Zonas francas turísticas
Salpicón
Por: Gustavo Páez Escobar
Un empresario antioqueño que leyó mi columna Cancún, ejemplo para imitar, quiso que conociera un interesante proyecto turístico que se adelanta en la Costa Atlántica, sobre el mar Caribe, a 37 kilómetros de Cartagena y 72 de Barranquilla. Primero que todo me hizo esta anotación: que tratándose de un artículo crítico sobre la baja calidad del turismo colombiano, derivada sobre todo de la falta de políticas oficiales, tenía un fondo constructivo y nacionalista.
Y como dicha nota propone imitar el desarrollo turístico de Cancún, uno de los sitios que en Méjico producen más beneficios para el progreso nacional, aquí está, me dijo el empresario, el plan en que trabaja un grupo de inversionistas antioqueños. He tenido oportunidad de estudiar con detenimiento los papeles que me confió, que no dejan duda sobre la seriedad y la trascendencia de la obra.
Sea oportuno saber que una ley reciente autorizó en el país la creación de las zonas francas turísticas internacionales. Tres ya están en marcha, entre ellas, la que aquí se comenta: Caribe de Indias Internacional S.A. Queda ésta, como antes se dijo, en inmediaciones de la ciudad de Cartagena, de donde dista 20 minutos por la Carretera de la Cordialidad, y 40 minutos de Barranquilla.
La condición de zona franca exime de todo impuesto a las empresas que se establezcan en el territorio demarcado (en este caso, de 347 hectáreas). Este privilegio es básico para impulsar, como lo busca la ley, polos de desarrollo que aparte de fomentar el turismo generen empleo y hagan surgir otras actividades de conveniencia pública. En el caso que se comenta, el proyecto cuenta ya con las licencias necesarias para el objetivo buscado, las cuales no son de fácil obtención.
La sociedad anónima que para este efecto se ha constituido en Medellín está formada por 600 acciones de $60 millones cada una, de las que ya han sido suscritas 350 en Antioquia, y las restantes están siendo vendidas en otras ciudades colombianas. La finalidad de la sociedad es adecuar el terreno con la infraestructura fundamental, y luego venderlo a firmas de primera calidad para que ellas exploten por su propia cuenta la hotelería, los casinos, las canchas de golf, los centros comerciales, la zona bancaria, los servicios públicos, los bancos, etcétera. En este proceso se obtendrá alta valorización de la tierra.
Ya tres entidades han adquirido sus propiedades, y se calcula que en dos años estarán en servicio los primeros hoteles. Entonces el proyecto será una realidad. Y en el curso de cinco o seis años se habrá formado una nueva ciudad de 40.000 habitantes. Siguiendo el modelo de Cancún, el afán prioritario del momento es planear en forma rigurosa esa ciudad del futuro.
Como atractivos se cuenta con vegetación privilegiada, estupendo clima tropical, hermosa topografía, 1.800 metros de playa, abundante agua y pureza ambiental. Los inversionistas que lo deseen pueden acogerse a planes favorables de entidades bancarias que han ofrecido su apoyo al proyecto.
Entusiasma saber que en esta forma, gracias a la iniciativa y al empeño de la raza antioqueña, camina con las perspectivas de éxito aquí señaladas un programa de envergadura que busca el progreso de la patria.
El Espectador, Bogotá, 17-VII-1997.