Raíces familiares
Salpicón
Por: Gustavo Páez Escobar
Bajo la compilación del presbítero Jorge Medina Escobar –capellán del Batallón Guardia Presidencial, Universidad de la Salle y Universidad Jorge Tadeo Lozano– se publica uno de esos libros que sólo se aprecian cuando entran en circulación: un árbol genealógico. Tesonera labor cumplida tras largos años de investigación, con el concurso de varias personas, entre ellas, Luis Carlos Escobar Molano, gran estudioso de esta genealogía.
Los troncos de las familias boyacenses analizadas (linaje que me honra por la línea materna) son los siguientes: Medina, Calderón, Escobar, Corso. Estos apellidos provienen de España, Portugal e Italia, y la llegada de los primeros inmigrantes a Colombia se remonta a 250 años atrás. De estos ancestros se ha derivado una descendencia heterogénea donde se destacan estadistas, políticos, diplomáticos, escritores, periodistas, militares, eclesiásticos, médicos, ingenieros, hacendados.
En el apellido Calderón sobresalen Clímaco y Carlos Calderón Reyes, que desempeñaron altas posiciones como las siguientes: ministro, embajador, senador, procurador general, canciller, miembro de la Constitución de 1886, presidente encargado de la República. Aristides Calderón Reyes fue ministro y presidente del Estado Soberano de Boyacá, y se casó con Ana Rosa Tejada Marino. Ellos fueron propietarios de la histórica hacienda Tipacoque. Una de sus hijas, Carmen Calderón Tejada, fue la esposa del general Lucas Caballero Barrera, y en este matrimonio nacieron los insignes escritores y periodistas Lucas y Eduardo Caballero Calderón.
Con el apellido Corso, de origen italiano, vinieron al país científicos de la Expedición Botánica, que apoyaron a Nariño y a los próceres de la época.
Los apellidos Medina Calderón y Medina Escobar tuvieron como tronco primario a Agustín Justo de Medina, fundador de la hermosa hacienda El Salitre, familias con eximias actuaciones en campos como el militar, el religioso y la abogacía.
El apellido Escobar, de origen portugués, se conoce en Boyacá desde 1735 con Antonio de Escobar y Tamayo, corregidor y juez de la provincia de Tunja. Sobre mi abuelo Policarpo Escobar Corso se cuenta que acompañó al general Ramón González Valencia cuando éste se posesionó como presidente de Colombia en 1909, en viaje de Pamplona a Bogotá, con paso por Soatá. El libro trae esta memoria: «Como anécdota de este viaje se recuerda que en la escala hecha en Chocontá, tanto el señor presidente como don Policarpo, sin previo acuerdo, se dieron cita en el atrio de la iglesia para entrar a la misa de cinco de la mañana, con lo cual se confirma el justo título de presidente cristiano dado al general González Valencia».
Imposible hacer caber en la brevedad de esta nota, siquiera en forma somera, las características de tantos miembros que forman los ancestros investigados, cuya posteridad se encuentra regada por diversos sitios de Colombia y el exterior. Sobre estas familias, ramificadas en numerosos apellidos, cabe decir que están comprometidas por el sentido ético de la vida, los valores morales y religiosos y el servicio a la patria, dones que configuran el alma boyacense.
En un club campestre de Bogotá nos reunimos en días pasados, por primera vez, 400 integrantes de nuestra raza, orientados por esta premisa anotada en el libro comentado: «En memoria de nuestros ancestros para que su ejemplo y méritos constituyan compromiso y estímulo a nuestros descendientes».
El Espectador, Bogotá, 5-X-1992