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Archivo para julio, 2016

Dos libros con alma quindiana

jueves, 21 de julio de 2016 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar

La escritora, periodista y educadora Gloria Chávez Vásquez, oriunda del Quindío, cumple 46 años de residencia en Estados Unidos. Allí ha publicado la mayoría de sus libros y de sus artículos de prensa. Ahora sale a la luz su novena obra, que lleva por título El libro de Yodín, y se puede adquirir a través de su página web.

En esta novela me ha despertado especial interés, como morador que fui de Armenia durante 15 años, encontrarme con el despegue del pueblo grande que era, hacia la ciudad moderna que llegaría a ser.

La protagonista repasa su familia, su barrio en formación, la vida social del pueblo, y trata de entender lo que le ha tocado vivir. Regresa a su adolescencia, evoca la naciente sensualidad, asiste al colegio de monjas, se acuerda de los muchachos enamorados, y en ese itinerario surgen veleidades, sueños y frustraciones.

Se construyen otras calles, aparecen personajes singulares, crece la familia, soplan nuevos vientos en el contorno. El pueblo comienza a borrarse, al tiempo que emerge la ciudad. Con la mutación y el progreso, con la irrupción del ruido y la alteración del sosiego, aumenta en Maribel “la necesidad de escapar a otra parte”. Palabras textuales que pintan una etapa de la vida de Gloria Chávez.

Novela de introspección, de vuelta al recuerdo, de arraigos y desarraigos, de buceo en la niebla y en la oscuridad, de apertura de otras dimensiones. Y también de identidad con la familia, ya que el libro está dedicado a sus ocho hermanos. En el éxodo de la patria chica anduvo lacerada la vida del inmigrante, que Gloria sufrió durante largo tiempo, hasta lograr la tranquilidad actual. Tranquilidad relativa en medio de la distancia de sus lares perdidos en las brumas del tiempo.

Leído el libro, me queda el sabor de la soledad que se percibe en Maribel. Para mitigar ese estado del alma, ella dialoga con el mago Yodín, espíritu que le susurra consejos al oído y le dicta sabias enseñanzas de vida.

* * *

En el Quindío ha nacido un nuevo escritor: Josué Carrillo, ingeniero geólogo de la Universidad Nacional y doctorado en la Universidad Técnica de Aachen (Alemania). En dicho país vivió durante largos años, y ha vuelto a su tierra nativa, donde en la edad dorada se revela como autor de tres libros de literatura: Memorias de un estudiante desmemoriado (2014), Un cuyabro en Alemania (2015) y Te acordás hermano qué tiempos aquellos y otras crónicas (2016).

Tuve la oportunidad de descubrir en el último de ellos a un prosista de estilo  ameno, ágil y descriptivo, que se solaza con la Armenia de mitad del siglo pasado y pinta a la maravilla sus modas y costumbres, entreveradas con el transcurrir de personajes singulares que marcaron la época.

Entre esos personajes está Vicente Giraldo, gran promotor del civismo y el progreso regionales. Una de sus empresas era Vigig, dedicada a la fabricación de arietes hidráulicos, trapiches y despulpadoras. Otra, la que elaboraba el champú Caspidosán Vigig, para eliminar la caspa, y el jabón Afeitol Vigig, para ablandar la barba. Sobre el primer producto, una propaganda decía: “Si no le cura la caspa, córtese la cabeza”.

En la Tipografía Vigig publicaron sus primeras obras los escritores quindianos. Y se editó Mi Revista, que bien puede considerarse la mejor del país en los años treinta. Yo conocí la colección completa que guardaba, con el mayor celo, mi amigo Mario Álvarez Maya, y escribí, entre agosto y septiembre de 1980, diez crónicas en La Patria de Manizales con el título La Armenia antigua, las que pueden consultarse en mi página web. Hoy casi nadie conoce la existencia de dicha revista.

