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Archivo para viernes, 16 de diciembre de 2011

El cinismo del Presidente

viernes, 16 de diciembre de 2011 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar

La imponente serenidad que el periodista español Bastenier le encuentra a nues­tro Presidente en reportaje publicado por El Espectador se aprecia en las respues­tas dadas por el mandatario a varios de los interrogantes sometidos a su conside­ración. Esa serena imponencia ante los descalabros que sufre el país en su go­bierno no le ha permitido rectificar el ca­mino equivocado.

Para él, los equivocados son sus contradictores. Según sus propias pala­bras, él nació para ser Presidente: «Mis padres tuvieron cinco hijos, para que cada uno nos dedicáramos a un oficio distinto y hubiera de todo como en botica. Y yo soy el hijo que por no alcanzar a ser pe­riodista, tuve que decidirme a Presiden­te». A Colombia le tocó en suerte, según esa apreciación, sufrir el destino del un­gido. El oficio de periodista era para Da­niel, y por cierto que él ha sabido desem­peñarlo con altura.

Los seis meses que duró el juicio ade­lantado contra Samper en la Cámara de Representantes, al final de los cuales fue absuelto –como era de esperarse cuando existe capacidad para manejar las fichas de la política–, no fueron perdidos para el país. Oigamos lo que dice al respecto: «Me han robado seis meses de presidencia, aunque en ningún momento dejé de go­bernar».

Entre gobernar y gobernar bien hay mucha diferencia. Hoy la gente se pregun­ta cómo puede vivir tranquilo un gober­nante que llegó al poder con el apoyo del narcotráfico; que pervirtió la moral pública; que consumió al país en tremendo desajuste; que ocasionó el défi­cit fiscal más agudo de las últimas tres décadas; que aumentó el desempleo en 800.000 personas; que desestabilizó la industria y traumatizó la agricultura; que agravó el enfrentamiento con los grupos alzados en armas; que perdió credibilidad en Estados Unidos y deterioró nuestra imagen internacional…

¿Qué puede pensarse de un país como el nuestro, dirigido por un hombre predestinado (al que mejor le hubiera correspondido ser periodista) que ocupa el ter­cer puesto entre los más corruptos del mundo? ¿Y que es vetado en el exterior por su fla­grante violación de los derechos humanos?

Samper dice que a su salida del Gobierno se radicará en España, donde piensa escribir un libro en el que re­velará unas cuantas verdades. ¿Más verdades? ¡Como las del elefante! Luego se pondrá a dis­posición del presidente de turno (que desde luego espera que sea Serpa) para continuar siendo útil a la patria. ¿Qué hará un ex pre­sidente de 48 años?, le pregunta el periodista. Y él dice que será jefe del Partido Liberal…

Adelantando en mis lecturas dominicales, me encuentro con otro reportaje, en terreno diferen­te: el de Libertad Lamarque.

Ella, que hoy tiene 88 años (40 más que Samper) y que goza de envidiable serenidad, dice que desea ser recordada como lo que siempre fue. «Nunca mentí –dice–, ni al público, ni a mis amigos, ni a mí misma. Yo soy toda verdad». ¿Podrá decir lo mismo nuestro Presidente?

La Crónica del Quindío, Armenia, 6-X-1997.

 

Cancionero mayor del Quindío

viernes, 16 de diciembre de 2011 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar

Dos años después de su publicación ten­go el gusto de conocer un libro de singular importancia: Cancionero mayor del Quindío. Su autor, Álvaro Pareja Castro, sociólogo e investigador musical, dedicó lar­gos años a la recolección de este patrimonio de la cultura quindiana representado en 2.500 canciones surgidas de sus 12 muni­cipios.

El Quindío es tierra musical y poética, y con ese carácter se ha destacado en el país. Grandes compositores autóctonos, como los Moncada, le han dado realce a la música y hoy acreditan una obra memorable, que es la que rescata el libro de Álvaro Pareja, quien para este propósito contó con la ase­soría de Martha Cecilia Valencia Álvarez.

