Parque industrial
Por: Gustavo Páez Escobar
Ha venido abriéndose campo la idea de constituir en Armenia un parque industrial, y bien vale la pena que después de la conferencia dictada por el doctor Guillermo Galán Correa, gerente general de la Corporación Financiera Popular, se ventilen algunos puntos de vista en torno a dicha iniciativa.
Importantes industriales de la ciudad, orientados y estimulados por la Corporación Financiera Popular y la Fundación para el Desarrollo Industrial y Agrícola del Quindío, se han convertido en promotores del programa.
Armenia, que ha venido preocupándose por su industrialización, cuenta ya con diferentes tipos de industria y se ve el interés por mantener este espíritu de progreso y por lograr la vinculación de firmas foráneas. Cuenta Armenia, y en general el Quindío, con factores óptimos para manejar industria pesada, con proyecciones nacionales, pero el proceso ha sido lento y se ha tenido que luchar contra el querer o la apatía de ciertos sectores que consideran que el café debe seguir siendo la única meta regional. Lo importante es montar industrias, si son estas las que logran el auténtico progreso de las ciudades, sin desatender, como es natural, el cultivo del café.
La industria regional muestra impulso significativo. Dispersa y desarticulada en distintos lugares, está en mora de formar un frente común. Es obvio que al instalarse en un mismo sitio llegarán condiciones más propicias para su funcionamiento y evolución técnica, consiguiendo de paso reducción de costos y aumento de utilidades.
El concepto de parque industrial busca mejores oportunidades para los trabajadores del ramo y una contribución importante al bienestar colectivo. El parque industrial, que no solo consiste en la agrupación de industrias, sino en establecer una comunidad cooperada por puntos de vista y realizaciones productivas, significa también un impulso a las proyecciones urbanísticas de la ciudad.
Un proyecto de envergadura como el que se contempla para Armenia permitiría la adecuación de terrenos hoy marginados, mediante el adelanto de las respectivas obras de infraestructura. Al propio tiempo, se abrirían fuentes de empleo y más tarde nacerían las cooperativas, los servicios comunales –como droguerías, supermercados, colegios–, hasta poner en marcha todo un complejo industrial que haría crecer la capacidad local y atraería, sin duda, el interés de industriales de otras regiones.
La brillante exposición del doctor Guillermo Galán Correa ha convencido a los industriales de la ciudad en la necesidad de luchar unidos hacia dicha meta. Es preciso que esta clase de aportes reciban entusiasta acogida. Con el necesario ánimo de colaboración, unido a la seriedad y la constancia que impone la vocación industrial, se hará realidad la idea.
Entidades regionales de tanto prestigio como el Comité de Cafeteros han ofrecido su apoyo. La Corporación Financiera Popular, motora del fomento industrial del país, ofrece líneas de crédito muy llamativas para beneficio de los industriales y de la ciudad. En manos de estos queda la solución.
Satanás, Armenia, 18-XII-1976.