Pobres usuarios (2)
Por: Gustavo Páez Escobar
Comenta Alicia Marín de Bravo, de Barranquilla, que hace más de dos años sostuvo con Movistar una batalla de meses. Y le tuvieron que devolver, debido a reclamo que presentó a la Superintendencia de Industria y Comercio, $178.000 por cobros de un mal servicio. Hoy le mandan mensajes al celular cobrándole por la reconexión de un fijo que no tiene. Otra empresa –UNE– le cobra más de medio millón de pesos por un módem que hace más de un año devolvió por mal servicio.
Pedro Galvis compró en Bogotá una nevera Whirlpool en Casa Magna, y le fue recomendada como la mejor que existía. Tan pronto empezó a trabajar, la escarcha se rebosó, en el refrigerador, de manera exorbitante. De inmediato lo hizo saber para que le fuera cambiado el aparato. Como respuesta le dieron un teléfono, supuestamente de Whirlpool, para que lo atendieran. Le hicieron un arreglo a la carrera y la nevera siguió trabajando mal. Después todo quedaba caliente dentro de ella. Y se enteró de que Whirlpool no tiene presencia en Colombia. Son centros de servicios los que atienden, pero sin tener vínculo con la marca. Fueron muchas veces al apartamento, con el cobro de las visitas, hasta que algún técnico le informó que esas neveras fallaban y no tenían arreglo. Pasados tres años de tortura, tuvo que comprar otra nevera.
Carlos A. Ramírez está enredado con la ETB por la cuenta de servicios públicos que tenía contratada su mamá (fallecida). La línea telefónica de dicha empresa estaba instalada en el inmueble donde ella vivía, que no era propiedad suya, sino de sus hijos. Hoy el apartamento está vacío, y sus hijos desean descontinuar el teléfono, para que el comprador de la vivienda organice su propio servicio. Mientras tanto, los hijos tienen que pagar una tarifa mensual de $ 150.000, no obstante que el apartamento está cerrado. Al acudir al CADE, han puesto allí tal número de trabas y han pedido tal cúmulo de papeles, que el sufrido ciudadano se siente mareado. Todo lo que pide es que le retiren la línea telefónica, pero la empresa exige certificados de defunción del padre y de la madre, certificado de tradición y libertad del inmueble, actualización de documentos… Cuando piensa que ya todo está cumplido, vienen nuevas exigencias. Todo un camino tortuoso que lo tiene al borde de la locura.
Juan Campuzano pasa por una situación similar con la misma ETB. La línea telefónica que figuraba en su vivienda (6159869) fue cambiada hace tres años, y las facturas siguen llegando a su nombre. Antes de efectuar el cambio de la línea, se le había instalado, por presión de un vendedor, la fibra óptica. Esto se traduce hoy en que no solo se le viene facturando un teléfono que no usa, sino que todos los meses el costo le llega aumentado con el servicio de la fibra óptica. En numerosas ocasiones ha hecho el reclamo a la línea 177, donde le prometen que el mes siguiente quedará solucionado el caso. Así ha pasado un año.
El asedio de los vendedores de servicios es desesperante. Hace por lo menos dos años nos llaman de la ETB para ofrecernos la fibra óptica, y siempre les decimos que no estamos interesados. Es como si le habláramos a una pared, ya que a la semana siguiente vuelven a hacernos la misma oferta. Esto juega, de igual manera, con los bancos. Nos llaman para interesarnos en algún plan (a veces en las horas más inoportunas), y como nuestra respuesta no es favorable, siguen acosándonos. Por favor, señores ejecutivos, póngales coto a estos abusos demoledores. Esto no es mercadeo.
Mi hijo Gustavo pagó por internet a North Face un pantalón bermuda por $ 62.100, que se anunciaba con un descuento amplio. Al día siguiente recibió un correo donde le informaban que no había la bermuda, pero que se la cambiarían por una camiseta. Él respondió que no estaba interesado, y de paso les hizo ver que de esa manera atentaban contra los derechos del consumidor con una publicidad engañosa. Días después le informaron que iban a hacer una excepción: devolverle la plata y darle una camiseta, ante lo cual él manifestó que lo que había comprado era una bermuda con descuento, pero que aceptaba algo similar. Propuso una camiseta de manga larga para trotar, y la firma le pidió que consignara el excedente. Ante esto, solicitó que le devolvieran el dinero. Días después envió otro correo insistiendo en el caso, y no obtuvo respuesta. Salta a la vista la mañosa estafa en las compras por internet.
El Espectador, Bogotá, 1-VII-2016.
Eje 21, Manizales, 1-VII-2016.
El Satélite, 3-VII-2016.
Comentarios
Ojalá se reglamentara y se castigara el incumplimiento e irrespeto de los pulpos del comercio en todas sus escalas, desde el tendero hasta las multinacionales que nos exprimen como naranjas. Inés Blanco, Bogotá.
En cuanto a las compras por internet en Colombia, lo mejor es no arriesgarse. Conozco mucha gente a la que le ha ido mal en las páginas de compras por internet. Crótatas (correo a El Espectador).
Muy interesante su columna, y se puede decir que eso es pan de cada día. Visibilizar el problema es parte de la solución, pero creo que se debe poder hacer algo más efectivo para que en realidad estas empresas sientan al usuario. NHCL (correo a El Espectador).
Felicitaciones por los tres acertados artículos sobre los «tumbis» de que somos víctimas los compradores de bienes y servicios de las grandes empresas. Los casos mencionados pueden multiplicarse hasta el infinito. Por ejemplo: he sido, estoy siendo, víctima de similares prácticas defraudadoras por parte de Home Center, Directv, Alfa, Avantel, etc. Ramiro Borja Ávila, Bogotá.
Hace once meses está desocupado un apartaestudio (30 m2) y sin embargo la empresa de acueducto ha cobrado y cobra cada dos meses cargo fijo residencial: por acueducto, $44.914, por alcantarillado, $28.900 y por servicio de aseo, $18.320, para un total de $92.134. Codensa no ha cobrado valor alguno pues no ha habido consumo. Considero que la empresa de acueducto hace un cobro injustificado. Jaime Alberto Umaña Poveda.
En la medida que se pueda, es mejor no usar medios electrónicos ni tarjetas para hacer compras. Yo he venido teniendo problemas con la tarjeta de crédito del Banco de Bogotá, que sólo la uso para comprar pasajes cuando voy a Chile a visitar a mi hija. Me han llegado cuentas por compras en diferentes tiendas. El Banco me ha cambiado la tarjeta más de tres veces. Yo creo que hay en el Banco alguien que conoce los números de la tarjeta. Estoy esperando la respuesta de la Superintendencia Financiera, entidad ante la cual elevé la queja. Mirza Gómez Aranguren.