Dos volúmenes sustanciosos, contenidos en cerca de 1.000 páginas, recogen el testi­monio del pueblo quindiano que a través del canto ha sabido interpretar el alma de la tierra. Aquí está el folclor regional más auténtico expresado en cuitas, amores y esperanzas, como una afirmación de la vida. Nunca, en este género, se había visto en el Quindío una obra de mayores alcances. Es el lega­do que se entrega a las nue­vas y futuras generaciones como el testimo­nio de un arte que se cultivó, y se sigue cul­tivando, para regocijar el espíritu y ennoble­cer la existencia

Hay que aplaudir el patrocinio editorial dado por el Comité de Cafeteros del Quindío, sin el que no hubiera sido posible la realiza­ción de la obra. Hoy por hoy la mayor em­presa difusora de la cultura quindiana es su Comité de Cafeteros, en buena hora dirigido por Óscar Jaramillo García, dinámico ejecutivo que entiende la cultura como par­te fundamental del progreso de los pueblos.

En días pasados hablaba yo en Bogotá con Gloria Chávez Vásquez, es­critora y periodista quindiana residente en Nueva York, sobre los rasgos más notables que exhibe la región cafetera. Y salió a flote el libro de que se ocupa esta nota, que yo todavía no conocía, y que no dudo en calificar como un logro extraordinario de mis amigos quindianos. Volver sobre el pasado, como lo hace Álvaro Pareja, es la manera de afirmar el futuro.

Otro hecho valioso es el de los índi­ces: cancioneros, discografía, intérpretes, compositores y canciones. Sin ellos, el libro hubiera quedado imperfecto. Conozco otra obra de gran dimensión, la titulada Ayer y hoy en mis canciones  (en 860 páginas), de Noel Salazar Giraldo, que abarca todo el país en el campo musical. El libro del Quindío no se queda atrás, y tiene la ventaja de reunir en esta sola región la demostración gigante de un pueblo laborioso y romántico que ríe y llora en canciones perdu­rables.

La Crónica del Quindío, Armenia, 5-VIII-1997

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El tren desaforado

viernes, 16 de diciembre de 2011 Comments off

Por: Gustavo Páez Escobar

El sitio de mi residencia era, hasta hace pocos años, uno de los más tranquilos de la capital. Había lo­grado preservarse contra la invasión de ruidos que hace insoportable la vida en Bogotá.

Un parque centenario le daba es­pecial encanto a este remanso de paz, que años después se volvería un infierno de estridencias. Un día llegaron unos funcionarios invisibles y marcaron los árboles que la Secretaría de Obras Públicas había condenado a muerte. Ésa fue la primera vez que los vecinos supimos que el parque iba a ser perforado para abrir una avenida vertiginosa.Avenida que, por haber dejado una obra deficiente y de enorme peligro, en el paso a nivel del ferrocarril, causa accidentes catastróficos, sin que las autoridades se den por enteradas ni res­pondan por los perjuicios.

Hasta donde me alcanzaron la pa­ciencia y las cuartillas, protesté por el arboricidio –o parquicidio– que preparaba la burocracia, pero todo fue en vano. ¿Sa­be el lector cuánto tiempo se necesita pa­ra formar un parque? Por lo menos 50 años. Esto se lo hice notar a la Alcaldía, pero el señor Alcalde me manifestó que esa decisión no podía revocarse y que el desarrollo de la ciudad no podía detener­se ante una arboleda desubicada.

Tiempo después llegaron las podero­sas maquinarias que en un santiamén nos dejaron sin parque. Este asesinato de la ecología era lícito dentro de los progra­mas de planeación urbanística. ¿Cuál planeación? Ésta que destruye los pul­mones de la ciudad y coloca en su lugar fierros de retroceso.

