibles, y pocos he­chos realmente elocuentes.

El doc­tor Guillermo Galán Correa, gerente general de la Corporación, y su equipo de colaboradores tanto en la directiva central como en las regio­nales conforman un grupo dinámi­co, bien estructurado y con cla­ro sentido de servidores de la co­munidad. No todas las entidades tienen la misma preocupación por ordenar esta clase de engranajes, crear mística en sus funcionarios y demostrar eficiencia en el servicio, y bien está que se destaquen méri­tos que deben servir de ejemplo pa­ra imitar.

La Patria, Manizales, 26-VII-1976.
Satanás, Armenia, 22-X-1976.

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Comentario:

Deseo agradecerle de manera especial la atención que dedicó a la Corporación en su columna de La Patria. Considero que sus comentarios sobre la entidad además de alentadores son de gran utilidad para el desarrollo de la labor en que nos encontramos empeñados. Guillermo Galán Correa, gerente general.

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