La cultura en el Quindío
Por: Gustavo Páez Escobar
No anda equivocado el semanario Satanás cuando afirma que los escritores quindianos carecen de todo apoyo del gobierno departamental. Esto, por otra parte, es llover sobre mojado. Solo eventualmente se aprecia alguna excepción, que por ese hecho resulta mortificante, pues la cultura no debe ser excluyente. El Quindío es tierra fecunda para producir intelectuales que hacen sobresalir el nombre del departamento a escala nacional, pero poco afortunado para recibir mayor atención en el campo de la cultura.
No puede concebirse el progreso material si no va entremezclado con el cultivo de la inteligencia. Lo que se dice respecto al escritor es extensivo, desde luego, a las demás expresiones del espíritu, como la pintura, la música, la escultura,
el teatro, el periodismo. Las oficinas de extensión cultural no deben ser solamente casillas de la burocracia. Es preciso que creen, que motiven, que empujen el desarrollo espiritual. Y que dispongan de presupuestos apropiados. De lo contrario no tienen sentido.
Quien ha cometido la osadía de publicar un libro no debería ser, como sucede en nuestro medio, un marginado de la protección oficial. Parece ser una consigna la que se ha contagiado en el ambiente para responder, aquí y allá, que no existe presupuesto. ¿Será que la cultura se está convirtiendo en una actividad mendicante, para no decir que vergonzosa para muchos?
Entusiasma observar el interés con que en otros lugares se fomentan estas inquietudes. En la vecindad, Caldas continúa en su ininterrumpida labor de prolongar su famosa biblioteca de autores caldenses. Es Caldas una parcela de la intelectualidad. Y si tiene figuras célebres es porque ha sabido alentarlas. Siempre que el país quiere saber de cultura, debe mirar hacia ese picacho de la cordillera andina. Políticos, oradores, diplomáticos, gobernantes se han formado bajo las alas maternas del humanismo. Es una semilla que sus gentes no dejan marchitar.
Ayer, no más, el señor Presidente de la República, al exaltar los 70 años de la fundación del departamento, decía: «Esta administración no quiere que se erosionen en forma alguna la tierra, la cultura, la economía, el modo de ser de los habitantes de Caldas». Pero antes, en el mismo documento, había expresado que cuando «yo digo Caldas, cobijo como los de mi generación a los que vienen de atrás, del llamado Viejo Caldas».
Que se acreciente el espíritu de cultura en este Quindío que tanta gloria, igualmente, le ha dado a Colombia, no solo es un anhelo sino una necesidad.
La Patria, Manizales, 20-IV-1975.