La prensa de provincia
Por: Gustavo Páez Escobar
Mantener un órgano periodístico en la provincia colombiana es empeño que exige considerable esfuerzo. Suele criticarse, casi siempre sin fundamento, la ausencia de un periódico de vuelo nacional en las capitales de departamento, pero no se repara en lo que significa una empresa de tal naturaleza. Las ciudades deben conformarse, por tanto, con uno o dos periódicos de tono local, porque salir al ámbito del país es tarea de titanes.
El periodismo, más que medio informativo o cultural, es apostolado. Ejercerlo es riesgo que pocos corren. Generalmente el proyecto vigoroso que se ha iniciado con el anuncio de una larga vida queda tendido en mitad del camino por falta de recursos económicos, para no hablar de la apatía de la gente que suele ignorar los afanes de estos programas.
Armenia, que tuvo en su vida de pequeña provinciana más periódicos que en la actualidad, cuando ya es grande, sabe de buena cantidad de hojas periódicas que han fenecido por carencia de estímulo local. Se han visto periódicos de todos los estilos, desde los serios y con trazas solemnes, hasta los ligeros y humorísticos; desde los de variedades hasta los literarios, pasando por los panfletarios y los de virulento estilo. Hace poco alguien elaboró una lista, desconcertante por su magnitud. Y es que Armenia, y en general el Quindío, es tierra de inquietudes intelectuales.
Estos son algunos de los medios periodísticos con que cuenta la ciudad:
La Patria, con su separata diaria dedicada al Quindío, es una prensa permanente que permite obtener la visión actualizada sobre los hechos, la política y las ideas. Gracias a su seriedad, técnicas y enfoques se ha convertido en el diario de los quindianos.
El Quindiano, el semanario que no ha fallado ninguna vez en su programación hebdomadaria, es loable empeño que vive preocupado por la vida comarcana. Su voz se mantiene altiva e independiente. Es un órgano vigilante de las costumbres gubernamentales que no tiene inconveniente en criticar los vicios de la politiquería, con más libertad de la que permite nuestra estrecha vida parroquial.
Satanás, de larga existencia, no se deja doblegar por el paso de los años. A veces parece como si fuera a quedar enredado en la última curva, pero sigue airoso por su senda diabólica. Su nombre es célebre. Es termómetro de la vida local. Critica, a veces con acerbidad, los errores públicos y no se detiene ante los obstáculos.
Diario del Quindío, que se proclama como diario pero que en realidad sale cuando puede, no contará con mucha circulación pero tiene el mérito de su larga resistencia. En épocas pretéritas hubo otro Diario del Quindío, dirigido por Eduardo Arias Suárez, otro esfuerzo tenaz del periodismo provincial.
Existen otras hojas de menor regularidad. Todas se preocupan por llegar al público y luchan por sostenerse entre grandes dificultades.
La Patria, Manizales, 12-V-1981.