Periodismo carcelario
Por: Gustavo Páez Escobar
Llegó a Armenia un director de cárcel con alma de periodista. Persona activa, amable, humana. Dicen que hizo buena obra. No sé por qué salió del puesto. Fundó un periódico. Estaba bien editado; demasiado bien para ser impreso en el penal. Pero el periódico murió con la salida del director. ¡Lástima grande porque la sociedad necesita periodismo en las cárceles! Repasando mis archivos encuentro un grato recuerdo, que no me resisto a transcribir:
Armenia, junio 10 de 1972. Señor don Fabio Gómez Gómez, director del periódico Cultura. Amigo director: Me hallaba en mora de hacerle llegar mi voz de aplauso por la aparición del periódico Cultura, que, fundido en los talleres carcelarios, hace evidente el sentido de la rehabilitación del hombre. Causa asombro y admiración el encontrar que sea la propia mano del preso, la misma que a lo mejor se exaltó en el torbellino de la vida, la que ahora acomoda con paciencia y reflexión las hileras del plomo que fabrica ideas, en lugar de causar estragos.
Llegado el periódico a su cuarto número, en tan corta existencia, sorprende ante todo la tenacidad de la empresa, y luego es preciso destacar el esfuerzo de quienes hacen posible la aparición de estas páginas de maravilloso contenido periodístico.
Encuentro en el último número los generosos conceptos que sobre mi novela Destinos cruzados escribe el periodista Ariosto Cardona A. Sus palabras me alientan y entusiasman. Me parece extraordinaria la ocasión para sentirme orgulloso al ver comentada mi obra en el órgano que busca rehabilitar al hombre. La esencia de la novela es la rehabilitación.
Mil gracias al amigo Cardona por el buen enfoque de sus comentarios. «Pueda ser que no sea usted un huésped de paso en la literatura», me recuerda el periodista. Yo le contesto que confío no serlo, pero si así fuera, estoy ya recompensado sabiendo que mi libro ha llegado a manos del recluso, llevándole un mensaje de esperanza en la vida.
Una cordial congratulación. Me apropio la idea del amigo Ariosto para decirle a usted: “Pueda ser que no sea usted un huésped de paso en el periodismo”. ¡Adelante! Cordialmente, GPE
La Patria, Manizales, 4-II-1974.