Otro personaje que se airea en las páginas de Josué Carrillo es Euclides Jaramillo Arango, que nació en Pereira, y más tarde se radicó en Armenia, donde cumplió brillante labor como escritor, dirigente cívico y cafetero. Cuando alguien se mostraba indeciso para emprender un acto, Jaramillo Arango le decía, como empujándolo: “Hágalo, no se quede con la gana de hacerlo, que la vida es un quitadero de ganas”.

Sobre Evelio Quintero Villa, residente en Montenegro, dice que “fue una personalidad inclasificable y fascinante”. Era amante de la música y el arte, la poesía y las flores, y muy apasionado por la colección de guaquería que guardaba en su vivienda.

Desfilan actores de la vida pintoresca, como Repollito, que debía su nombre a su estatura de enana y era invitada de honor a las comparsas y las fiestas populares; o el “Conde del Jazmín”, o “Doctor Cuajada”, personaje entre excéntrico y fantástico, con toques de genialidad y locura; o el “Mocho” Jaramillo, que estacionaba su esbelto caballo frente al café “Destapado”, y la gente acudía a leer los anuncios de propiedad raíz que se anunciaban en el pescuezo, las ancas y los ijares del animal.

Y la “Ñata Tulia”, dueña de un renombrado burdel por cuya puerta penetraban con sigilo los notables de la población. Ella era muy complaciente con los jóvenes, a quienes enseñaba con generosidad las artes amatorias. En su honor, Alberto Gutiérrez Jaramillo, célebre por su chispa repentista y picante, escribió este soneto:

Era la «Ñata Tulia” un monumento / sin pedestal en mi ciudad, rescoldo / de un juego juvenil, vaso sin fondo, / lista al amor para cualquier momento. / Nos explicaba el sexto mandamiento, / y en la 50 levantó su toldo. / ¡Qué teatro era aquel! Mondo y lirondo / nadie la superó en sus movimientos. / De acuerdo al feligrés ella cobraba; / la tarifa no obraba en la premura / pues era Tulia la que más gozaba. / Todo Armenia recuerda su dulzura, / puesto que su portal lo traspasaban / ¡el notario, el alcalde y hasta el cura!

El Espectador, Bogotá, 15-VII-2016.
Eje 21, Manizales, 15-VII-2016.

Comentarios

En el meticuloso y acertado análisis de ambas obras, tanto la de Josué como la mía, ofreces a tus lectores lo mejor de nuestras intenciones. Muchas gracias por hacer las cosas tan bien hechas. Como decimos por aquí: haces la tarea. Y la haces a conciencia. Gloria Chávez Vásquez, Nueva York.

Me parece que se excedió; emplear la palabra escritor, tal vez sea demasiado pretensioso. Sin embargo, no deja de ser muy grato leer sus comentarios; aunque soy modesto, no dejo de recordar el “vanidad de vanidades” que dice el Eclesiastés del rey Salomón, y siento que con las palabras del artículo se ha inflado un poco mi ego. Créame que su opinión es un estímulo y me compromete a mejorar y a superarme en mi nueva ocupación de jubilado. Josué Carrillo, Armenia.

Interesante y provocador el libro del geólogo, no porque trae a recuerdo ese monolito inmarcesible del Quindío que fue, es y deberá ser Euclides Jaramillo Arango, sino porque les deja una huella a esos quindianos de hoy que creen que Vigig no existió poniendo granos de arena para que Armenia fuera lo que es hoy. Gustavo Álvarez Gardeazábal, Tuluá.

Con Josué Carrillo he tenido amistad desde que, siendo yo gerente de Empresas Públicas de Armenia durante el terremoto y la reconstrucción, con Josué ideamos la nueva estación de bombeo para la planta de Regivit y contraté con él los diseños para reforzar en concreto tres de los 21 túneles que traen el agua a Armenia desde la bocatoma, en La Playa (Salento), sobre el río Quindío. (Además de su amena pluma, tiene un verbo cargado de picaresca que resulta definitivamente entretenedor). Extraordinario el soneto del poeta Alberto Gutiérrez, quien fue un hombre excepcional, no sólo por su gran versatilidad para improvisar y su fino humor, sino por su visión como ingeniero. Armando Rodríguez Jaramillo, Armenia.