Dice Álvaro Mutis en La última escala del Tramp Steamer. «Detesto el tren. Me da la impresión de que son demasiados fierros y mucho ruido para un esfuerzo tan… tan necio». Pues bien. En el sector donde vivo nos quitaron el parque y nos pusieron el tren. Nos robaron la tranqui­lidad y nos castigaron con el bullicio in­fernal que producen las locomotoras en plena ciudad.

El tren comienza a proferir sus gritos desaforados. Sigue bramando como alma desesperada. No importa la hora que sea. Hoy, a las dos de la madrugada, cuando me despertó el estruendo de siempre, miré por la ventana del aparta­mento y vi que la calle estaba desierta. ¿Por qué, entonces, tantos pitazos? ¿Por qué tanto atropello? Porque aquí manda la sinrazón.

El gerente de Ferrovías debe de vivir muy lejos del paso de sus locomotoras. Yo quisiera proponerle que venga a mi barrio a comprobar el estruendo que denuncio, pero temo que no acepte mi invi­tación, ya que él cuida su sueño.

El país, en cambio, sueña con el ferro­carril de otras épocas: el que atravesaba los campos transportando a bajos costos la riqueza nacional. Ese ferrocarril es muy diferente al que hoy perturba la vida de la ciudad.

El Espectador, Bogotá, 23-VIII-1997

 

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Cartas a la historia

viernes, 16 de diciembre de 2011 Comments off

Salpicón

Por: Gustavo Páez Escobar

Carlos Arboleda González, director del Instituto Caldense de Cultura, pone en circulación, con el sello de Plaza & Janés, el excelente libro Cartas a 14 personajes de la historia. El autor, como consecuencia de hondas y variadas lecturas, presenta en su trabajo la vida resumida, y al mismo tiempo certera, de grandes actores universales en los campos de las letras, la monarquía, la música y la política.

La mitad de estos ensayos habían sido difundidos por el diario La Patria, de Manizales, donde despertaron interés en los lectores. En vista de ese hecho, el escritor amplió la lista de sus personajes y ahora recoge tales estudios en esta obra llamada a convertirse en valioso material para los amantes de la historia. Incluso el lector corriente encontrará aquí capítulos apasionantes de la comedia humana, protagonizada por 14 personajes de diversas condiciones sociales.

Veamos quiénes son esos personajes: María Estuardo, Federico Hölderlin, Thomas Jefferson, Luis XVI, María Antonieta, Guy de Maupassant, Joan Miró, Miguel de Montaigne, Benito Pérez Galdós, Ernesto Renan, Augusto César Sandino, Hipólito Taine, Piotr Ilich Chaikovski y Francisco Franco. El biógrafo, en tono coloquial, unas veces con el tuteo al amigo o al colega, y otras con el trato reverencial al monarca o al gobernante, hace amena y accesible la visión sobre sus personalidades.

La historia es mucho más que el acopio de fechas y la simple descripción de sucesos. Lo mismo que a las personas hay que buscarles el alma, es preciso imprimirles a los hechos su exacta temperatura y saber interpretarlos para hallarles su real significado. Si no se logra dibujar el ambiente, la historia se pierde. Arboleda González se convierte en retratista de paisajes y estados del alma.

La penetración en los rasgos ocultos, poco difundidos o mal tratados, de las vidas reseñadas, que no todo historiador capta con la agudeza y la gracia reflejadas en este libro, es factor esencial para entender los casos históricos. Es admirable el poder de síntesis con que se pintan las características básicas de estos protagonistas de la historia universal.

Resumir en 320 páginas 14 biografías de gente importante, sin que pierdan autenticidad y, por el contrario, imprimiéndoles novedad, es de por sí un arte. La vida de María Antonieta, por ejemplo, está condensada en 18 páginas. Y una de las mejores biografías que sobre esta reina se han escrito, la de Gérard Walter, tiene 345 páginas.

