Escritos y dibujos de Álvaro Gómez
Por: Gustavo Páez Escobar
Pocos secuestrados consiguen escribir y difundir desde su cautiverio testimonios trascendentes, como lo hizo Álvaro Gómez Hurtado durante los 53 días que en 1988 permaneció retenido por el M-19.
El poeta Jotamario Arbeláez escribió en aquella época una interesante crónica –que reproduce El Tiempo en Lecturas Fin de Semana del pasado 13 de enero– donde relata la circunstancia privilegiada que lo convirtió en enlace para recibir del comandante Carlos Pizarro los originales de 200 páginas que recogían escritos y dibujos elaborados por el cautivo, y luego entregarlos al propio Gómez Hurtado, que después de su liberación adelantaba la escritura del libro Soy libre (publicado por Ediciones Gamma en 1989). Sin embargo, en este libro no fueron incluidos tales documentos, como era la intención de hacerlo.
¿Qué sucedió para que Gómez Hurtado no hubiera dado cabida en su obra a dicho material, del que sólo tomó algunas cartas? Es la pregunta que Arbeláez se ha formulado durante los 18 años siguientes. Asesinado Gómez Hurtado en 1995, en sus archivos no se halló el legajo de las 200 páginas rescatadas por el poeta, lo que hace presumir que los documentos se extraviaron o fueron destruidos. Ante tal conjetura, Arbeláez entregó en estos días al rector de la Universidad Sergio Arboleda fotocopia completa de los documentos, con el fin de que se integren a la biblioteca de Gómez Hurtado, donada por su familia al centro docente, y para que ojalá se edite un libro con este legado de vital importancia.
Pienso yo que la documentación aludida ha podido publicarse, en forma total o parcial, en dos libros diferentes al de Gómez Hurtado que vieron la luz en aquellos días: Itinerario político de un secuestro (Tercer Mundo Editores, 1988), de Rodrigo Marín Bernal, y Rolando está en camino (Editorial Kelly, 1989), de Felio Andrade Manrique. Apoyo esta suposición en una reseña biográfica escrita por Alberto Bermúdez (acucioso biógrafo de Laureano Gómez y de Álvaro Gómez), en la cual manifiesta que “los detalles de la liberación con muchos documentos producidos por el secuestro” están publicados en tales obras.
Libros hoy de difícil consecución. Pero ambos reposan en la Biblioteca Luis Ángel Arango, como lo investigué por internet. Me falta localizarlos en la propia biblioteca. Sea lo que fuere, ahora se le presenta a la Universidad Sergio Arboleda la ocasión de rendir un justo homenaje a Gómez Hurtado –fundador de ella y profesor de la cátedra de Cultura Colombiana en su Escuela de Derecho–, mediante la edición de las valiosas páginas de que ha sido custodio Jotamario Arbeláez. Espléndida crónica la suya sobre esta historia en buena hora revivida por Lecturas Fin de Semana.
El Espectador, Bogotá, 19 de enero de 2007.