Aprecio tus enormes cualidades y condiciones de gran ciudadano y admiro al escritor que se llevó para siempre en su corazón al Quindío. Ojalá entre nuestros coterráneos existiera el sentido de pertenencia, la admiración y el amor que siempre ha demostrado en su obra literaria y sus columnas mi siempre apreciado Gustavo Páez Escobar. Jorge Eliécer Orozco Dávila, Armenia.

Respuesta. Muchas gracias, Jorge Eliécer. El Quindío sigue y seguirá vibrando en mi sentimiento. Gustavo Páez Escobar.

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miércoles, 6 de julio de 2016 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar

Comenta Alicia Marín de Bravo, de Barranquilla, que hace más de dos años sostuvo con Movistar una batalla de meses. Y le tuvieron que devolver, debido a reclamo que presentó a la Superintendencia de Industria y Comercio, $178.000 por cobros de un mal servicio. Hoy le mandan mensajes al celular cobrándole por la reconexión de un fijo que no tiene. Otra empresa –UNE– le cobra más de medio millón de pesos por un módem que hace más de un año devolvió por mal servicio.

Pedro Galvis compró en Bogotá una nevera Whirlpool en Casa Magna, y le  fue recomendada como la mejor que existía. Tan pronto empezó a trabajar, la escarcha se rebosó, en el refrigerador,  de manera exorbitante. De inmediato lo hizo saber para que le fuera cambiado el aparato. Como respuesta le dieron un teléfono, supuestamente de Whirlpool, para que lo atendieran. Le hicieron un arreglo a la carrera y la nevera siguió trabajando mal. Después todo quedaba caliente dentro de ella. Y se enteró de que Whirlpool no tiene presencia en Colombia. Son centros de servicios los que atienden, pero sin tener vínculo con la marca. Fueron muchas veces al apartamento, con el cobro de las visitas, hasta que algún técnico le informó que esas neveras fallaban y no tenían arreglo. Pasados tres años de tortura, tuvo que comprar otra nevera.

Carlos A. Ramírez está enredado con la ETB por la cuenta de servicios públicos que tenía contratada su mamá (fallecida). La línea telefónica de dicha empresa estaba instalada en el inmueble donde ella vivía, que no era propiedad suya, sino de sus hijos. Hoy el apartamento está vacío, y sus hijos desean descontinuar el teléfono, para que el comprador de la vivienda organice su propio servicio. Mientras tanto, los hijos tienen que pagar una tarifa mensual de $ 150.000, no obstante que el apartamento está cerrado. Al acudir al CADE,  han puesto allí tal número de trabas y han pedido tal cúmulo de papeles, que el sufrido ciudadano se siente mareado. Todo lo que pide es que le retiren la línea telefónica, pero la empresa exige certificados de defunción del padre y de la madre, certificado de tradición y libertad del inmueble, actualización de documentos… Cuando piensa que ya todo está cumplido, vienen nuevas exigencias. Todo un camino tortuoso que lo tiene al borde de la locura.

Juan Campuzano pasa por una situación similar con la misma ETB. La línea telefónica que figuraba en su vivienda (6159869) fue cambiada hace tres años, y las facturas siguen llegando a su nombre. Antes de efectuar el cambio de la línea, se le había instalado, por presión de un vendedor, la fibra óptica. Esto se traduce hoy en que no solo se le viene facturando un teléfono que no usa, sino que todos los meses el costo le llega aumentado con el servicio de la fibra óptica. En numerosas ocasiones ha hecho el reclamo a la línea 177, donde le prometen que el mes siguiente quedará solucionado el caso. Así ha pasado un año.

