El Quindío arqueológico
Por: Gustavo Páez Escobar
Cuando hace varios años un grupo de personas cívicas, amantes de las tradiciones, aportó unas piezas de barro y unos dineros para poner la primera base de lo que se iniciaba como pequeña muestra arqueológica, no se pensó quizás que se estaba proyectando una obra grandiosa que habría de convertirse en representación auténtica de nuestras culturas aborígenes, sobre todo de la quimbaya, propia de esta región.
Primero como dependencia del Instituto Colombiano de Antropología y luego adscrita a la Universidad del Quindío, esta colección fue incrementándose con valiosas adquisiciones, y hoy está hoy bajo la administración del Banco Popular en los pisos 7o. y 8o. de su edificio de la ciudad de Armenia.
El Banco Popular no solo tiene el encargo de preservarla sino de aumentarla, como lo ha venido haciendo. Es propósito de la institución rotar la piezas de Armenia (junto con las del Museo que maneja en la Casa del Marqués de San Jorge en Bogotá, y otras situadas en varias sucursales del mismo banco) por distintos sitios del país, de tal suerte que la cultura precolombina penetre en la conciencia de la gente.
El Museo Arqueológico del Quindío, administrado con mística y exquisito gusto, y que está abierto al público inclusive los días feriados, es cada vez más visitado por turistas nacionales y extranjeros.
Contrasta en este museo la forma sobria como fue concebido, con la estética que, bajo la orientación de reconocidos antropólogos, se plasmó en un ambiente a la vez discreto y esplendoroso. Allí se rotan las piezas más representativas, como ánforas, alcarrazas, vasos sagrados, urnas funerarias, caciques, husos, silbatos, tinajones y gran variedad de objetos que, a manera de adivinanzas sobre sus costumbres y su personalidad, nos dejaron los pueblos primitivos.
Es el Quindío zona rica en tesoros arqueológicos. Aquí moró el pueblo quimbaya, considerado uno de los más avanzados tanto por su laboriosidad como por su ingenio. Las piezas desenterradas son exponentes de esas virtudes, y en ellas se advierte el arte con que los indígenas trabajaban la arcilla hasta formar figuras caracterizadas por la delicadeza y el refinamiento de sus formas.
El Quindío no solo es un sostén de la economía del país por la fertilidad de sus suelos, sino pueblo culto –cuna de poetas, escritores e intelectuales–, que se preocupa por conservar el inextinguible patrimonio que sigue extrayéndose por los exploradores de la tierra que conocemos como guaqueros.
Tanto en colecciones particulares como en este Museo Arqueológico que tiene ya más de 2.000 piezas, y que es patrimonio de la ciudad protegido por el Banco Popular, duerme un pasado de misterios y grandezas, con su semblanza de magnificencia.
La Patria, Manizales, 25-III-1976.