Muchas horas de estudio le demandó al escritor caldense la elaboración de su libro. Leyéndolo, se nota que hay en él conocimiento y erudición. No sólo es buen escritor sino buen sicólogo. Y para ser ambas cosas se requiere la disciplina de lector constante que siempre ha sido. Bien lo dice él mismo con palabras de Alfonso Reyes: «Hay mal de libros como hay mal de amores».

La Patria, Manizales, 7-VII-1997.
El Espectador, Bogotá, 10-VII-1997.

 

 

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Zonas francas turísticas

viernes, 16 de diciembre de 2011 Comments off

Salpicón

Por: Gustavo Páez Escobar

Un empresario antioqueño que leyó mi columna Cancún, ejemplo para imitar, quiso que conociera un interesante proyecto turístico que se adelanta en la Cos­ta Atlántica, sobre el mar Caribe, a 37 kilómetros de Cartagena y 72 de Barranquilla. Primero que todo me hizo esta anotación: que tra­tándose de un artículo crítico so­bre la baja calidad del turismo colombiano, derivada sobre todo de la falta de políticas oficiales, tenía un fondo constructivo y nacionalista.

Y como dicha nota propone imitar el de­sarrollo turístico de Cancún, uno de los si­tios que en Méjico producen más benefi­cios para el progreso nacional, aquí está, me dijo el empresario, el plan en que trabaja un grupo de inversionistas antioqueños. He tenido oportunidad de estudiar con de­tenimiento los papeles que me confió, que no dejan duda sobre la seriedad y la trascendencia de la obra.

Sea oportuno saber que una ley reciente autorizó en el país la creación de las zonas francas turísticas internacionales. Tres ya es­tán en marcha, entre ellas, la que aquí se co­menta: Caribe de Indias Internacional S.A. Queda ésta, como antes se dijo, en inmedia­ciones de la ciudad de Cartagena, de donde dista 20 minutos por la Carretera de la Cor­dialidad, y 40 minutos de Barranquilla.

La condición de zona franca exime de todo impuesto a las empresas que se esta­blezcan en el territorio demarcado (en este caso, de 347 hectáreas). Este privilegio es básico para impulsar, como lo busca la ley, polos de desarrollo que aparte de fomentar el turismo generen empleo y hagan surgir otras actividades de conveniencia pública. En el caso que se comenta, el proyecto cuen­ta ya con las licencias necesarias para el ob­jetivo buscado, las cuales no son de fácil obtención.

La sociedad anónima que para este efecto se ha constituido en Medellín está formada por 600 acciones de $60 millones cada una, de las que ya han sido suscritas 350 en Antioquia, y las restantes están siendo ven­didas en otras ciudades colombianas. La fi­nalidad de la sociedad es adecuar el terreno con la infraestructura fundamental, y luego venderlo a firmas de primera calidad para que ellas exploten por su propia cuenta la hotelería, los casinos, las canchas de golf, los centros comerciales, la zona bancaria, los servicios públicos, los bancos, etcétera. En este proceso se obtendrá alta valorización de la tierra.

Ya tres entidades han adqui­rido sus propiedades, y se calcula que en dos años estarán en servicio los primeros hote­les. Entonces el proyecto será una realidad. Y en el curso de cinco o seis años se habrá formado una nueva ciudad de 40.000 habitantes. Siguiendo el modelo de Can­cún, el afán prioritario del momento es pla­near en forma rigurosa esa ciudad del futuro.

Como atractivos se cuenta con vege­tación privilegiada, estupendo clima tropi­cal, hermosa topografía, 1.800 metros de playa, abundante agua y pureza ambiental. Los inversionistas que lo deseen pueden acogerse a planes favorables de entida­des bancarias que han ofrecido su apoyo al proyecto.

Entusiasma saber que en esta forma, gracias a la iniciativa y al empeño de la raza antioqueña, camina con las perspectivas de éxito aquí señaladas un programa de enver­gadura que busca el progreso de la patria.

El Espectador, Bogotá, 17-VII-1997.