El asedio de los vendedores de servicios es desesperante. Hace por lo menos dos años nos llaman de la ETB para ofrecernos la fibra óptica, y siempre les decimos que no estamos interesados. Es como si le habláramos a una pared, ya que a la semana siguiente vuelven a hacernos la misma oferta. Esto juega, de igual manera, con los bancos. Nos llaman para interesarnos en algún plan (a veces en las horas más inoportunas), y como nuestra respuesta no es favorable, siguen acosándonos. Por favor, señores ejecutivos, póngales coto a estos abusos demoledores. Esto no es mercadeo.

Mi hijo Gustavo pagó por internet a North Face un pantalón bermuda por $ 62.100, que se anunciaba con un descuento amplio. Al día siguiente recibió un correo donde le informaban que no había la bermuda, pero que se la cambiarían por una camiseta. Él respondió que no estaba interesado, y de paso les hizo ver que de esa manera atentaban contra los derechos del consumidor con una publicidad engañosa. Días después le informaron que iban a hacer una excepción: devolverle la plata y darle una camiseta, ante lo cual él manifestó que lo que había comprado era una bermuda con descuento, pero que aceptaba algo similar. Propuso una camiseta de manga larga para trotar, y la firma le pidió que consignara el excedente. Ante esto, solicitó que le devolvieran el dinero. Días después envió otro correo insistiendo en el caso, y  no obtuvo respuesta. Salta a la vista la mañosa estafa en las compras por internet.

El Espectador, Bogotá, 1-VII-2016.
Eje 21, Manizales, 1-VII-2016.
El Satélite, 3-VII-2016.

Comentarios

Ojalá se reglamentara y se castigara el incumplimiento e irrespeto de los pulpos del comercio en todas sus escalas, desde el tendero hasta las multinacionales que nos exprimen como naranjas. Inés Blanco, Bogotá.

En cuanto a las compras por internet en Colombia, lo mejor es no arriesgarse. Conozco mucha gente a la que le ha ido mal en las páginas de compras por internet. Crótatas (correo a El Espectador).

Muy interesante su columna, y se puede decir que eso es pan de cada día. Visibilizar el problema es parte de la solución, pero creo que se debe poder hacer algo más efectivo para que en realidad estas empresas sientan al usuario. NHCL (correo a El Espectador).

Felicitaciones por los tres acertados artículos sobre los «tumbis» de que somos víctimas los compradores de bienes y servicios de las grandes empresas. Los casos mencionados pueden multiplicarse hasta el infinito. Por ejemplo: he sido, estoy siendo, víctima de similares  prácticas defraudadoras por parte de Home Center, Directv, Alfa, Avantel, etc. Ramiro Borja Ávila, Bogotá.

Hace once meses está desocupado un apartaestudio (30 m2) y sin embargo la empresa de acueducto ha cobrado y cobra cada dos meses cargo fijo residencial: por acueducto, $44.914,  por alcantarillado, $28.900 y por servicio de aseo, $18.320, para un total de $92.134. Codensa  no ha cobrado valor alguno pues no ha habido consumo. Considero que la empresa de acueducto hace un cobro injustificado. Jaime Alberto Umaña Poveda.

En la medida que se pueda, es mejor no usar medios electrónicos ni tarjetas para hacer compras. Yo he venido teniendo problemas con la tarjeta de crédito del Banco de Bogotá, que sólo la uso para comprar pasajes cuando voy a Chile a visitar a mi hija. Me han llegado cuentas por compras en diferentes tiendas. El Banco me ha cambiado la tarjeta más de tres veces. Yo creo que hay en el Banco alguien que conoce los números de la tarjeta. Estoy esperando la respuesta de la Superintendencia Financiera, entidad ante la cual elevé la queja. Mirza Gómez Aranguren.